Burócratas deben ser solidarios con su gobierno

César Graciano Calvario
cesargracianoc@yahoo.com.mx
¡Cuándo en los gobiernos priistas íbamos a ver que los burócratas -soliviantados por sus dirigentes sindicales- se levantarían con tanto ardor y furor contra su gobierno! Su patrón laboral en los hechos. Ya no digamos por “quítame estas pulgas”, sino porque su gobierno les negaba algo. Aunque esto último casi nunca se daba. Y si no lo cree Usted, ahí está el último movimiento reivindicador de los burócratas, cuya bandera es su derecho a reclamar que el gobierno -que en realidad no ven como suyo- no les pida ni les quite nada. Como antaño.

Ya sabe Usted. Reclaman la derogación de la ley de ISSET, que establece nuevas bases actuariales para tratar de paliar el muy deteriorado funcionamiento de su sistema pensionario y buscar la eliminación del peligro de eclosión en que se encuentra. Precisamente porque los gobiernos priistas evitaron tratar el asunto, para “consentir” a sus clientes políticos, sin importar el grave riesgo al que poco a poco empujaron a la institución de seguridad social. Vamos. Escondieron la factura en el cajón para evitar cobrarla a los burócratas, pero esta acumuló los onerosos intereses.

Y ahora que el gobierno de la alternancia plantea un “principio de solución” (porque la factura hay que pagarla) no faltó la aparición oportunista de los grupos partidistas tradicionales, quienes aprovecharon la coyuntura para soliviantar la alzada burócrata. La ley plantea la solidaridad de los empleados con su gobierno para tratar de salvar al ISSET. Duplicando el irrisorio monto actual de la deducción que se aplica actualmente a los asalariados, nivelando convenientemente las reglas sobre tiempo y edades para el retiro, y elevando sustancialmente el monto total que el gobierno estatal aportará anualmente para empezar a buscar la nivelación de las finanzas del mencionado sistema pensionario. Monto que es varias veces la cantidad que durante muchos años se destinó al efecto.

El planteamiento gubernamental es legítimo. Si algo hay que reclamarle, es la falta de previsión sobre la posibilidad de que se generara el actual rechazo. Y su tibieza. Sobre todo para generar un proceso de concientización que le ganara limpiamente la solidaridad necesaria entre sus empleados. Sin mencionar que en su reflejado temor de aventurarse en los azarosos terrenos del cambio, puede haberse quedado corto con las medidas adoptadas. Así, propalar que logrará el rescate total del sistema pensionario de sus trabajadores al final del sexenio, es una propuesta aventurada. Por decirlo con mesura.

No se trata de evitar que sus trabajadores sigan disfrutando de la comodidad que les brinda la venda sobre los ojos para que no los lastime el brillo intenso de la verdad sobre las amenazas que acechan a los sistemas pensionarios de otros estados de la república y aun del gobierno federal y sus organismos y “empresas productivas”. ISSSTE, PEMEX, CFE. Donde los pasivos para soportar con palillos (artificialmente) los respectivos sistemas pensionarios, gravitan pesadamente en las finanzas públicas y ya empiezan a ser insuficientes para seguir manteniendo en el pedestal virtual inventado a los burócratas que –por otra parte- siguen siendo vistos como la clientela que hay que halagar y cortejar para que siga apoyando la ilusión óptica para ella creada con amoroso cuidado.

……a pie de carretera
Fernando Valenzuela
Un buen punto a favor del gobierno de la alternancia ha anotado el Fiscal General del estado al insistir en abrir la investigación al personal de los Bancos, para perseguir a los responsables de los multiples asaltos a cuenta-habientes. En una actuación inédita, no se ha quedado con los brazos cruzados ante la acostumbrada negativa de los responsables a proporcionar información. Se ha puesto enérgico y ya los tiene amenazados de ir a sacarlos por los pelos si desatienden sus requerimientos oficiales. Y en cuestión de horas, los pajaros de cuenta han empezado a cantar y se abren las líneas de investigación. ¡Bien por Fernando!

¡Parió la Abuela! Mañana le contaremos qué fue. Por lo pronto podemos decirle que no fue parto natural, ni sin dolor (¡obvio!). Habrá secuela. Adiu
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