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Colosio, Obrador, Salinas, Madrazo… Juan Ochoa Vidal Andrés López Obrador reveló que cenó con Luis Donaldo Colosio en casa de Clara Jusidman, dos días antes del homicidio. Es de suponer que en algún momento hablará de qué platicó con quien en ese momento era candidato presidencial del PRI y su campaña simplemente no prendía, en […]
25 de marzo de 2019

Colosio, Obrador, Salinas, Madrazo…

Juan Ochoa Vidal
Andrés López Obrador reveló que cenó con Luis Donaldo Colosio en casa de Clara Jusidman, dos días antes del homicidio. Es de suponer que en algún momento hablará de qué platicó con quien en ese momento era candidato presidencial del PRI y su campaña simplemente no prendía, en tanto que el paisano se alistaba a competir contra Roberto Madrazo.

Este último nos comentó un año más tarde que por esos mismos días el sonorense le había dicho que adelantara su “destape” como abanderado priista para gobernador, y que le respondió que era preferible aguardar tiempos y permanecer como presidente del PRI. Más tarde, según Madrazo, Ernesto Zedillo no quería dejarlo pasar, por temor al conflicto que pudiere generar Obrador.

El comentario de Andrés agregó un ingrediente al ya muy espeso caso del expediente político Colosio, a quien en lo personal tratamos como reportero de Excélsior desde el primer año del régimen de Carlos Salinas, quien le confió dos posiciones clave antes de nominarlo para ser su sucesor: dirigente nacional del PRI y secretario de Desarrollo Social.

Con Luis Donaldo estuvimos en algunos eventos y giras.

En una ocasión, uno de sus principales asesores, el ya fallecido Jorge Medina Viedas, me sentó con él en Morelia. También conocí de cerca a otros colaboradores suyos, quienes le instruían acerca de cómo vestir, cómo cortarse el cabello, la manera de gesticular, y le elaboraban los discursos: su trabajo era prepararlo para ser el heredero de Salinas.

Colosio se dejaba conducir. En repetidas oportunidades observamos que se le dificultaba socializar. Así se lo comenté a Jorge, un día que me preguntó cómo lo veía.

Su “destape” no causó sorpresa alguna. Empero, ya para enero había preocupación porque su campaña no levantaba. Con todo lo que sabía, cuando escuché su discurso crítico del “me dueles México”, entendí que ello era parte de una estrategia para hacerlo reposicionarlo y desde luego que no una ruptura con su creador.

La tarde en que lo asesinaron, me sorprendí al igual que todo mundo. Posteriormente, ante la mistificación, razonamos: ¿quién ha sido de inmediato el principal afectado por su muerte? ¿Por qué habría ordenado su muerte Carlos Salinas, cuando tenía todo el poder para simple y llanamente quitarle la candidatura y dársela, por ejemplo, a Manuel Camacho Solís?

Lo más seguro es que nunca se conozca la verdad o a nadie convenza lo que sobre ello diga alguien. Después fue asesinado también Francisco Ruiz Massieu y el supuesto autor intelectual o chivo expiatorio resultó ser Raúl Salinas.

(Ya exonerado, Raúl escribió el libro “Empoderamiento Ciudadano a Través de la Tecnología” en donde habla sobre ¡la corrupción!).

En última instancia, en uno y otro caso, la orden de ejecución pudo provenir incluso de ese mundo entrelazado de políticos y crimen organizado, o alguna célula con carga ideológica que vio la coyuntura para desestabilizar y hacer caer al régimen podrido.

De lo que sí no nos queda duda es de dos cosas: uno, Colosio era un instrumento de Salinas para perpetuarse en el poder a través de aquél, quien era totalmente manejable; dos, el difunto adquirió grandeza con su muerte y su nombre ha sido utilizado por muchos hasta convertirlo en un santo laico; como un símbolo de lo que nunca fue ni quiso ser.

En nuestro país somos muy susceptibles a la manipulación. Por eso hay quien ahora dice que Porfirio Díaz merece ser reivindicado.

Emiliano Zapata, cuya ejecución ordenó Carranza, declaró a Francisco I. Madero como “el primer traidor de la revolución mexicana”. Alvaro Obregón -reelegido en 1928 después de enarbolar la no reelección- dispuso la muerte de Carranza, Francisco Villa, Adolfo de la Huerta y muchos más.

A todos ellos, entre otros, se les honra como héroes. A Plutarco Elías Calles se le deposita ofrenda floral el mismo día que a Lázaro Cárdenas.

En la vida moderna, los corruptos de ayer son los honrados de hoy y serán repudiados con posterioridad. Ahí está el caso de Arturo Núñez Jiménez.

Esto es México.

Twitter: @JOchoaVidal

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