PRI rumbo a su desaparición en Tabasco

César Graciano Calvario
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La noticia de ayer no fue tanto el registro oficial de Octavio Romero Oropeza como candidato de MORENA para la elección extraordinaria de Centro, como el acompañamiento que le hizo Evaristo Hernández Cruz y una numerosa comitiva de sus huestes, dando fe del acuerdo formulado directamente con Andrés Manuel López Obrador, para aportar su colaboración política para el triunfo de ese partido en dicha elección. Así, finalmente, este logró el propósito que tuvo de atraer al “Eva” a las filas de su partido desde 2012. Y lo hizo personalmente. No designó encargado. No fuera a cebársele el tiro. Nuevamente.

Fiel a su espejo diario, Evaristo notificó que no ha presentado su solicitud a ese partido para ser aceptado como miembro de pleno derecho y obligación porque “primero quiero ganarme el privilegio, hacer méritos”. Ello no quiere decir que medrará esta vez. Que especulará. Por una simple razón. Su gente, los priistas simpatizantes que lo siguen, esta vez se han vuelto una corriente que lo arrastrará con ellos si quisiera intentar recular. Evaristo mismo ha dado la noticia. Empezando por los líderes naturales, la gente ha empezado –ella si- a registrarse en MORENA.

Ha iniciado entonces un éxodo priista como el que se vio en tiempos del propio AMLO. Después en el caso de Arturo Núñez. No sabemos si la magnitud actual iguale siquiera alguno de aquellos dos casos. Pero de que será una sangría importante, lo será. Andrés consiguió la tenaza que le faltaba para cerrar la pinza que piensa maniobrar personalmente en esta elección con la definición esperada por los perredistas que simpatizan con él y que (en su creencia) solo esperaban su señal personalísima. Que vendrá a mostrar en los próximos días, caminando al lado de su candidato. Pinza con desertores PRI-PRD. ¡Nada malo! Buena pesca.

Se habla de una danza de muchos millones tratando de atajar el agua del rio a dos manos. Lo que a estas alturas ya se antoja imposible de lograr. Porque, en lo que se refiere al caso del PRI, con la salida de Evaristo, ese partido avanzó un par de pasos rumbo a su sepultura. Lo dice este último, lo vemos todos. Los dueños del PRI lo conducen rumbo a un proyecto en el que irá nutriendo al Partido Verde para que este, en el patrón que se sigue a nivel nacional, vaya empoderando a sus vástagos a fin de poder heredarles sus cotos. En un horizonte donde el PRI acabará por extinguirse a la sombra de un robusto mecanismo político (algo parecido a un partido) sostenido por las redes de poder público y privado que gestionan el país.

La salida de Evaristo afectó al PRI. No así al Verde. Y en la próxima contienda electoral ¿quién pagará los platos rotos si pierde la candidata común? Pues el PRI. Para el verde todo será coser y cantar. Los últimos acuerdos firmados para que pudiera dar su consentimiento a la candidatura común, le significarán una nueva y más vigorosa inyección de hemoglobina. Priista. Además, siempre habrá priistas que viendo al futuro prefieran irse al verde antes de ir a la oposición. Pensando, que es el partido donde quedarán a sus hijos.

….a pie de carretera
Juan José Rodríguez Prats
Ya lo dábamos como perdido para la grilla tabasqueña. Sin embargo ha reaparecido. Con declaraciones donde resaltan ideas brillantes dictadas por una valiosa experiencia que debe ser escuchada con atención. Y consideración. La última nos ha parecido pertinente. Aquella donde recomienda al gobierno de la alternancia comenzar de inmediato una reforma fiscal. Solo que el alcance que le asigna, es un sueño guajiro: “dejar de depender de los recursos federales presupuestales”. Un objetivo digno. Indudablemente. Pero difícilmente alcanzable en los próximos 50 años. Cuando menos. Nos conformaríamos con iniciar firmemente en tal sentido.

¡Ya salió el peine! Si habrá boletos para los actos del Papa. De ahí al mercado negro, solo es cuestión de horas. ¡Aguas! ¡Se lo advertimos! Hasta mañana. Adiu

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