Transparencia política
Enredos históricos Resulta, además, indudable que para sembrar un poco de patriotismo conviene perseguir sin tregua los insidiosos errores históricos. Fidel Pérez- Mínguez 170125 Erwin Macario Si bien en los datos controvertidos de la historia de Villahermosa, y en general de Tabasco, no puede hablarse de engaños mal intencionados, sí es menester perseguir y remediar […]
29 de junio de 2020

Enredos históricos

Resulta, además, indudable que
para sembrar un poco de patriotismo
conviene perseguir sin tregua los
insidiosos errores históricos.
Fidel Pérez- Mínguez 170125

Erwin Macario
Si bien en los datos controvertidos de la historia de Villahermosa, y en general de Tabasco, no puede hablarse de engaños mal intencionados, sí es menester perseguir y remediar hasta donde se pueda los errores históricos que confunden, que enredan.

Indudable es que esta tarea tan ardua y difícil compete, principalmente, a los historiadores, pero en esos caminos escabrosos hemos metido nuestra pluma, en los recientes años, los periodistas.

Y, en anacronía —al igual de quienes pretenden situar en el siglo XVI la “fundación” de Villahermosa— algunos hemos asumido el papel de abogados del diablo para evitar que se siga beatificando o canonizando como verdad irrefutable algunas aseveraciones “históricas” que, insisto, no son insidiosas, no buscan perjudicar, pero sí mantienen una confusión que año con año se manifiesta.

Anacronía situar a Villahermosa en 1546 o a fines del siglo XVI. Anacronía hacer de abogado del diablo como los defensores de la fe instituidos en el año 1587 por el papa Sixto V para evitar que llegaran a los altares quienes no lo merecían. Tal era el desempeño de esos promotores de la fe, tal el ardor para combatir las propuestas para beatificar o canonizar, que se les acusó que servían no a Dios sino al diablo. Abogados del diablo.

Dios nos libre del anatema de estar contra Tabasco, cuando mentes más lúcidas establezcan la verdad ahora un poco controvertida. En mi caso particular no he sino tratado de ser, al dejar constancia de la historia cotidiana, sólo un ayudante de campo de la Historia.

En mi más reciente entrega —TP del viernes 26—, mencione a los colegas Guillermo Hubner Díaz y Homero Calderón en referencia al tema de Villahermosa. Aquel calificando de bizantina la discusión sobre nacimiento de nuestra ciudad. Éste manifestando su amor a Villahermosa, sin importar su edad. De ella.

Este lunes 29, documenta la prueba del interés periodístico la columna La Posta, de Juan José Sánchez Gálvez, publicada anteayer sábado 27 con el título “San Juan Bautista”: “Cada año, el aniversario de la Ciudad de Villahermosa levanta polémica entre los polémicos, unos dicen que se fundó en junio y otros que en marzo”.

En otras ocasiones he traído al espacio del debate a otros que sobre el tema han escrito. Entre ellos a Jorge Priego Martínez, periodista, escritor e historiador, así como a las fuentes primigenias del error, José Eduardo de Cárdenas, Manuel Gil y Sáenz y Diógenes López Reyes, entre otros. Sin dejar de mencionar a quienes han sido un poco de luz en mis incursiones en el asunto: Geney Torruco Sarabia, con Villahermosa nuestra ciudad, y Ana Luisa Izquierdo con su libro El abandono de Santa María la Victoria y la Fundación de San Juan Bautista de Villahermosa. También entre otros.

Héctor Valencia Reyes, historiador y maestro investigador en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT), ha motivado esta entrega periodística de hoy, mediante diálogo virtual por la sana distancia y el aislamiento obligados por el Covid-19.

Me dice HVR: “Los documentos y las evidencias sobre todo el asunto ya fueron publicados por la UNAM, en un trabajo de la historiadora Ana Luisa Izquierdo. También el historiador Mario Humberto Ruz, ha investigado sobre el tema y, también lo ha publicado. El problema radica en que muchos aficionados a la historia, usted ya los señaló arriba, no conocen como trabajar con las fuentes de archivo, no saben cómo consultar un archivo histórico; por lo tanto, esos aficionados han reproducido muchas ideas falsas sobre la historia de Tabasco”.

Se refiere Héctor, al decir “usted ya lo señaló arriba”, al epígrafe de mi texto TP del viernes 26 de junio en que utilicé aseveración de Ferdusi Bastar Mérito: “La macolla de cultureros incrustados en nuestras instituciones de ´cultura’, que medran acomodando y falseando los hechos históricos, han logrado que por la ignorancia de algunas autoridades se hagan celebraciones como la supuesta fundación de nuestra ciudad un 24 de junio como San Juan Bautista”.

A fuer de que se me confunda no como abogado del diablo o defensor motu proprio de la verdad histórica sino como aquellos abogados de los que dice el refrán “lo que desenredan diez hombres buenos lo vuelve a enredar un picapleitos», tengo que confesar que si bien no logro entender lo de la fundación en el libro de Ana Luisa Izquierdo, si me queda claro que es a principio del siglo XVII cuando sucede el abandono de Santa María la Victoria y me falta entender la fundación de San Juan Bautista de Villahermosa.

De todas formas, otra vez junio —y ahora la confinación por la pandemia— me ha llenado de dudas sobre lo que se dice de Villahermosa, su escudo, su historia (que Pellicer dice no tiene, como las mujeres decentes) y me ha hecho ampliar mis, no muy ordenadas, investigaciones hacia Felipe II, el rey prudente, de quien dicen nos dio el escudo que Tabasco usa.

Leer Psicología de Felipe II, las conferencias dadas, en 1925, en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España, por Fidel Pérez-Mínguez, bibliotecario de dicha corporación, no sólo me ilustra, sino que hoy ha dado lugar al epígrafe de esta columna. Queda mucho.

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