Crónica: Ni son todos, ni son tantos
Luis Enrique Martínez Rumbo Nuevo Ni son tan nuevos, ni tan viejos. Tampoco son los mismos que estaban cuando fue desalojado el mercado provisional de Casa Blanca. De un tiempo a otro, el número creció. Y con la opción de guardar lonas, impermeables y plásticos hasta con sellos partidistas –y si hay otra oportunidad para […]
26 de junio de 2020

Luis Enrique Martínez
Rumbo Nuevo
Ni son tan nuevos, ni tan viejos. Tampoco son los mismos que estaban cuando fue desalojado el mercado provisional de Casa Blanca. De un tiempo a otro, el número creció. Y con la opción de guardar lonas, impermeables y plásticos hasta con sellos partidistas –y si hay otra oportunidad para desempolvarlos–, al ambulantaje organizado se le está pegando pulgas de otros perros.

Siempre ligados por una u otra razón a los locatarios del Pino Suárez –uno o más de éstos proveen o ellos mismos se disfrazan de informales–, los primeros que ocuparon la ribera izquierda del río Grijalva no pasaban de una centena. Sin embargo, con el desalojo hormiga y total de los alrededores del principal centro de abasto de Tabasco, la familia aumentó.

En el terreno habilitado como estacionamiento propiedad de la Secretaría de Movilidad, despidieron 2019 y recibieron el año nuevo. Ahí también, aceptaron y empezaron a convivir con el invisible y, hasta el momento, invencible, coronavirus. Día y noche, en «horas de guardar» por la rapiña habitual en la zona cuidan frutas y verduras, y los improvisados pabellones de plástico como si se jugarán la vida.

Rosaura Pérez Montejo, representante de una de las uniones de la versión tropical de ambulantaje estacionado, afirma que son «como cuatrocientos o quinientos». Salvador Carrizosa Medina, otro dirigente, también tiene dudas acerca del número de afiliados en total: «Nosotros somos trescientos, de los otros no sé».

Evaristo Hernández Cruz, alcalde y el secretario del ayuntamiento, Madián De los Santos Chacón, también desconocen el registro oficial: «No tenemos el número exacto», alega, uno. «Son como seiscientos», supone, el otro. En lo que sí coinciden ambos es que sólo van a reubicarse los que ya estaban en el espacio arcilloso, de grava y escombros. «No vamos a permitir a nadie más…»

El mercado provisional fue edificado para albergar a los locatarios establecidos en tanto se construía el nuevo mercado de Villahermosa que, indecorosamente, al inaugurarse redujo el segundo nombre del prócer regional José María Pino Suárez al apocope «Ma.» En el periodo de mayor afluencia de consumidores, la plaza temporal llegó a registrar más de mil 200 comerciantes de diversos giros.

Con el tiempo y la crisis económica, aquel número disminuyó. Algunos vendieron o traspasaron la concesión, así como pasa con el gremio de taxistas. Lo cierto es que cuando retornaron a la plaza original, dejaron un inmueble cuya rehabilitación cuesta al ayuntamiento de Centro más de 4 millones de pesos y la misma renta mensual deja una sangría de 230 mil pesos a la comuna.

«No sé si vayan a entrar», dice Carrizosa Medina al comentar sus dudas acerca de si los consumidores buscarían a los tianguistas en el interior del mercado provisional. La otra preocupación que da pie a la resistencia a abandonar el terraplén contiguo al Grijalva está en quién pagará el consumo de energía eléctrica.

«Si a sol y agua, a luz y sombra, aquí estamos con el coronavirus, pa’que nos vamos», dicen los opositores a cambiarse antes o el martes 30.

A cinco días de la fecha límite para mudarse, Pérez Montejo sostiene que en las pláticas con las autoridades hay «un avance del 50 por ciento» para definir el traslado al mercado que llegó para quedarse en la nomenclatura municipal.

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