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Alí solo reúne un “shishito”
El ex priista, no pudo reunir siquiera mil personas para la protesta. Se mostró falta de control e indiferencia por parte de los asistentes Luis Enrique Martínez Rumbo Nuevo Con la expresión tabasqueña, se puede colegir que la marcha por la “Unidad y dignidad” convocada por Jesús Alí De la Torre no reunió a más […]
13 de febrero de 2017

El ex priista, no pudo reunir siquiera mil personas para la protesta. Se mostró falta de control e indiferencia por parte de los asistentes

Luis Enrique Martínez
Rumbo Nuevo
Con la expresión tabasqueña, se puede colegir que la marcha por la “Unidad y dignidad” convocada por Jesús Alí De la Torre no reunió a más que un shishito de seguidores.
Nervioso, con los ojos desorbitado y levantando el cuello, el propio ex priista decidió adelantar 18 minutos el inicio de la caminata convocada para las 10 horas. Y cuando un puñado de jóvenes desplegó una manta al frente del contingente, en un santiamén se pudo advertir que no eran ni mil, acaso quinientos. Y eso ya es mucho atrevimiento.
A la altura del parque La Ceiba, llegaban combis, minibuses y autobuses del transporte de pasajeros urbano y suburbano, pero de esas unidades, para desconcierto de los jóvenes que apuradamente registraban el arribo, descendían grupos de cuatro, diez o cuando mucho veinte personas, según fuera el espacio del vehículo. La misma desilusión aparecía en el entronque de la calle Francisco Sarabia con Paseo Usumacinta: el desaire era la común respuesta de los invitados por las redes sociales y la radio, en la víspera.
Otra prueba del fracaso reflejó el desconcierto de la banda de guerra: mientras los tamborileros animaban, primero, la concentración en la glorieta de Los Niños Traviesos, y luego se involucraban en la vanguardia, trompetas y tambores no dieron señal de vida sino hasta cien metros después de arrancada la movilización.
Una imagen más precisa tal vez sea la siguiente: a paso lento, el contingente no tardaba en pasar a los ojos de los curiosos, ni dos minutos. Aún más: con la excepción de los elementos de seguridad y tránsito, reporteros, fotógrafos y camarógrafos, además de vehículos particulares, el contingente compacto quedó entre los 25 o 30 metros de las calles Venustiano Carranza y Aquiles Serdán, colonia El Águila (Gil y Sáenz), sobre avenida 27 de Febrero.
Pronto Jesús Alí se dio cuenta de que las consignas “no más inseguridad”, “no más desempleo” y “no más corrupción”, no calaban en el ánimo de la gente a tal punto que él mismo las dejó de corear a pesar del esfuerzo de Alberto Naranjo Cobián por hacerlo levantar el puño derecho y elevar la voz durante la caminata.
Obviamente, la mayoría de peregrinos llegaron con gorras, sombreros, sombrillas y lentes oscuros; ropa ligera, incluyendo tenis. Unos cuantos con vestido blanco. Cierto, la mañana era soleada pero una brisa invernal disminuía la temperatura. Hasta eso, el domingo fue generoso para la reaparición pública del perdedor de la contienda de gobernador de 2012. Y ya cuando la marcha llegó a la Plaza de Armas, fue más notable el shisherío.
Al final, la movilización ciudadana derivó en una caminata de amigos de Alí. Y, por el registro de la marcha, le quedan pocos.

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