Teapa Ayer. 17va parte
Emilio Antonio Contreras Martínez de Escobar TEAPANECA (3) MIS CANTARES BAJO EL CIELO DE TABASCO TEAPA A mi Teapa yo le dejo a su vera mi cantar y en mi cantar una queja por tenerlo que dejar. Tardecitas de colores  de mi Teapa bellas son, como son las bellas flores que alegran su población.   […]
21 de noviembre de 2019

Emilio Antonio Contreras Martínez de Escobar

TEAPANECA (3)

MIS CANTARES BAJO EL CIELO DE TABASCO

TEAPA

A mi Teapa yo le dejo

a su vera mi cantar

y en mi cantar una queja

por tenerlo que dejar.

Tardecitas de colores 

de mi Teapa bellas son,

como son las bellas flores

que alegran su población.

  Y le dejo mi cantar,

se queda en su bello río,

donde se viene a bañar

el triste pensamiento mío.

ROSA PEDRERO RUIZ*

PARTE POLICIACO

C. Presidente Municipal doctor

REGULO ROSADO D:

  Le voy a comunicar

que Vidal está en la reja

porque ayer no quiso cortar

a Nato rabo y oreja.

Además tengo un Obando

que a Barberio machetió

yo no sé si fue jugando

pero un dedo le voló.

Y presos tengo un montón

que servirán de testigos

ellos dicen no hay razón

que estén presos por amigos.

Otro cliente hizo un mitote

se atracó con el hermano,

éste le cortó el bigote

 al estilo americano.

   Además quiero avisar

que desde hace cuatro días

 también Hidalgo Gurría

a un hombre quiso capar.

Ya no hay otra novedad

que deba ser anotada,

pero la mera verdad

esto está, de la patada.

Aquí termina mi parte

como un buen disciplinado,

aunque este carezca de arte

espero sea de su agrado.

MANUEL ALMILCAR MELO FIGUEROA

EL TEAPA

¡Oh, transparente y bullicioso río!

¡Cuántos recuerdos a mi mente traes!

¡Como pudiera contemplar tus ondas!

¡Como escuchar tu cántico salvaje!

…………………….

¡Cuántas veces miré, cabe las sombras

De verdes y tupidos animales,

Reflejarse en tus aguas cristalinas

Los últimos fulgores de la tarde.

…………………

Y allí embebido, libre de pensamiento,

Pasaba yo las horas en tu margen!

¡Oh! Inseparable amigo de mi infancia,

¡Salve, Teapa gentil, mil veles salve!

………………….

¡Quién sabe si el destino en su fiereza,

Quisiera por siempre de ti alejarme

O envuelto por las sombras del olvido, Desaparezca tu infelice vate!

……………………..

Hace ya tiempo mi inacorde lira

Vibra impaciente porque yo te cante,

Y aunque el temor me oprime tú me inspiras

Y alegre como tú voy a cantarte.

…………………..

Ora te precipites atrevido

En medio de musgoso peñascales,

Semejando tú espuma bullidora

Explosiones de perlas y diamantes.

…………………

Ora sereno, majestuoso y límpido,

Retrates los erguidos carrizales

Que bordan tus riberas seductoras,

Y cual gimiendo y respirando pases.

…………………..

Sí; yo te canto bullicioso río,

Espléndilo monarca de aquel valle;

Tu belleza no más la fantasía

Con su radiante luz podrá forjarse.

……………………

Tu fecundizas los risueños campos,

Do el sol hermoso su fulgor esparce;

Tú le das a alegría a las campiñas

Verdor al prado, música a las aves.

     ………………………

Apagan en sus aguas cristalinas

Su ardiente sed el pobre caminante

Y las vacadas de lucientes pieles

Que en sus riberas con deleite pacen.

…………………..

     Pródiga y generosa la Natura,

Follaje mil te dío que ornan tus márgenes,

Do oculta entona la doliente tórtola

Esa triste canción que el alma parte.

…………………..

Besan tus aguas límpidas y puras

Las ramas melancólicas del sauce

Y pajarillos de colores múltiples

Con alegre cantar pueblan el aire.

……………………

La mustia garza, el serpentino Coello

Escondido en el nítido ropaje

Contempla su belleza melancólica

En el espejo azul de tus cristales.

…………………..

Dime garza gentil más blanca y pura

Que la flor del Chelele deslumbrante,

¿Por qué a tu pico, avara armonía

Cerro tus delicados manantiales?

…………………..

Te amo cual todo al Teapa hermoso

Belleza más a su belleza imparte,

Y yo amo a Teapa porque arrulla un nido

Que formaron de amor mis tiernos padres.

………………….

¡Oh, transparente y bullicioso río!

¡Cuántos recuerdos a mi mente traes!

¡Como pudiera contemplar tus ondas!

¡Como escuchar tu cantico salvaje!

……………………

Si de la luna soñolienta y pálida

Surca el espacio la tranquila imagen

 Y entre las breñas y por la llanura

Y a través de los densos platanares

…………………..

Do vaga el viento, las enhiestas hojas

Meciendo acompasado, albos ropajes

Simula con su luz, de mil fantasmas

Que se alejan, se esfuman y se atraen.

…………………..

¡Qué misterioso campo tú le imprimes

A la imponente soledad suave,

Tu murmullo esparciendo en la espesura

Oyen tu voz los cedros seculares!

…………………….

La Ceiba llanosa, el pojay altivo,

De recias fibras negras el jahuacte,

Mientras la blanca flor de tus riberas

Recibe el pólen de la flor amante.

…………………….

Mas la luna se esconde, ruge el viento

Sacudiendo las copas de los árboles,

Las nubes se amontonan en los picos

De la montaña que circunda el valle.

……………………

Todo es tiniebla en derredor…La lluvia Desenfrenada barbollando cae,

Y mil torrentes pricipita luego

A tu encrespado y turbulento cauce.

…………………..

Ya se cambió tu faz, la clara linfa

Que miraba tranquila deslizarse

Turbia se arremolina enfurecida

Con fragmentos de arcillas y raíces.

………………………

  Pasas violento atronador, rugiente,

Los viejos troncos con furor deshaces

Y a tu tremendo empuje ya no hay balla

Y por doquier la extensión invades.

…………………..

¡Ah poderosa fuerza! Cuando el freno

La ciencia imponga a tu furor salvaje

Y agrupadas las fabricas doquiera

A tus orillas blanqueando se alcen.

       ……………………

Enloquecidas giren, cuando cante

Cuando turbinas de sedientes bocas

Tu omnímodo poder silbato agudo

Del vaporcillo de tus aguas parte.

……………………..

Cuando ilumine el cielo oscurecido

La luz que a tu poder esparce,

Más bello tú serás Teapa altanero….

Y así sueño en mis noches contemplarte.

………………………..

¡Oh, transparente y bullicioso río!

Oiga el cielo mi voz; siempre te guarde

Y yo, que nunca en tu ribera hermosa,

Al dulce beso de mi tierna madre.

Ing. JOAQUIN PEDRERO CORDOVA

Nota: Dejamos para el final el canto al rio Teapa, porque Joaquín Pedrero Córdova, si amó a su pueblo y a su río, y se le pagó con su infamia, despojándolo de todos sus intereses.

      TEAPA, TAB., 1939

MANUEL ROSADO GONZÁLEZ.

“A TEAPA”

Tu nombre indica “Ribera de las piedras”,

la raza antigua te llamó Teapan

hoy te llaman “Sultana de la Sierra”

y mañana tal vez…. Gran ciudad.

En cada viejo escombro, en cada fuente,

en cada roca donde brota el manantial,

se encuentran testimonios sorprendentes

de tu antigua robusca mocedad.

Como siempre, patriota como valiente,

rebelde fuiste con el conquistador,

quien quiso marcarte con hierro candente

a lo que se opuso el noble historiador….

Tus dominios pobló la clase hispana

durante la larga etapa colonial;

después surgió una raza fuerte y sana,

culta, violenta, audaz y pasional.

Hoy tus hijos descendientes de esa raza,

añoran la grandeza con lealtad,

porque mientras el tiempo pasa y pasa

sus méritos se abrillantan más y más.

A esa falange de ilustres Teapanecos

que han dado renombre al suelo natal,

les dirijo mis cantos y cuyos ecos

  los aprisiona el ventrudo coconá.

Hoy ya Teapa, bellísima y sonriente,

como una gran dama hermosa y gentil

  mira el porvenir resplandeciente

desde las ventanas del Ferrocarril…

¡Qué alegres estas “Ribera de las Piedras”

la Feria te hace olvidarte de mí

mas ¿Qué importa “ Sultana de la Sierra”

con tal que llegues mañana a ser feliz…!

     SAUL WADE TELLAHECHE

TEAPA, TAB., A 27 DE ABRIL DE 1949

IN MEMORIAM….

Dedicado al Lic. Lorenzo Calzada en el Primer año de su muerte.

Tu nombre suena en nuestros oídos,

tu plática elocuente no se olvida,

somos tus amigos que aquí reunidos

recordamos con dolor tu partida.

¡Oh! Poeta de Teapa el orgullo,

¡Oh! Maestro, tu bendito seas,

tus versos son rosas en capullos

que con herencia dejaste en presea.

¡Oh! Poeta maestro y gran amigo,

de charla jovial y trato cariñoso,

¡Oh! Chato inmortal, estamos contigo

Y recordamos tu nombre orgullosos.

Tú fuiste caritativo como Medina

y por tu ideal pobre moriste;

aquel daba la receta y la medicina,

y tú todo su saber lo repartiste.

Tus versos son tu mejor herencia

y tus libros que no están impresos,

por eso es de nueva conciencia

que perduren siempre tus versos.

Una escuela llevará tu nombre

para que tu memoria no quede trunca

    y otra calle la de otro hombre,

porque tú y medina no mueren nunca.

TEAPA, OCTUBRE DE 1939

MANUEL ROSADO GONZALEZ

DOLORES CORREA ZAPATA

Estelas y bosquejos

  Recuerdos del puyacatengo

De un lado el imponente panorama

De los cerros que tocan el cielo….

Y de la niebla el transparente velo

Blanco ropaje a sus contornos da.

Allá, teniendo su anchuroso manto

El infinito sobre el valle extenso,

Se va ensanchando el horizonte inmenso

Que el astro rey atravesando va.

Allí el aliento del Creador se siente;

Ante aquel cuadro de belleza tanta,

El alma se enaltece, se agiganta,

Y a otros mundos se siente transportar.

Aquí se alzan las nubes sobre el monte

Como blanca bandada de palomas;

Allí el suave declive de las lomas

Asemeja las olas de la mar.

Allá, brindando generosa sombra

Al viajero que cruza la llanura,

Y ostentando magnifica verdura,

Esparcidos los árboles se ven.

Y formando dibujos caprichosos

En el fondo del verde más variado,

Los múltiples colores del ganado

Embellecen el cuadro por doquier.

Allí, en conjunto pintoresco y bello

Con el blanco vellón del corderillo,

Mezcla la crin del alazan su brillo

Y del buey el dorado tornasol.

Ante aquel cuadro que la vista abarca,

Que analiza y admira, se comprende

Que del contraste universal depende

La armonía que reina en la creación.

………………………………………………………………………

Aquí, en ondas de nácar y esmeralda,

Ya irritado, ya manso y silencioso,

El río de mi Teapa más hermoso

Va ostentando su rica variedad.

Ya en cascadas blanquísimas de espuma Gigantescos peñascos sepultando,

Va en horrísono acento remendando

El rugido imponente de la mar;

O en álveo limpio de menuda arena

Deslizando sus ondas cristalinas,

Con el verde color de las colinas

Va retratando el firmamento azul;

Y en su lecho purísimo y tranquilo,

Límpido espejo que se mira el cielo.

Cruzan en ondas de flotante velo

Níveos celajes de crespon y tul;

O ya corriendo entre pequeñas guijas,

Con los rayos del sol que reverbera

Asemeja la rubia cabellera

Que las alas del céfiro rizó.

Y su apacible murmurar parece

La canción impregnada de cariño

Con que en su seno al inocente niño

Feliz el pecho maternal meció;

O ya en caverna de profundo abismo

Todo el caudal de su corriente hundiendo, Mientras más insondable, más tremendo,

Le contemplamos con secreto horror.

Al verle inmóvil, insondable, mudo,

Fingir sereno inalterable calma,

Se siente llena de inquietud el alma,

De tristeza, de miedo, de pavor.

Que al querer penetrar el pensamiento

En sus antros oscuros y profundos,

Las sombras vagas de insensibles mundos,

Al alma en sombras envolviendo van.

Y mientras presas de indecibles ansias,

Solo recuerdos de dolor evoca,

Fingen los sueños de la mente loca

Negros fantasmas de doliente faz.

   Allí en confuso laberinto pasa,

Con la negra silueta de una tumba,

Algo como la fe que se derrumba

 En los antros sin nombre de dolor….

Pero luego, al mirar que su corriente

Con el fulgor de las estrellas arde,

Y en las últimas nieblas de la tarde

Se alza la Luna al ocultarse el Sol,

Con la gasa sutil que se levanta

Del ligero vapor de sus riberas,

El alma se remonta a otras esferas

Donde a solas se encuentra con su Dios.

…………………………………………………………………….

¡Oh sí! Tal vez con invisibles lazos

La Tierra al Cielo tus cristales atan:

Por eso, al contemplarte se dilatan

Nuestras almas henchidas de emoción.

Feliz la virgen cuya frente besa

El leve soplo de la fresca brisa,

Cuya vida serena se desliza

De tu orilla en la grata soledad.

Feliz quien sigue tu admirable curso,

Ya irritado, ya manso y silencioso,

Pero siempre magnifico y hermoso,

Siempre lleno de encanto y variedad.

Yo he sentido cruzando tus raudales,

Henchirse el corazón de sentimiento,

He sentido elevarse el pensamiento,

He sentido nacer la inspiración.

Y si hoy pudo vibrar alguna nota

 En mi inacorde y enlutada lira,

Es tu dulce recuerdo el que me inspira,

Es tu imagen que evoca el corazón…..

Si es verdad que las almas desprendidas

Del lazo que las ata con la Tierra,

Van buscando en el mundo cuanto encierra

Un recuerdo del tiempo que pasó;

Si es verdad que al morirnos separados

De los caros objetos que quisimos,

Tenemos el poder, cuando partimos,

De acercarnos a darles un adiós,

Ya que tan lejos de tus quietas playas

Me ha arrojado el capricho de la suerte,

El espíritu en alas de la muerte,

Ha de irte a saludar.

Si es verdad que al morirse no se agotan

Las fuentes en que vive el sentimiento,

Un suspiro, una lágrima, un lamento

A sus playas temblando llegará.

Tabasco, 1882.

DOLORES CORREA ZAPATA

Adiós a Teapa

¡Al fin te vuelvo a ver!

Apresurado palpita el corazón

pero por Dios que a comprender no acierto

si late de dolor,

o si el placer que siento al divisarse

me llena de emoción.

¡Qué encanto tiene siempre para el alma

el pueblo o el lugar do se nació!

¡Tanto tiempo hace que ya no te veo

Que acaso nuevo a contemplarte voy!

¡Con que placer extraño se retorna

ha lugar con que há tiempo se vivió!

Extraña mezcla de esperanza y duda,

De gozo y de temor;

afectos que se avivan en el alma,

imágenes que evoca el corazón:

el rostro del antiguo conocido

que deslizarse nuestra infancia vio;

las sinceras caricias de nuestra aya

que nos aguarda con materno amor;

 la pequeña casita do nacimos,

el templo, el panteón;

la imagen del amigo que no existe,

de la choza que el tiempo destruyó;

de la hojarasca seca del camino

    el triste melancólico rumor,

que parece pedir algún recuerdo

para el árbol que el tiempo derribo,

dejando a nuestra vista el hondo hueco

que nos hace sentir vago terror:

del ayer a los pálidos reflejos

apareciendo los ensueños de hoy

mezclados con las nieblas del mañana

en vaga confusión.

………………………………………………….

Con estos pensamientos mi mente preocupada, con estos sentimientos henchido el corazón,

en una de tus cuestas, mi Teapa idolatrada,

páreme a contemplarte con grata admiración.

Risueño se mostraba tu blanco caserío,

Altivas las montañas que forman tu dosel, Hirviente y espumoso el turbulento rio

Que en su altivez se inclina para besar tus pies.

¡Delirio de mi mente seria si intentara

Pintar tus atractivos, encantador Edén!

¡Los ricos atavíos que el cielo te donara

perdieran sus encantos impresos en papel! Mirando tus llanuras, tus bosques, tus colinas,

las fuentes caprichosas que surgen por doquier,

a veces deslizando sus ondas cristalinas

que remedar parecen murmullos de placer;

los hijos de tu suelo se sienten orgullosos

y en tu grandeza aprenden a conocer a Dios.

Si de extranjero suelo cansadp caminante

acierta por acaso a entrar en tu pensil,

se para sorprendido y sueña delirante

mirar en tus mujeres lindísimas hurís.

Los lirios y las rosas que bordan tus orillas

tiñeron sus semblantes de nácar y arrebol,

y llevan en sus almas ardientes y sencillas

lo puro del cielo, el fuego del sol;

del sol a cuyos vivos y fulgidos destellos

tus mágicas mujeres formaronse quizá,

que tienen como Febo dorados los cabellos,

y a luz en las miradas dulcísimas que dan.

Cual ave peregrina que vuelve a sus riveras

tan solo unos momentos su nido a contemplar, cual rápidos ensueños, fugaces y ligeras,

las horas en tu seno he visto deslizar.

Recibe pueblo mío, mi tierna despedida,

acaso a verte nunca mis ojos volverán;

mas llevo de tal modo tu imagen esculpida,

que el tiempo, la distancia jamás lo borraran. Perdona si a mi pena se mezcla la alegría:

tu sabes que si llevo recuerdos de amistad,

mas fuertes que esos lazos de dulce simpatía,

me traen desde lejos los lazos del hogar!

Acaso Dios ha dado un alma a tus praderas,

Tal vez a tus montañas sensibles hizo Dios;

acaso han recogido las lágrimas postreras

con que volví los ojos para decirte adiós.

No encuentro ni una frase que exprese lo que siento: los labios enmudecen cuando habla el corazón, recibe mis suspiros envueltos en el viento,

¡el cielo te bendiga, mi Teapa; adiós, adiós….!

San Juan Bautista de Tabasco, Mayo de 1879.

DOLORES CORREA ZAPATA

ROMANCE DEL ÁRBOL HUACO

El árbol huaco mantiene

su doble savia fundida;

con doble tronco sostiene

sólo una copa florida;

el Árbol Paterno tiene

dos almas en una vida.

Dos alamas que unió la grapa

de viejo nupcial anillo;

funden su amor y su brillo

a la orilla del Camoapa

 una raíz en Teapa

y con otra en Huimanguillo.

Vino de Teapa un Gurría

erguido, grande y austero,

un varón de cuerpo entero;

aquel que lo conocía,

en presencia se tenia

de un antiguo caballero.

De Huimanguillo una Urgell,

con el cielo en la mirada,

madre y perfecta casada,

a todo lo noble fiel:

parecía modelada

en leche, sueños y miel.

Y en el solar del santuario

soldando pena y ternuras,

¡se alzó un huaco solitario

sobre sierras y llanuras;

fue su fronda un incensario

meciendose en las alturas.

La muerte abatió la planta.

Guarda dos tumbas el suelo;

más fuegos fatuos en celo

se funden en flama santa

y un huaco de luz levanta

su doble tronco en el cielo.

¡Árbol Paterno que tuvo

dos almas en una vida;

en tus hijos se mantuvo

tu doble savia fundida;

son los frutos que sostuvo

tu noble copa florida!

JOSÉ MARÍA GURRIA URGELL

LA IGLESIA

La iglesia de mi pueblo, carcomida por vieja,

tiene el aspecto triste de tiempos medioevales

y flota entre sus naves como antigua conseja

el grito de los búhos que rasgan sus cristales.

Las vírgenes caducas sunnas tras de las rejas

en tanto que los mohos destruyen los maizales

 y el estridente piano sinfoniza sus quejas,

mientras el coro dice tristes antifonales.

La pila abre sus fauces llenas de agua bendita, una beata rezonga una oración precita

 junto a la puerta tosca que da a la sacristía.

Y para ver si el pueblo no está con el demonio

el capellán se postra frente a un San Antonio

y después avariento sacude su alcancía.

1914.

LIRA DE AMOR

RIO PUYACANTEGO

Teapa, Tabasco, Méx.

TORCUATO A. BRINDIS

“A TEAPA”

 La Sultana de la Sierra

 La arrulla el Puyacatengo,

  Y su exuberante tierra

Me brinda lo que no tengo.

   Maíz, arroz y frijol

Son comida cotidiana,

Con sal y chile el pozol

Ya se pasó la mañana.

Uno que otro pescadillo

  De su caudaloso río,

Sin que falte el armadillo,

Y de la inflación me río.

Tecomajiaca es recuerdo

Porque allí creció mi madre,

Quien jovencita y con miedo

Se casara con mi padre.

Esquipula es visitada

Por un santo “Milagroso”

Donde se ve a la viejada

De percal y con rebozo.

Está rodeada de cerros

Teniendo también su gruta,

Toros, vacas y becerros

Y árboles que dan su fruta.

Tiene un balneario de azufre

Emporio medicinal,

Para todo aquel que sufre

 De algún arraigado mal…

  El Mure veo socorrido

Por todo el que lo visita,

Diciendo estar convencido

Que allí está el agua bendita.

Llevo el recuerdo de niño

orriendo por callejuelas,

Con mis compañeros riño

Por las bolsas de ciruelas.

Llevo en la mente grabado

Lo que es prodigiosa etapa;

Que nunca será imitado

Lo pintoresco de Teapa.

Pueblo donde yo nací

Viendo la primera luz,

Que adoro con frenesí

¡Barrio de la Santa Cruz!

Así es mi pueblo querido

Tierra que me vio nacer,

En mi corazón anido

¡A Dios con su gran poder!

Bernardo del Águila

ANTICIPIO

Hojas que el viento de Otoño

Va desprendiedno del árbol,

Junto y salvo en este libro,

De que mueran en el fango.

Ambar en sus nervaduras

La vejez va pregonando;

Versos de antigua estructura

Y dulce dejo romatico.

Versos que cantan afectos

Que mi vida iluminaron,

Paisajes, cosas y gentes

De las que soy relicario.

En el nombre de Dios Padre,

Hijo y Espíritu Santo,

Bautizo mi pobre libro:

Romance del Santuario.

JOSE MARÍA GURRÍA URGELL

EL PRIMER ROMANCE

Adiós Santuario querido,

Santuario donde nací,

Voy a estudiar a otra tierra,

Lejos, muy lejos de ti.

Y al recordar que me voy

En pos de tierras extrañas,

No se si hay llanto en mis ojos

O neblina en tus montañas.

Así cantaba un Gurría,

Rimando ajeno dolor,

Cuando diez años tenía

Y le dio por trovador.

Fue la primera poesía

Que al Santuario dedicó;

Su madre que la leía,

Con un beso la premió.

JOSE MARÍA GURRÍA URGELL

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