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***Autoinmolación Luis Enrique Martínez Rumo Nuevo Cuando la combi de la ruta El Guayabal se detiene distante de la parada del templo de La Conchita (costumbre ya regla de estacionarse a mitad de la calle) la joven pasajera, después que desciende del vehículo su hija, deposita en la mano derecha del auriga el presunto pago […]
3 de enero de 2017

***Autoinmolación

Luis Enrique Martínez
Rumo Nuevo
Cuando la combi de la ruta El Guayabal se detiene distante de la parada del templo de La Conchita (costumbre ya regla de estacionarse a mitad de la calle) la joven pasajera, después que desciende del vehículo su hija, deposita en la mano derecha del auriga el presunto pago por el servicio. De inmediato, este al ver las monedas reclama: «Faltan dos pesos, señora».
Como no queriendo la cosa, la interfecta hurga en su bolso de mano y en seguida saca la moneda que satisface la demanda del chofer que durante la breve espera ya reiteraba, a los demás pasajeros, que a partir del 27 diciembre de 2016, la tarifa en el transporte de combi era de 8.50 y no de 7.50 pesos como presumiblemente la desinformada usuaria creía.
En el trayecto de la colonia Primero de Mayo a la Secretaría de Seguridad Pública, dos usuarios ya manifestaban en voz alta el desmedido aumento al transporte de taxis en la villa Parrilla: «Por el gasolinazo, desde ayer le subieron diez pesos. Ahora cobran 50…»
A través del celular, el conductor también hizo pública una conversación con algún compañero del gremio: «No me dijo cuánto, sólo que fuera igual a lo de ayer…o sea 400 pesos…»
Y mientras su inédito interlocutor seguía la conversación, el chofer de la combi revelaba que, también a su desconocido «patrón», le había dicho que este lunes sería diferente; que para este día debería considerar el gasolinazo. Al medio día, la unidad iba semi vacía. Y un improvisado chalán que iba sentado en la parte posterior derecha del vehículo, a cada parada ofrecía el servicio: «¡Centro, Finanzas, Comisión Federal de Electricidad, Plaza de Armas, La Conchita…»
Precisamente en está última estación, empezó a perfilarse la autoinmolación ciudadana ante el desregulación de los precios al consumidor de las autoridades.
Un adulto mayor que se había mantenido callado durante el trayecto, luego que la señora completo el pago del pasaje de 8.50 pesos (aquí vale citar que con el gasolinazo, la tarifa del transporte público en la Ciudad de México es de 5, 6 y 4 pesos en el Metro, Metrobús y Trolebús, respectivamente), salió de su ensimismamiento, y narró una experiencia reciente:
«Acabo de hacer un trabajo de plomería. Cobré ya con el gasolinazo y el cliente se ofendió. No me pagó los 650 pesos que le pedí sino 400…no importa, a la próxima le digo que pague por adelantado…»
Y el chalán con cara de pocos amigos, insistía: «Malecón, mercado Pino Suárez…» Y ahí, en esta central de abasto es donde el aumento salarial como ante el gasolinazo, deja en la indefensión al consumidor. La voracidad del comerciante no tiene límite.

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