Mascarriel
*Hacia el 6 de junio: políticos y ciudadanos… *En Tabasco también hace aire… Mario Ibarra “La política no lo es todo. La idea de que todo sea política es sencillamente monstruosa”. La sentencia es de Norberto Bobbio (1909-2004), lo que la dota de una condición casi apodíctica. Bobbio fue un jurista, un gran teórico del […]
24 de mayo de 2021

*Hacia el 6 de junio: políticos y ciudadanos…
*En Tabasco también hace aire…

Mario Ibarra
“La política no lo es todo. La idea de que todo sea política es sencillamente monstruosa”.
La sentencia es de Norberto Bobbio (1909-2004), lo que la dota de una condición casi apodíctica.
Bobbio fue un jurista, un gran teórico del Derecho y uno de los más sobresalientes estudiosos de la sociedad moderna durante la segunda mitad de siglo pasado y el arranque de este.
Se le considera, con razón, uno de los grandes sabios de la política de nuestro tiempo, un conocedor profundo y exhaustivo de la democracia, de su “naturaleza”, de su origen, desarrollo y coyuntura actual.
Su extensa obra es, sin discusión, una atalaya inmejorable para comprender, desde la visión de la política, el mundo y el tiempo en que vivimos y, así, conocernos y comprendernos mejor a nosotros mismos, para asumir la situación ciertamente enfermiza en la que nos debatimos: la exacerbación política.
Desayunamos, comemos, cenamos, soñamos, respiramos política.
Si no despertamos de esta pesadilla, la atrofia se nos puede convertir en un cáncer fatal… sino es que el tumor es ya incurable.
“La política no lo es todo. La idea de que todo sea política es sencillamente monstruosa…”

UNA IDEA INHUMANA…
¿Y qué es lo monstruoso?
Lo monstruoso es lo inhumano.
Rudolf Otto (1869-1937), sin duda el teólogo más inspirado e influyente en los últimos 100 años, buscando articular en palabras y conceptos la Idea de Dios, encuentra que Dios es inhumano.
¿En qué sentido?
En todos.
El ser humano es mortal, Dios es inmortal.
Nuestra ignorancia es invencible, Dios es omnisciente.
Nosotros sólo podemos ocupar un lugar en el espacio, Dios es ubicuo: está en todas partes al mismo tiempo.
Somos criaturas defectuosas y falibles, Dios es perfecto e infalible.
El hombre procede de una causa, Dios es la causa de sí mismo.
Así, cuando decimos “Dios” sólo dibujamos una metáfora para acercarnos a la idea de Dios, porque en su infinitud y en su eternidad, Dios es incomprensible, incognoscible, inconcebible, inefable, inaprensible, inalcanzable…
“Dios es todo lo opuesto al ser humano, Dios es el misterio absoluto, lo indecible, lo informulable, Dios es monstruoso”, podría sintetizarse así la premisa fundamental de Rudolf Otto.
Sin duda Norberto Bobbio tenía en cuenta este concepto de lo monstruoso (lo opuesto a lo humano) al escribir: “la idea de que todo sea política es sencillamente monstruosa”.
Porque es una idea inhumana…

CIENCIA Y ARTE…
La política es un medio, nunca un fin en sí mismo.
No hace falta repasar aquí a Aristóteles, Platón, San Agustín, a Maquiavelo y Hobbes, a Hegel y Marx, a Ortega y Gasset entre tantos.
Todos sabemos que, en su mejor práctica, la política es para servir a la gente.
Es un fenómeno que nace de la sociedad y concebido para servirla.
La política es -o puede ser, o debe ser, puesto que en muchas ocasiones lo ha sido-, un Oficio: conocimiento de su materia (el ser humano y su circunstancia) y habilidad para transformarla y moldearla.
La política debe ser y puede ser una CIENCIA, puesto que implica conocimiento, experimentación, estudio sistemático y acumulación de todas las ciencias, principalmente de la historia.
La política debe ser y puede ser un ARTE: el arte de la conciliación de los diversos intereses contrarios y la muchas y muy heterogéneas ideas que bullen al interior de todo cuerpo social.
La política debe ser y puede ser el ARTE de poner de acuerdo a un pueblo en la elección de una ruta y la consecución de una meta; debe y puede ser el ARTE de gobernar, es decir: dar coherencia a los esfuerzos dispersos e inconexos de la sociedad, motivar las voluntades de una nación, fomentar la confianza de un país en sí mismo, estimular su capacidad de trabajo y creación de riqueza, suscitar el respeto básico a las reglas de la convivencia, fortalecer su identidad, todo encaminado a la consecución de metas siempre sucesivas, siempre perfectibles.
La política puede y debe ser la manifestación de los mejores dones del hombre: la compasión, la empatía, la solidaridad, la nobleza, la capacidad de pensar en el beneficio de los demás y en el interés de todos.
La política es, en sus mejores manifestaciones, el rostro más noble de la civilización.
Si la política ha sido eso en los grandes periodos de los países sobresalientes, ricos, poderosos y dominantes, es claro que siempre puede y podrá volver a serlo.
Pero ¡ay!, la política la hacen los políticos…

EL MODO TRUMP…
Y la más de las veces, para ellos, la política es PODER.
Y el poder no para mejorar, no para enaltecer, no para crecer, no para emancipar, no para el bienestar común, no para la felicidad de la tribu, no: el poder por el poder mismo.
Es ahí cuando los políticos convierten a la política en un fin y no en un medio.
Tenemos, muy cercano en el tiempo y en el espacio un ejemplo elocuente: nuestros vecinos del norte.
Donal Trump y Joe Biden.
Trump: la demagogia, la mezquindad, el hambre de poder personal, el egoísmo y el egotismo, la vanidad y la jactancia, la soberbia y la falsedad, la mentira y la ruindad, la insolencia y la torpeza, la ignorancia y el cinismo como elementos de (des) gobierno.
Trump: arrogante, demagogo y autoritario.
Resultado: en cuatro años el país más poderoso de la tierra estuvo muy cerca del desastre.

EL MODO BIDEN…
Biden, el contraste total.
La política como instrumento, como poder para construir, para edificar, para sanar, para reunir, para convocar, para conciliar, para crear, para pensar no en las próximas elecciones sino en las siguientes generaciones y actuar en consecuencia.
Biden el gobernante, el Estadista.
Y con proyecto, con visión, con estrategia, con capacidad táctica y habilidad política.
Con plazos y fechas.
Ahí tiene usted: en menos de 5 meses USA ha girado en 180 grados y tomado una senda confiable y firme, con la carta de navegación perfectamente clara y los propósitos definidos.
En 120 días pasó de ser el país con más estragos económicos y sociales causados por la pandemia del covid y con la mayor pérdida en vidas humanas (llegarán a las 600 mil) a convertirse en el indudable líder en el combate y control de la peste. Para sombro del mundo, este mes tendrán a 300 millones de personas vacunadas y, para principios de otoño, estarán de regreso total a la normalidad perdida en enero del 2020.
Su economía crecerá 7.5 este año…

HUMANOS, DEMASIADO HUMANOS…
Pero los gobernantes no son dioses, son humanos, dependen de la gente.
Si Trump pudo hacer tantas barbaridades, es que casi la mitad de los estadunidenses lo acompañaban.
Si Biden está en plan de estadista, es porque más de la mitad de sus compatriotas están con él…
O sea: la gente es determinante.
Nosotros, aquí en México, somos, desafortunadamente, una sociedad polarizada y, por lo tanto, víctimas de la política más peligrosa: la que se concibe y se practica como un fin en sí mismo.
Aquí es donde la sociedad debe marcarle un alto y señalarles pautas a sus políticos de todas las tendencias y todos los partidos.
“Oigan, no la chiflen, que es cantada”, hay que decirles…

DOCUMENTADO LA CONGOJA…
En los últimos 5 meses, 5 millones de mexicanos engrosaron el índice de pobreza laboral.
En total, 51 millones de compatriotas tienen ingresos inferiores a los 1 mil 700 pesos mensuales que cuesta la canasta básica. Eso es la pobreza laboral: que no te alcance el salario ni para mal alimentarte.
Los empleos formales y la creación de riqueza dependen en un 90% de la inversión privada. Esta se encuentra en su nivel más bajo en 13 años…
Tenemos gravísimos problemas en el sistema de salud, con el desabasto de medicinas como urgencia mayor…
La Inversión Extranjera Directa cayó 12% en 2020…
Nuestro sistema de educación básica es el penúltimo en promedio de aprovechamiento en una muestra de 78 países…
En los 12 meses recientes han cerrado más de un millón de comercios…
Los efectos del cambio climático ya devastan la producción en las áreas agropecuarias del país…
El Estado mexicano es institucionalmente frágil y financieramente pobre…
En los últimos 30 meses se han registrado en nuestro país 82 mil homicidios, el 80% de ellos dolosos …
En México se comenten 35 millones de hechos delictuosos al año (números redondos); se denuncia el 9% y, de ese porcentaje, sólo un 10% termina en una consignación judicial: la impunidad (casi) total…
Nuestro sistema penitenciario es el antepenúltimo en una lista de 78 países en vías de desarrollo…
Y podríamos seguirle hasta llenar decenas de páginas…

80 MILLONES DE MEXICANOS…
Ahora mal ¿ha escuchado a usted a alguno de los 125 mil candidatos (¡si: 125 mil!) hablar de esos terribles problemas que tienen en jaque la viabilidad del país?
¡Por supuesto que no!
Y es porque es lo que menos les interesa (además de que la casi totalidad de todos ellos ignoran las dimensiones de la tragedia y, por lo tanto, son incapaces de aportar un ápice en su solución).
Al otro día del 6 de junio, el lunes 7 ¿vamos a empezar a dedicarnos íntegramente, todos y cada uno de los mexicanos, empezando por nuestros políticos, a enderezar el vacilante rumbo de la nación?
¡Por supuesto que no!
¡Al otro día nuestros políticos, todos, arrancan la disputa para el 2024, “la madre de todas las elecciones”, según ellos!
Claro, el país no se hunde porque cada día, muy temprano, 80 millones de compatriotas salen a trabajar, a ganarse la vida honestamente, a batallar contra la adversidad, la inseguridad, la injusticia, la impunidad.
Pero es un esfuerzo disperso.
Librado en condiciones precarias e inciertas.
Sin la concurrencia de nuestra clase política.
Ahí está el asunto: ¿cómo obligamos a los políticos a que se dejen de disputas facciosas, a que después de las elecciones se unan al esfuerzo productivo del resto de los mexicanos?
¿Cómo obligarlos a que piensen primero en el interés de todos los mexicanos?
¿Cómo decirles que deben ser artífices del acuerdo, factores de certidumbre, propiciadores de la confianza y el optimismo?
¿Cómo explicarles que la Nación somos TODOS?
¿Cómo, cómo, cómo…?

AIRES DEL TRÓPICO…
Allá en la mera tierra del ‘preciso’, Tabasco, también se cuecen las habas.
Reportes de nuestros corresponsales nos informan que estas elecciones tampoco serán un recreo para el MoReNa.
En varios municipios, la oposición se le pondrá respondona al partido en el gobierno.
Claro, el MoReNa cuenta a su favor con el alto nivel de aprobación del Presidente Obrador, por arriba del 70% y del gobernador Adán Augusto, por encima del 60%.
El asunto es que ellos no estarán en las boletas.
Contará a favor de los morenos el que Tabasco sea líder nacional en la recuperación del empleo, que la economía haya crecido en el primer semestre de este año en un 3.6% y que los índices delictivos hayan descendido sensiblemente, sobre todo en lo que a la delincuencia común se refiere.
Probablemente, el gobernador tabasqueño entregará buenas cuentas, electoralmente hablando, pero de que el próximo 6 de junio no será un día de campo la el MoReNa en Tabasco, eso es seguro…

“A veces padecemos una vital decadencia que no procede de la enfermedad de nuestro cuerpo ni de nuestra alma, sino de una mala higiene de ideales”.
José Ortega y Gasset.

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