José David Sánchez Plaza
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La soberbia y desfachatez que ha caracterizado -desde hace muchos años- a los funcionarios de Petróleos Mexicanos, quedó una vez de manifiesto, en la explosión que ocurrió el pasado miércoles 1 de abril, en la plataforma petrolífera Abkatum-Alfa, que se ubica en la sonda de Campeche del Golfo de México.

Ese siniestro que supuestamente se debe a la falta de mantenimiento de las instalaciones petroleras, dejó hasta el momento cuatro personas muertas y 16 lesionados, algunos de ellos que se reportan delicados de salud.

Ese mismo día (1 de abril), arribó a las instalaciones del Puerto de Dos Bocas, Paraíso, el director general de PEMEX, Emilio Lozoya Austín, para estar pendiente de los trabajos de control y en donde no se permitió el acceso a personal ajeno a la empresa, mucho menos a reporteros de los diferentes medios de comunicación que trataban de dar cobertura del siniestro.

Greenpeace, organización en pro del medio ambiente consideró que dicho siniestro en la sonda de Campeche, que se suma a los derrames continuos en tierra y en aguas someras en diversas partes del territorio nacional, “demuestran que la reforma energética que está completamente orientada a la explotación petrolera y que deja de lado el impulso ambicioso de las energías renovables, sigue siendo un negocio riesgoso ineficiente y que sigue poniendo a México en el rumbo de un futuro con más emisiones de gases de efecto invernadero y más cambio climático”.

La organización en pro del medio ambiente subrayó “el accidente del pasado miércoles (1 de abril), pone en alerta una vez más sobre el inminente riesgo para el ártico, ahora que Estados Unidos autorizó a la compañía Shell hacer perforaciones petroleras en esta frágil región.

Cinco días después de la tragedia, la Unión Nacional de Técnicos y Profesionales Petroleros, acusó a PEMEX de que las plataformas petroleras no han tenido recursos para su mantenimiento por lo menos en la última década.

El secretario de organización de esa unión nacional, Pablo López Figueroa acusó que desde hace diez años no se cuentan con los recursos económicos suficientes para darle mantenimiento a las instalaciones petroleras.

Además que recomendó a Petróleos Mexicanos, mayor inversión para el mantenimiento de sus instalaciones y que evite desgracias como la ocurrida en la Plataforma Abkatum.

Omel Correa González, reportó que su hermano, Isaac Correa González de 33 años de edad, desapareció después de registrarse la explosión en dichas instalaciones petrolíferas.

Hasta el momento, la empresa PEMEX no ha dado un amplio reporte de los resultados de la explosión en la plataforma Abkatum y como siempre ocurre en ese tipo de situaciones guarda un total hermetismo.

El diputado federal del PAN, Juan Francisco Cáceres reveló que solicitará en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, la comparecencia del director general de PEMEX, Emilio Lozoya Austín a fin de que rinda un informe de la situación en que se encuentra la infraestructura petrolera y los efectos que causó la explosión en la plataforma Abkatum.

Los habitantes de las entidades petroleras ya están acostumbrados a que no se dé la atención debida, una vez que ocurre un siniestro y en el que PEMEX se niega a realizar las indemnizaciones correspondientes como con lo del Terra 123, cuyos habitantes de sus inmediaciones aún están a la de los pagos.

PEMEX se ha caracterizado por ser “juez y parte” en los siniestros que se registran en sus instalaciones petroleras y nunca se ha sabido que reconozca su responsabilidad cuando se registra un derrame o una explosión en alguna de sus instalaciones.

Será que los tabasqueños y los de otras entidades deberán seguir aceptando los dictámenes que PEMEX emite una vez que ocurre una tragedia?. Ya es tiempo de que las cosas cambien y se haga realidad la justicia para los mexicanos.