Teapa ayer. 6ta parte
Emilio Antonio Contreras Martínez de Escobar 1918 ANTONIO MOJICA SE SUBLEVA EN TEAPA. Otro acontecimiento de esta revolución sin bandera, fue el solevantamiento de Antonio Mojica en el barrio de Tecomajiaca. Una madrugada del mes de Diciembre de 1918 Antonio Mojica se sublevó en Tecomajiaca. Con él ingresaron Manuel Roca Pedrero, Melesio y Humberto Jiménez, […]
9 de noviembre de 2019

Emilio Antonio Contreras Martínez de Escobar

1918

ANTONIO MOJICA SE SUBLEVA EN TEAPA.

Otro acontecimiento de esta revolución sin bandera, fue el solevantamiento de Antonio Mojica en el barrio de Tecomajiaca.

Una madrugada del mes de Diciembre de 1918 Antonio Mojica se sublevó en Tecomajiaca. Con él ingresaron Manuel Roca Pedrero, Melesio y Humberto Jiménez, Orlando Ruiz Carrillo, Leonardo Brindis de la Flor, y seis más, los que a caballo y armados salieron con rumbo a la Ribera del “Cerro” y se dedicaron a espantar a los humildes rancheritos sacándoles el dinero que pudieron y dejándolos sin caballos, sillas y armas. Cuatro días después de estas correrías, sin que nadie los atacara, en forma salvaje fueron a asaltar la Finca “ El Estoraque”, de don Pedro Salazar y allí sin causa justificada fue asesinado el joven Francisco Salazar Odiardi, que había sido Teniente Carrancista del Corl. Luis .P. Vidal, al mismo tiempo agredieron a balazos al inofensivo ranchero don Pedro Salazar quien fue traido a Teapa y falleció en la casa de su hermano Don Tirzo; acto seguido Mojica y sus rebldes tomaron el camino del campamento “El Trapiche” en donde se unieron a Ramos. 21

ASESINATO DEL CREL. PEDRO CALZADA Y DE SUS HIJOS LAUREANO Y EFRAIN EN TEAPA.

Una vez hecha la rendición de los de la Huertista en Ocozingo, Chiapas, al mando éstos del Gral. Cesar A. Lara porque el Gral. Pineda ya se había intervenido en Guatemala el General Bravo Izquierdo les otorgó SALVOCONDUCTOS a todos para que pudieran retornar con garantía a su lugar de origen. Así fue como llegó el Coronel Calzada a Teapa en unión de sus hijos Laureano y Jorge y seguidamente Arturo Cano González, Eduardo Beltrán Bastar, Alejandro Brindis, Neftalí Quintero, Roberto Conde y muchos más.

El Coronel Pedro Calzada tan luego como llegó fue conocida la noticia porque sus amigos y así fue como Don Regulo Rosado mi padre conmigo lo fuimos a saludar, diciéndole mi padre: Pedro tú debes salir de Teapa, Garrido no te perdonará él siendo el jefe de la Defensa Social te hayas revelado en contra de Obregón jefaturando el movimiento en Teapa. Tú debes salir pronto, porque tu vida corre peligro; coge un caballo y te vas a San José, la Finca de Pancho González tu cuñado y allí nadie irá por ti. También recibió la visita de otros amigos, pero Don Pedro les contestó que ya el estaba cansado de estar huyendo y exiliado. Ya estoy resuelto todo y se quedó en su casa.

Al siguiente día fue citado por el Cap. José Muñoz Jefe del Destacamento Federal para que se presentara y una vez en el Palacio Municipal, este le comunicó que tenía orden superior de conducirlo a Villahermosa, mandó por su caballo y su ropa y ay listo fue conducido por un pelotón de soldados al mando de un sargento. Al pasar por enfrente de la casa comercial de Don Santiago Herrera se le unieron sus hijos Laureano y Efraín, llegaron hasta la Finca San José de Prats y de allí se regresaron de nuevo a Teapa, comunicando el Sargento al Capitán el porque se había regresado. Muñoz habló enseguida por teléfono con el Gral. Vicente González y éste le dio la orden que la cumpliera y que si sus hijos se atravesaban que también matará a los hijos, y una vez en el vado llamado de los “Amantes” fueron los tres acribillados a balazos, detonaciones que yo escuché cruzando el río.

El que escribe venía a Teapa montado en una mula blanca y al subir el barranco encontró corriendo a Lorenzo Lazaro llevando la maleta de ropa y le gritó: regrésate acaban de matar a Don Pedro Calzada y a sus dos hijos. No me regreso voy enseguida a comunicarle a su novia Amparito Conde y pasé a avisarle a Don Carlos Sala Quiñones un gran amigo de Don Pedro y ya juntos acompañando a Amparito la madre de ésta y con nosotros Don Felipe Pérez Castro, Andrés Rubio la “Cuyuche” y como veinte personas más, llegando al lugar del siniestro, allí Amparito le pidió a Andrés Rubio que le quitara del dedo la sortija a Laureano y yo y Don Carlos nos pusimos a observar aquel cuadro tan doloroso como impresionante. Don Pedro tenía un balazo expansivo en la cabeza que le entró por detrás y le hizo un hueco en el rostro que lo hizo inconocible, Laureano y Efraín que era un niño balaceados por la espalda. Yo le tapé el rostro a Don Pedro con una toalla y Andrés Rubio con unas hojas de plátano a sus hijos. Don Carlos se vino conmigo para el Palacio Municipal para sacar las actas de defunción en el Registro Civil y el Oficial al hacer las actas puso “murieron trágicamente” y Don Carlos le pidió ponga Ud. Que fueron asesinados por la espalda. Yo no puedo poner eso dijo el Juez. Vete Manuelito, me dijo Don Carlos, a ver a un albañil que prepare las tumbas en la que estaba sepultado el padre del Cap. Liberal don Laureano Calzada Casanova. Por la tarde recogimos las cajas y nos trasladamos acompañados como de veinte gentes del pueblo humilde al lugar del crimen recogimos los cadáveres, los amortajamos y luego con los tres muertos partimos al panteón para darle sepultura, lo que se hizo sin haber sido velados.

Asi terminó la inquieta vida del Crl. Pedro Calzada del Aguila que fuera jefe del maderismo en Teapa y peleara con valor en tantos combates. Se encontraba de Presidente Municipal en Teapa Don tirso Salazar Obando. 22

LOS REVOLUCIONARIOS DE TEAPA.

Pepe Buines que militara con Carranza y alcanzara el grado de Mayor y que tuvo el honor de recibir de Don Venustiano su propia espada con dedicatoria especial sobre su acero, me dijo que Teapa no había tenido Generales Revolucionarios, y que si los tuvo no los había dado a conocer, es el motivo porque hoy como homenaje a todos los que fueron a pelear por la revolución doy a conocerlos en la siguiente lista de honor: General Miguel González Figueroa, General de Brigada, no actuó en Tabasco. Fue Maderista y carrancista y hermano del Ingeniero Pedro A. González Figueroa.

Pedro Padilla, capitán, combatió en Aldama, fue encarcelado por habérsele descubierto un complot.

Saturnino Mollinedo, capitán maderista, combatió en Aldama. Cesáreo Collado, capitán maderista, combatió en Aldama.

Mayor Andrés Sala Gurria, se sublevó en la Ranchería López Rayón.

Clemente Hernández Iduarte, se sublevó con Sala Gurría y combatió en el Ebano y Yucatán.

Profr. Pedro Zozaya, combatió en Blanca Flor y Halachó con los carrancistas a las órdenes de Sosa Torres.

Gonzalo Córdova, Teniente se sublevo con Sala Gurría.

Obelio P. Sala, Tte., combatió en el Ebano y Celaya a las órdenes del General Ernesto Aguirre Colorado.

Tte. Nieves Brindis, combatió en el Ebano.

Capitán Primero, Gustavo Chanona, combatió a Villa en el norte.

Pepe Zozaya, coronel, combatió en el norte y fue fusilado por los villistas. Andrés Alfaro H. , Capitán, combatió en el norte.

Agapito González, Capitán, combatió en el norte contra Villa.

Lizandro Palavicini, Capitán de las fuerzas del General Agustín Castro. Tte. Concepción Zurita, peleó contra Huerta.

Alcalá Figueroa, Tte., peleó contra Villa y Argumedo. Francisco Salazar Odiardi de las fuerzas del General Vidal.

Civiles Revolucionarios:

Lic. Lorenzo Casanova, precursor, estuvo preso en 1906 con Mestre Ghigliaza, Calcáneo Díaz y otros más. Fue candidato a Gobernador contrincante del Doctor Mestre, su derrota lo afectó mentalmente hasta su muerte. Joaquín Pedrero Córdova, padre de Joaquín y de Carlos; fue el jefe del maderismo en Teapa.

Dr. José Ma. Rosas, junto a Don Joaquín el jefe de la campaña de Madero contra el General Díaz. Teófano Sala González, padre de Andrés Sala Gurría y uno de los que mas trabajaron por Madero y Carranza, Manuel Beltrán Wade partidario de Madero y Carranza.

Higinio Casanova, fue hermano de Lorenzo y entusiasta partidario de la revolución. Tte. Jesús Quintero combatió en el Ebano.

Capitán Alfredo de la Flor, combatió en el Ebano.

Capitán Aníbal P., hizo prisionero al Gral. Manuel M. Díezguez.23

1916

DIARIO ESCRITO POR EL INGENIERO JOAQUÍN PEDRERO CÓRDOVA ABRIL 18 DE 1916.

Mi padre, después de una fiebrecita intestinal que lo ha tenido entre sus garras durante un mes, está convaleciente y casi bueno. Lo ha atendido el joven Dr. D Pedro Canabal Castellanos. En estos momentos juega un solitario a mi lado y Anita se prepara a recogerse en sus habitaciones.

Hace un momento hablábamos de las elecciones municipales que se verificarán mañana conforme el programa revolucionario que ha creado “el municipio libre”. Esta nueva forma, base de los gobiernos democráticos, transformará a la Nación si llegara a ponerse en práctica por hombres honrados, cultos y de acción.

Mucho gusto me hubiese dado disputar la Presidencia del Municipio Libre de Teapa, si diversas consideraciones no me impidieran hacerlo… Tengo la creencia de que difícilmente me derrotarían. Una vez victorioso me dedicaría yo a organizar la hacienda pública, el mejoramiento de la población de Teapa, sus vías de comunicación y la policía rural y urbana. La administración de justicia y la instrucción pública ocuparían muy especialmente mi atención y trataría de impulsar todos los ramos de la actividad del pueblo. El proyectado ferrocarril se llevará a la práctica y no cabe duda de que Teapa a la vuelta de cinco años sería otra población.

Hay además Vecindarios Rurales, Buena Vista con 30 fincas, Camino Real con 9 fincas; El centro con 4 fincas y Sección Cuarta fundo legal con dos; entre los 4 tienen 1375 hectáreas y un valor fiscal de $239,20000.

El fundo legal de la población de Teapa tiene 101 hectáreas y sus ejidos 194 hectáreas.

En todo el Municipio hay actualmente 74 fincas que contribuyen, con un valor de $20,000 00 en adelante y las 125 fincas restantes no llegan a su suma.

De las 32 000 hectáreas del Municipio más 4000 hs pertenecen a la familia Fernández y unos 5000 hs a la familia Pedrero, o sean las 38 centésimas partes a estas dos familias.

Las diez Riberas están divididas muy arbitrariamente; pero hay que disculpar hasta cierto punto a los gobiernos por la carencia de planos. El único formado hasta hoy es el que he hecho yo, agrupando los planos de las fincas; labor que he venido haciendo desde estudiante o sea hace más de diez años. Yo organizaría de muy distinto modo las cosas.

En estos últimos días he estado ocupándome del plano del Municipio de Teapa y formando algunos cuadros estadísticos del mismo. La superficie de 45 000 hectáreas que obtengo no concuerda con la suma de la de las fincas que pagan su contribución en la Receptoría de Rentas y llega esta superficie a la suma de 33 400 hectáreas. Esta diferencia se debe a que varias fincas pagan al Municipio del Centro, a Tacotalpa y a Jalapa; lo cual debe recaudarlo el Municipio de Teapa.

Existen actualmente, contribuyendo, 154 fincas que forman diez riberas. Clasificándolas por orden descendente de superficie he formado el siguiente cuadro (VER IMAGEN):

1917

FEBRERO 3 DEL 1917. DIARIO DEL INGENIERO JOAQUÍN PEDRERO CÓRDOVA

Cuarto aniversario de nuestro matrimonio religioso. Antier fue el del contrato civil. Son las 9 pm; misma hora en que entonces nos embarcamos en México, en el gabinete especial del 64ulman, rumbo a esta tierra. Un verdadero enjambre de amigas y amigos fueron a despedirnos. Los padres de Anita y hermanos, tío Pepe, Aurora y las niñas, las Madero, los Hernández, los Ramos, Rof Rodríguez y Lupita, Manuel Livada. Cuando subimos al tren nos lanzaron una lluvia de arroz y nos despidieron cariñosamente. Llegamos a Veracruz con toda felicidad y el día seis nos embarcamos en el vapor Tehuantepec llegando a Frontera el día 4 después de una tranquila travesía. Pascual Bellizia nos esperaba en su casa allí, pero no pudimos quedarnos porque apenas hubo tiempo para transbordarnos al vapor Sánchez Mármol que nos trajo a esta, en unión de Pedro Pedrero que fue a recibirnos a Frontera. Aquí permanecimos, desde el día 8 hasta el 11 que continuamos para Teapa en una lancha de Luis. Concurrimos a un baile en el casino el día 10 y un día antes nos dieron un banquete algunos amigos: Nicandro Melo y Chente, Luis, Pedro y Andrés Pedrero, Roberto Morett. Soledad y Juanita Pedrero nos acompañaron. El mismo día 11 llegamos a la Huasteca de Luis y allí montamos a caballo hasta la loma donde Nachita nos esperaba. Al siguiente día seguimos de la Huasteca hacia Rancho Pando por el río Puyacatengo en la misma lancha de Luis, el Fulton, llevando a remolque un cayuco, para seguir en el desde el punto en que no pudiera continuar la lancha de gasolina. Por último llegamos frente a Rancho Pando, después de habernos encontrado en el río, primero a Eduardo en un cayuquito y después a Papá que venía con Carlos y con el Profesor Ochoa Lobato. En el bosque casi virgen que se hallaba entre el río y el arroyo de Coconá, Carlos había mandado a abrir una brecha, y construir un puentecillo provisional en este último. Anita fue conducida a una silla, adornada con palmeras y helechos, a espaldas de un fornido mozo de la finca y los demás caminamos a pie. En Rancho Pando nos aguardaba Angelita Balboa con María, Carlota, Lorenzo Collado y D Federico Urbina y algunas otras personas. Allí subimos en dos coches y al fin llegamos a Eureka, donde nos esperaba María, esposa de Carlos, prepararon para nuestro alojamiento la pieza que une al Camino y donde han nacido nuestros nenes Natita y Chentito en estos dos últimos años.

1917

VILLAHERMOSA DIC. 24 DEL 1917 NO. 8 Y 9 DEL HOTEL PALACIO. DIARIO ESCRITO POR EL INGENIERO JOAQUÍN PEDRERO CÓRDOVA NOCHE BUENA.

Desde el día 13 del actual estamos aquí. Todo diciembre ha sido para mí de hondas y tristes emociones y guarda una fecha, el 21, de intenso pesar; mi anciano Padre nos dejó para siempre. Una afección renal, trastornos intestinales y un paludismo tenaz acabaron con su vida. Mi padre fue de un solo carácter. Firme en sus principios liberales jamás flaqueó ni sintió desalientos. Su ilustración era corta pero sólida. Lo que sabía lo sabía muy bien y su inteligencia era clara, escudriñadora y penetrante. Sus estudios de derecho los hizo aquí en esta Capital del Estado, antes San Juan Bautista, bajo la dirección y en el bufete de mi tío el distinguido Abogado D Mariano Pedrero, que lo protegió y ayudó con todo cariño, habiendo mi Padre logrado conquistarse el título de Notario Público en exámenes extraordinarios que sustentó, sin haber estado en ningún Colegio. Fue un hijo cariñoso, un buen hermano y un abnegado Padre. Sus bienes nos los repartió hace muchos años, cuando aún vivía mi madre, tanto para encarrilarnos con tiempo, cuanto por evitar los trámites testamentarios y encausar y fijar nuestras propias ambiciones, que casi siempre surgen en las familias tratándose de herencias. Una de las características notables del tipo moral de mi Padre fue la discreción. Nunca refería sus acciones, ni las comentaba, ni censuraba a los demás. Fue en sus mocedades de raro mil guapera y hasta hace un año conservó una salud envidiable, al grado de no haber cogido cama ni atenderlo un médico en setenta y tres años. Nació en una finca de la ribera Coconá, San Joaquín, hoy de Enrique Balboa, el 17 de Junio de 1842. Fue un gran jinete en la extensión de la palabra. Todavía hace un año educó un potro melado de Demófilo y hace año y medio cruzó a nado el rio de Teapa, bañándose conmigo. La vida de mi padre no tiene sombras y sus hijos podemos sentirnos orgullosos de la pureza de su vida. El medio en que vivió y desarrollo sus energías no era para formar reputaciones deslumbrantes ni en los negocios, ni en las ciencias, ni en la política, ni en las artes. Profundamente contrario a la dictadura, del Gral. Díaz jamás quiso luchar en la Política ni aceptar puestos públicos que le fueran ofrecidos, y rechazó de plano halagos e insinuaciones de los gobernantes locales. Sincero y firme observador de nuestra constitución de 1857 y apoyado siempre en ella, continúo repetidas veces los abusos de las autoridades en Teapa, y los atropellados por ellas, encontraron siempre en mi Padre un desinteresado defensor, aun a costa de las enemistades que su actitud firme le traían. De ciencias, fuera del Derecho, no cultivó ninguna, pero tenía nociones generales, principalmente de Matemáticas y Mecánica. Cuando joven construyó un trapiche en la finca de mi abuelo, su Padre, y en el rancho inventó y construyó algunas máquinas para beneficiar café.

Hace cuatro años escribió dos proyectos de ley: uno sobre el Peonaje de Campo y otro sobre Caminos vecinales.

Estos ligeros apuntes sobre la vida de mi Padre son para mis hijos, y cuando se me ocurran algunos rasgos de su carácter procuraré consignarlos.

Son las 9 de la noche. Nuestros hijitos Chente, Natita y Felipe duermen tranquilamente. Anita descansa a mi lado en una mecedora y yo cierro estas líneas para charlar con ella sobre nuestro porvenir, algo brumoso en medio de esta triste guerra civil que conmueve a nuestra Patria.

1918

SALVAJE ASESINATO DE DON PEDRO BASTAR EN TEAPA

El día 4 de Octubre de 1918 un grupo de rebeldes de Ramón Ramos, al mando de Isidro Rodríguez, hermano del Coronel Gerardo de triste memoria, asaltó el rancho Monte Cristo del viejo ranchero don Pedro Bastar Rubio, e introduciéndose los rebeldes en la casa del señor Bastar, uno de ellos intentó abusar de su hija Amadita, pero don Pedro en su defensa le dio un pescozón, seguidamente Isidro Rodríguez le dio un pistoletazo en la cabeza y lo tiró al suelo, y luego allí lo remató con su pistola. Seguidamente ordenó le tiraran los pocos muebles que tenía encima y le prendieron fuego a su casa siendo carbonizado entre humeantes maderas. Sus tres hijos varones y Amadita y sus hijitos huyeron hacia el monte cercano y presenciaron desde allí el macabro y salvaje acto. Los rebeldes seguidamente se retiraron en sus caballos rumbo al “Trapiche”, rivalidades familiares por herencia entre don Pedro Bastar y su cuñado Gregorio, padre de Pepón Bastar que formaba parte del ejército de Ramos, fue el origen de esta tragedia que conmovió a Teapa. Los hijos de don Pedro, Pedro, Gerónimo y Rogelio y su hija Amadita con sus familiares y acogidos por el bueno de don Manuel Beltrán Wade fueron protegidos y auxiliados por éste. 24

1919

MEMORIAS DE UN RANCHERO. MANUEL ROSADO GONZÁLEZ

Inmersos en la lucha revolucionaria y como consecuencia a la baja la producción de cacao, el precio del hule y la suspensión de los embarques de plátano a los Estados Unidos, y a consecuencia también de la guerra europea, nos vimos obligados a cultivar la caña de azúcar para la fabricación de aguardiente, labor que abandonamos por los frecuentes asaltos de los rebeldes de Ramón y Fidel Ramos; con esto principiamos a fabricar panela esta época de mi juventud fue la más pobre y triste, de 1919 a 1920 de lo que carecia de diversiones, solo y de cuando en cuando, los domingos efectuábamos nuestros bailesitos en la casa de don Salomón Quintero, donde su esposa Cholita Pérez de Quintero tocaba el piano sin que nos costara un solo centavo y a veces su hermano Ramón y del que por $3.00 pesos nos divertíamos hasta la madrugada. En la que fuimos víctima de los asaltos continuos por los soldados rebeldes. Por esto la salida tuvo que trasladarse a Teapa, iniciándose desde entonces mi desmenturada vida siempre amenazada.

De 1919 a 1920 y que no se hablaba más que de la revolución, los jóvenes nos reuníamos en el parque para platicar y hablar de levantamientos o de irse a la revolución que era el aliciente; platicando hacíamos complots para levantarnos en armas reuniéndonos allí, Ramón Ricalde, Laureano Calzada, Andrés Cano, Andrés Palavicini, Ciro Pérez, Andrés Herrera, Carlos Conde, lo que acordábamos en el parque el día que nos iríamos a la revolución pero una noche Andrés Herrera nos preguntó, que si al irse a la revolución en donde se comía y se dormía, y como alguien dijera que en el campo o de centinela de vista, y que para comer en donde encontráramos la comida dijo entonces, que él no se iba, porque no era tan pendejo de dejar su cama y su mesa, motivo por el que muchos ya no nos fuimos y los que se fueron ya no volvieron jamás.

1920

UN ASALTO AL “TEAPITA”

En un día del mes de Febrero de 1920, cuando los diferentes grupos rebeldes merodeaban muy cerca de los poblados, porque ya el gobierno no podía destruirlos, el famoso General Fidel Ramos asaltó en la finca Jesús María al motor “Teapita”, que hacía su viaje hasta la “Ermita” con carga y pasajeros. Una vez atracado el motor al barranco descendieron los rebeldes e iniciaron el saqueo abriendo las cajas de mercancías y llevando todo lo que pudieron junto con los pasajeros que allí viajaban, la mayor parte comerciantes de Teapa, los que fueron conducidos hasta el Trapiche bajo la amenaza de fusilarlos si no pagaban el rescate. Entre los pasajeros en este asalto figuraban los Sres. Lorenzo Mollinedo, Alfredo Rodríguez, Candelario Esquivel, Guadalupe del Águila, Narciso Mollinedo, Ignacio Llergo Doporto, Trinidad Cano J. , quienes después de tenerlos en el Trapiche algunos días, retornaron unos pagando el rescate, y otros otorgando vales.

Muchos fueron los asaltos efectuados a estos barcos, no solo en el río Teapa, sino en el de Pichucalco y Mezcalapa, algunos fueron balaceados matando patrones, maquinistas y pasajeros como sucedió con Pepe Cornelio en Teapa, Vicente Dellá en Pichucalco, y en algunas ocasiones pasajeros como lo fue la esposa de Juan Ramos (el pelón).

Narrar estos asaltos seria cansado y de triste recuerdo, y los fueron tan frecuentes que la comunicación se hizo después por Tacotalpa, algunas veces escoltados los motores por fuerzas del gobierno por tierra.

Las mismas mulas de los patachos fueron quitados a los arrieros. Teapa no fue tomada y saqueada por los rebeldes porque había un cuerpo de voluntarios al mando de Obelio P. Sala y Jesús Balboa, que la defendieron todo el tiempo con la cooperación de algunos particulares como: Manuel de la Flor, Nabor Cornelio, Pedro, Gerónimo y Rogelio Bastar y empleados municipales que por las noches hacia guardia con sus rifles, sino no hubiese sido, Teapa ocupada como lo fue Pichucalco por Fidel Ramos que tomó esta ciudad como cuartel general.

Los rebeldes llegaban hasta la Finca Morelia, pero de allí se regresaban por temor a ser combatidos.

El ¡Alto ahí, quién vive! Del título de este libro, lo escuchamos todas las noches en aquella épocam asiaga de los años del 14 al 20, año en que se efectuó la pacificación del país con el triunfo del cuartelazo de Agua Prieta y el asesinato del Presidente Carranza en Tlaxcalantongo, y la toma de posesión de Don Adolfo de la Huerta, que amnistió a todos los rebeldes del país, ¡Alto ahí, quién vive! Que dejó de escucharse en el año de 1924 en que el General Álvaro Obregón derrotó a la Rebelión de la huertista. 25

LOS REBELDES ENEMIGOS DE CARRANZA, SE RINDEN CON ADOLFO DE LA HUERTA. LOS VOLUNTARIOS DE OBELIO P. SALA.

En la época aciaga y sin garantías por que atravesaba Tabasco, se organizaron Cuerpos de Voluntarios para la defensa de los pueblos y cabeceras municipales. En Teapa se organizó uno que fue comandado por Obelio P. Sala, teniendo como segundo Jefe a Jesús Balboa Pedrero. Con esta fuerza y el destacamento federal Teapa no cayó como Pichucalco en poder del llamado General villista Fidel Ramos.

Las incursiones rebeldes llegaron hasta la Finca Morelia pero desde allí retornaban sin atreverse a atacar a Teapa, porque en la torre de la Parroquia habían voluntarios y soldados para defender la ciudad.

Estos voluntarios compuestos por gente del pueblo y de buenas familias salían de cuando en cuando a recorrer las rancherías cercanas y cometían sus abusos, pero nunca como los rebeldes. Los casos más censurables fueron los asesinatos del anciano cultivador de tabaco Don Esteban Medina, que radicaba en Morelia, fue visitado por el Tte. Avendaño quien bruscamente lo interrogó: Oiga viejo en donde están los rebeldes? Dicen que aquí están, ¡Si estuvieran, uds. No estarían aquí! y Avendaño indignado por esta contestación que emulaba a la que el general Pedro María Anaya en Churubusco, dio margen a que este redentor sacara su revólver y matara al indefenso anciano, miembro de las más honorables familias de Teapa. En este crimen no tuvieron intervención los voluntarios.

Otros asesinatos cometidos por algunos de los voluntarios fue el del inofensivo y medio tarado mental Hilario Bastar Bastar, hermano mayor rebelde Pepón Bastar, quien fue sacado amarrado de la finca, Jesús María y ultimado muy cerca de la Finca Santa Anita, por los hermanos Bastar, hijos de don Pedro, el anciano ranchero que fue asesinado por los rebeldes de Ramos al mando de Isidro Rodríguez, de las fuerzas de Fidel.

Tragedia que no pudo evitar Obelio P. Sala desde Teapa y que no la hubiese autorizado este por ser un hombre justiciero y recto.

Estando en esta situación Teapa, vino el desconocimiento de Carranza por Obregón, Calles y de la Huerta y asesinado el Presidente Carranza de la manera más triste e infame al entrar los obregonistas a la Capital, el Congreso de la Unión designó a Don Adolfo de la Huerta presidente interino de la Republica y este, el primer paso que dio para consolidar la paz de la nación fue conseguir la rendición de todos los rebeldes, villistas, felicistas, y zapatistas, quienes renunciaron a su antes actitud combativa y destructora del país, y fue así como Fidel Ramos, el dueño y señor del sur de Tabasco concentró todas sus fuerzas en Pichucalco y él con la plana mayor salieron para la ciudad de México en donde ingresaron al ejército federal, los hermanos Pepe y Manuel Pérez Bastar, Pepe Armada, Bastar, Cesar A. Rojas con sus respectivos grados. Muy agradable fue para Teapa, la entrada pacifica del primer grupo de rebeldes de Ramos en donde tuvimos el placer de ver de nuevo a Ciro Pérez Bastar, Andrés Palavicini, Pablo Prats, convertidos en hombres de orden y de bien, amigos que se fueron a la Revolución, unos por ideal y la mayor parte por montar a caballo, portar las armas, y salir a campaña a asaltar fincas, pequeños poblados y los motores que hacían al servicio de carga y pasaje a los ríos. Estaban en Teapa para tener el primer cambio de impresiones entre rebeldes y gobiernistas los Jefes de los Voluntarios, Obelio P. Sala Y Alejandro Ruiz de Pueblo. Nuevo de las Raíces, terminando así la Revolución que combatió a Carranza y los rancheros retornaron con sus familias a los ranchos, para trabajar y desmontar las casas en donde los animales silvestres se habían refugiado. Y fue así con esta amnistía que retornaron en todo Tabasco a sus respectivos municipios, los que ingresaron a la Revolución volviendo de nuevo a sus hogares. Fue así como retornaron a Teapa muchos amigos del que escribe, ya mencionando Andres Palavicini perteneció al Estado Mayor del General Alberto Pineda, pero enfermóse de gravedad, estando con sus padres y falleció siendo muy sentida su muerte, por su don de gente y amigo. Ciro Pérez Palavicini, muchacho valiente que ingresó después de la rebelión de la huertista con el Coronel Rubén Quintero fue muerto trágicamente de un balazo, disparado por el rebelde Pedro Gutiérrez, en la finca “Cacate” fue conducido a San Cristóbal de las Casas y sepultado allí en esa ciudad. El primer contacto pacifico entre los rebeldes de Ramos y los voluntarios de Obelio P. Sala fue en Teapa, estos los llenó de gran satisfacción a todos los rancheros, porque se reanudaron seguidamente los embarques de plátano, los agricultores con sus familias volvieron a sus ranchos y volvió la paz de nuevo a este pobre Tabasco. Paz que sólo duro hasta el 6 de Diciembre de 1923 en que Don Alfonso de la Huerta se reveló en Veracruz contra el gobierno, ocasionando una de las tragedias bélicas más sangrientas en la historia de la Revolución Mexicana. Don Alfonso de la Huerta en 1920 logró pacificar el país pero en el año 1923 interrumpió de nuevo esa paz revelándose contra el gobierno de Obregón.26

LLEGA EL AUTOMOVIL A TEAPA 1923. DIEGO SUBIAUR.

Gustavo Punaro Rondanini era un jovencito que acarreaba y entregaba hielo producido por el español Alonso Somohano cuya fábrica de hielo, originalmente situada en la calle de Peredo, la había vendido su primer dueño Magin; después con el nombre de “La Industria Tabasqueña”, estuvo junto al hoy conocido Hotel Manzur en la calle Francisco I. Madero, de Villahermosa. No obstante la diferencia de edades, Pepe de los Santos y Gustavo Punaro cultivaron una amistad que perduraría hasta la tercera edad. Gustavo, viejo trabajador del volante, obtuvo su primera licencia en 1919, cuando Pepe de los Santos estaba por cumplir su primer año de vida. Dos años después, Panuro Rondanini confirmaría su licencia de chofer profesional.

En 1920 existió en Villahermosa el “Automóvil Club de Tabasco”, primera organización que agrupo a los contadísimos choferes de la época y a los propietarios de automóviles, más escasos aún. Su domicilio social estuvo en la calle de Juárez, en el mismo lugar hoy ocupado por la papelería Domínguez. El presidente del club Manuel Jaidar y el secretario Adolfo Gamas, firmaron las credenciales de los socios Salvador Sarabia, Feliciano Gallegos, Francisco Lomasto, Manuel Concha y Blas Narváez, nombres recordados por Gustavo Punaro asegurando que la totalidad de los socios, no llegaban a veinte entre choferes y propietarios.

Corría el año de 1923. Dos choferes Gustavo Punaro y el otro de apellido noble, fueron contratados para llevar dos automóviles a Teapa y, para comenzar su desempeño, embarcaron los vehículos en un lanchón de los usados para transportar plátano, efectuándose la maniobra en el muelle de Villahermosa para desembarcarlos en una finca propiedad de un señor apellidado Padrón. Allí pernoctaron para reanudar el traslado al día siguiente de una noche lluviosa de verdad, como se sabe que llueve en esa parte de Tabasco, la más lluviosa de la república y la segunda en el mundo por tal condición. Diego Subiaur, personaje del tiempo, por influyente, era presidente municipal de Teapa y dueño de uno de esos dos automóviles que adquirió para el halago de su joven esposa Josefina Reséndiz. Subiaur tenía fama de violento y gatillero, pero también de ser gente activa y presumía de haber construido un camino de terracería que, a partir de la finca de desembarco, llevaría a Teapa los carros y sus tripulantes sin novedad. Pero la lluvia caída por la noche hizo que la autoridad municipal ordenara compactar el camino y la peonada le aplico mucho monte. Se arrancaron los fotingos que no tardaron en enterrarse en la llamada carretera, el orgullo de Diego Subiaur. Por medio de caballos y usando reatas, se consiguió el desatascamiento y era cosa de jalarlos alrededor de cinco kilómetros para la llegada triunfal a Teapa.

En uno de esos jalones en los que participaba el temido Diego Subiaur, éste fue a dar al lodo por el costalazo que sufrió. La gente salió corriendo. Tuvieron miedo que Subiaur al incorporarse, y por la risa que produjera su costalazo, sacara su pistola y repartiera tiros para descargar la ira que le invadió y las mentadas de madre que profería. Pero nada sucedió y la gente, recuperada la confianza, continuó cooperando hasta que los automóviles llegaron a Teapa causando azoro y admiración entre sus habitantes que por primera vez tenían la oportunidad de conocer y ver de cerca un automóvil. Difícilmente Teapa ajustaría los cuatro o cinco mil habitantes y las principales calles empedradas, no prestaban gran espacio para el desplazamiento del automóvil, sus tripulantes y pasajeros se conformaban con hacer un solo recorrido que comprendió de Tecomajiaca a Esquipulas y viceversa pero sobraban teapanecos que querían viajar en el automóvil por tal recorrido y lo repagaban los ricos y riquillos contratando el servicio hasta por horas, con tal de darse pisto.

Huelga decir que los automóviles eran la admiración de villorrio. Estando parados o estacionados, la gente rodeaba el vehículo, le pasaba la mano por la carrocería y ponderaban su lisura y brillo, espiaban su interior formulando sus opiniones que intercambiaban entre curiosos, cosa que los choferes juzgaban lo más natural y que estaban conociendo el automóvil jamás visto ni palpado antes. Ante el éxito obtenido un miembro de la familia Quintero le compro a Gustavo su automóvil y Noble se quedó en calidad de chofer de Diego Subiaur, dueño del otro vehículo. A caballo regreso Gustavo hasta el paso y allí embarco retornando a Villahermosa.27

 LICENCIADO ADELOR D. SALA  CASANOVA FUNCION SOCIAL  DE LA ESCUELA PRIMARIA. El papel de la escuela, como institución social surgida de las necesidades propias de los pueblos civilizado, en virtud de la complejidad que la vida ha adquirido en los mismo, debe estar en perfecta armonía con las corrientes del pensamiento contemporánea, para que responda con la eficacia a la alta misión para que ha sido creado.  La escuela mexicana, antes del pujante movimiento renovador iniciado con el nombre de “escuela de la acción” ha estado sujeta a los cánones de pedagogía extranjeras, cuyas doctrinas, admitidas sin discusión, no adaptadas si no adoptadas, constituyeron normas inviolables emparadas por el prestigio de maestro que estaban perfectamente identificados con ellas.  No es un afán de censurar el que impulsan a señalar el hecho, si no la necesidad de tomar en cuenta esta circunstancia importante al tratar de analizar la obra de nuestra escuela en relación con el proceso evolutivo de la sociedad para, a su vez, indicar los medios que, a mi juicio, debemos utilizar en la orientación de nuestros esfuerzos, en la dirección de nuestras actividades, en la aplicación de nuestro entusiasmos y en la realización de nuestro más claros ideales en bien de la escuela mexicana.  La escuela, que tiene el deber de encauzar los anhelos sociales, de convertir en realidad lo que en forma vaga flota en el ambiente como generosos y desperados esfuerzos, han permanecido sorda a esos clamores, ha estado alejado de la vida social, se ha mostrado indiferente a las necesidades humanas más imperiosas. Por fortuna, hoy tiende a romper su aislamiento claustral y comienza a darse cuenta de la necesidad que tiene de interesar en su obra a la sociedad en general para que participe directamente con ella. El valioso contingente de la sociedad, inteligentemente aprovechada, hará mucha más fecundada la labor de la escuela.  Logrando el control de la acción educativa que ejercen la escuela y el hogar se habrá adquirido un triunfo muy grande, pues el influjo de la calle será inferior, se verá contrarrestar por los otros dos. Se ha proclamado con insistente como un ideal de la escuela o como su finalidad esencial que “debe preparar al niño para la vida”. Tal preparación implica, necesariamente, un proceso de adaptación al medio que rodea al niño, a la vida que los circunda en su diverso aspecto, destacándose entre ellos como más importantes, el social.  Y bien ¿Qué clase de preparación exige la vida, nuestra vida social? La respuesta es dolorosa, pero hay que darla. Se exige, se pide con insistencia le triunfo ruidoso, el rápido ascenso, el encumbramiento inmediato sin reparar en los medios. Se aclama y elogia la audaz, al hombre sin escrúpulo y sin conciencia. Se admiran los falsos valores humanos. Ante esta situación se aprende y enseña a no tener fe en el esfuerzo callado y perseverante que se realiza en el silencio de una vida modesta, que sabe confiar en sí misma y asumir la responsabilidad personal de los actos que se realiza teniendo por guía una limpia conciencia.  El niño oye diariamente a las personas mayores, en su propio hogar, ante un acto de honradez realizado por alguien estas terribles sentencias:” ¡que tonto! ¡que inocente! ¡que maje! …nadie lo hubiera sabido” “cuando se pueda hay que armarse”, “las oportunidades no deben despreciarse” etc., etc. Ante este ejemplo poderoso que tiene la fuerza incontrastable de la realidad viene un desquiciamiento moral.  También a diario presencia el niño actos de deslealtad y de traición. Y a este a respecto la misma escuela, hay que decirlo, ha fomentado estas dos grandes lacras sociales que tantos desastres han acarreado para nosotros, desastres que alcanzan hasta nuestra propia integridad nacional.  Los maestros, con la mayor imprudencia toleran y aún fomentan las denuncias entre sus mismos alumnos. Y las sancionan con estúpidos castigos hasta por faltas insignificantes, entre las cuales figuran en gran porcentaje las “disciplina”. El mal no está en la sanción del acto, sino en aceptar la denuncia del cobarde.  El asunto de mayor importancia de la que primera vista parece. El maestro debe obrar, pues, a este respecto, con mucha serenidad, prudencia y buen juicio.  La mentira y el robo. – Son dos grandes defectos sociales que la escuela debe combatir sin descanso. Todo lo que se haga en este sentido será poco si toma en cuenta la gravedad de la situación y la necesidad de poner remedio eficaz. El niño sabe indignarse cuando su compañero comete alguna de estas faltas, y castiga al culpable aislándolo, negándole su amistad, desdeñándolo; pero desgraciadamente ocupa el puesto de educadores todavía hombres sin escrúpulos, que dan a los niños odiosos ejemplos. Citaré un caso de mi observación personal: Un director vendía a cincuenta centavos unos cartoncitos a los que llamaba “mención honorifica”, a los alumnos que habían tenido obtenido 7 (escala de 0 al 10). Yo tuve oportunidad de escucharles estas sinceras palabras en un momento en que no advertían de mi presencia: “eso un robo no lo compres ¡qué va a valer esos cincuenta centavos!  Los niños tienen una suspicacia admirable, que les permite darse cuenta clara de todos los actos de los maestros. Y los observan con marcado interés y se enorgullecen cuando ven realizar buenos actos, lo censuran cuando procede mal. ¿Por qué no se aprovecha este material virgen para moldearlo notablemente y no permitir que se eche a perder?  Todos los aspectos del educar deben ser realizados tan notablemente, que puedan servir como pedía Kant, de norma universal de conducta. Es de caso recordar aquí el enorme influjo que tiene la educación el instinto de imitación. Evitando que el niño presencie malas acciones, tendrá, necesariamente, que imitar las buenas que vea.  La escuela y el hogar. – Pero en el hogar se “hace” y en la escuela se “predica”. Y un ejemplo, ya sabemos, vale más que muchos consejos. Surge entonces la necesidad que la escuela vaya hacia el hogar y lo convenza del interes que entraña la educación de la niñez.  Más la relaciones de los maestros y padres de familia no darán los resultados que se buscan si no se orientan en un sentido práctico, y de amplia compresión, por parte de los padres, de las serias cuestiones que se relacionan con el alma de sus hijos. Si los conocimientos de las reglas de higiene para conservar la salud de los niños tienen grandísimo interés, no lo tienen menos de los relativos a su psicología. Estos conocimientos darán las normas de la conducta de los adultos para con los niños. Por esto es necesario que los maestros difundan entre los padres, nociones sobre psicología en forma de sencillas conferencias, ilustradas, hechas amenas e interesantes con experimentos que muestran de un modo evidente, a los ojos de ellos, su grande importancia.  Serán nociones claras y precisas sobre hechos de la vida diaria que cada uno está en la posibilidad de observar.  Es indudable que a este respecto los maestros tienen, sobre los padres, superioridad en cuanto a conocimientos, pues en general la despreocupación con que se ve estas cuestiones, a pesar de la importancia que tienen y del provecho que reportaría conocerlas. Más si entre los padres hubiese quienes dominen estos estos estudios, o al menos que sean aficionados a ellos, el maestro a aprovecharlo para que lo ayuden con sus ideas. Un elemento así, darían más fuerzas a su labor, por tratarse de una persona imparcial y, hasta cierto punto, ajena a la escuela. Su opinión, pues, serían muy valiosa.  La educación moral. – Este afán de la escuela actual por extender su acción al hogar para convertir a la sociedad en decidida colaboradora suyas, se justifica plenamente cuando se piensa en la condición de los hogares, en su nefasta organización, sobre todo lo de la clase humilde. ¿Qué educación moral reciben los niños de los hogares? Aquí en donde la obra de la escuela debe asumir el carácter de una verdadera cruzada, intensa, tenaz perseverante. Es preciso no olvidar que la mayor parte de los principios que sirve de sólida base al carácter se adquieren en el hogar. En él toma el niño los lineamentos fundamentales de su conducta futura. Y cuando el hogar no esta preparado o no es capaz de realizar este trabajo, corresponde a la escuela primaria suplirlo. Mas ante todo es preciso que la escuela conquiste al hogar para ponerlo al servicio de los elevados fines que ella persigue.  Y no hay tiempo que perder. Urge darse a la tarea con empeño, decisión y firmeza. Emprenderla desde luego de una manera inteligente, con fe y entusiasmo. El educador debe tener una gran confianza en la bondad del ideal que se forja y persigue. “El educador -dice Elslander- nunca debe perder de vista el ideal, aunque lo considere inaccesible, a fin de que sus esfuerzos tiendan siempre mejor.  La sociedad actual es presa de una bancarrota moral fácilmente observable de todas partes, bancarrota que como un huracán sopla tronchando los tiernos retoños de una generación condenada a un total exterminio. Esta situación es, en parte, fruto de la escuela pasada.  Las falsas normas morales que no han tenido apoyo del ejemplo que da una austera observancia. No han entrado a la conciencia en forma de convicciones profundas. La violencia las ha impuesto. De esto resulta que el hombre formado así, cuando puede se rebela y se entrega sin freno alguno a la satisfacción de sus bajos deseos.  La obediencia, tal como se exige todavía en muchas de nuestras escuelas, crea la necesidad de una incesante vigilancia, de un gran número de restricciones, de mandatos prohibitivos, de severos reglamentos. “No quite usted sus ojos un momento de encima de sus alumnos” ; “que ellos comprenda que en todo momento usted los está vigilando”, recomienda algunos superiores los pobres ayudantes de grupo.  ¿Y que, acaso, el maestro es gendarme o capataz? El niño que es juicioso, disciplinado, por miedo de castigo, no puede decirse que esta educado. ¡Mentira! Ese, cuando sea hombre, solo sabrá portarse bien frente al gendarme o al superior, y no hará mal mientras sienta el poder de una autoridad sobre sí; pero a espaldas de ella será: mientras niño, un granuja; cuando hombre, tal vez un bandido.  Somos en general un pueblo sin carácter. Es preciso confesarlo. Y educar la voluntad, fortalecerá, poniéndola al servicio de los ideales del niño- me refiero al de los últimos años de la escuela primaria- es echar los cimientos de su carácter.  Si la imitación, como ya hemos dicho antes, es poderosa en el niño, por el gran número de posibilidades para aprender que existe en él; por su escaza experiencia y la necesidad de ponerlos en contactos con el mundo por las puertas siempre abiertas de sus sentidos, debemos aprovecharla para formar su carácter, para crear hábitos de buena conducta.  Hay en todos los grupos niños que sobresalen; que observan una conducta ejemplar; niños creadores, que arrastran tras de sí a los demás y se hacen abanderados de grupo, por admiración que despiertan y la confianza que inspiran. El secreto del éxito está entonces en manos del educador que convierte a esos niños en colaboradores suyos. Hacer resaltar la bondad de sus actos; tener para ellos el elogio merecido; demostrar a los demás la posibilidad que hay en cada uno de ocupar el mismo lugar; mostrar que ellos-los mejores—honran al grupo, y que sus triunfos corresponde a todos, como una conquista común. Hacer todo esto para conseguir que cada uno sienta la responsabilidad del prestigio del grupo. Así se va logrando la armonía, la obra común de la escuela, la práctica de una vida social más perfecta que va, necesariamente, a ejercer influjo en la sociedad, tarde o temprano.  Para formar el carácter, pues, no olvidemos que es preciso aprovechar constantemente el ejemplo, la emulación de los niños mejores. Ya el proverbio lo dijo: “La higuera que mira a otra higuera acaba oír fructificar”.  La psicología nos enseña que, desde la edad de 20 meses, el niño se impresiona poderosamente por el medio que lo rodea. Allí donde todo es grito e insultos, encono y regaños, vacilaciones y dudas. ¿Qué bases puede tener carácter del hombre? En estas cuestiones sus sistemas nerviosos serán irritable, su constitución general inclina al mal humor, impregnadas de sentimientos antipáticos; será huraño y rebelde. Vemos, pues que este modo de ser del niño es originado por el trato de las personas con quienes convive. Pero este factor no está soló: la acompañan otros muy importantes: él género de vida, las condiciones de salud y herencia.  Estas circunstancias nos indica la necesidad de que el maestro se relacione con los padres de familia, y visite los hogares, para conocer en cada caso, las cusas que obran sobre el carácter de los niños confiados a su cuidado, y pueda encontrar los medios más eficaces para corregir sus defectos.  En estos momentos en los que los valores sociales están cambiando, es cuando el maestro debe constituir, con los padres de familia, una fuerza para desarrollar una labor colectiva.  Pero hablar de padres de familia es necesario hacer una distinción para fijar mejor el alcance del aserto anterior. En su lugar es la madre quien tiene directamente a su cargo la educación de los niños, por diversas razones que puedan advertirse fácilmente. Resuelta entonces que mayor empeño debemos ponerlo en las madres, por ser más importantes su influjo, su acción más profunda y transcendental.  En ellas se deposita, con justa razón, las más hermosas esperanzas de perfeccionamiento racial. Por esto su educación ha preocupado seriamente a los pensadores, educadores y a los hombres del Estado de los tiempos modernos. Viene al caso recordar la plática memorable de Napoleón Bonaparte con la señora Campàn a quien hacia esta observación:” Los antiguos sistemas de educación parecen completamente inútiles; ¿Qué a falta, pues, para los pueblos sea convenientemente educado? – ¡Madres! – Contesto la señora Campàn. Esta respuesta sorprendió al Emperador. -Si, dijo he ahí todo un sistema de educación en una sola palabra. Pues bien, os encargo que me forméis mares que un día sean capaces de educar a sus hijos.  De todo lo expuesto se desprende la necesidad de que se educar se dirija preferentemente a las madres de familia, para realizar en ella las transformaciones esenciales que la coloquen a la altura que exige la elevada misión que está destinada a cumplir en la vida.  Por otra parte, la escuela primaria debe iniciar en el último año que las niñas pasan en sus aulas, una labor fendiente a prepararlas en ciertos en ciertos importantes problemas que se relacionan con su futura vida de esposas y de madre.  Para lograr que la escuela primaria realice lo más amplia labor social, deben obrar conjuntamente las sociedades de padres y maestros y las sociedades de alumnos.  Al efecto, he formulado el siguiente plan de trabajo paraca cada una de las sociedades; plan que considere posible llevar a la práctica puesto que ya algo se está haciendo sobre el particular.28

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21 ROSADO G. MANUEL. (1976). Alto ahí ¡ Quien Vive!. Págs. 145. Imprenta “El arte”. México. D.F.

22 ROSADO G. MANUEL. (1976). Alto ahí ¡Quien Vive!. Págs. 215 a 217. Imprenta “El Arte”. México D.F.

23 ROSADO G. MANUEL (1976). Alto ahí ¡Quien Vive!. Págs. 266 a 268, Imprenta “El Arte”. México D.F.

24 ROSADO G. MANUEL. (1976). Alto ahí ¡Quien Vive!. Págs. 144. Imprenta “El Arte”. México D.F.

25 ROSADO G. MANUEL. (1976). Alto ahí, ¡Quién Vive!. Págs. 146 y 147. Imprenta “El Arte”. México D.F.

26 ROSADO G. MANUEL. (1976). Alto ahí ¡Quién Vive!. Imprenta “El Arte”. Págs 165 a 167. México. D.F.

27 De Dios Ezequiel Jesús, “José de los Santos –I-“, 1991, Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, México, Págs. 300-301.

28 SALA D. ADELOR. (1926). “Función Social de la Escuela Primaria” Imprenta Eureka- Mesones 75 bis. México, D.F. Págs. 7-16.

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