Voces del cambio verdadero
Aida, a ras de tierra Luis A. Pampillón Ponce pampillon_p@hotmail.com A ras de suelo como lo instruyó Andrés Manuel López Obrador y como lo ha hecho Octavio Romero Oropeza, la candidata a diputada local por el sexto distrito electoral ha caminado con intensidad a lo largo y ancho de su franja de responsabilidad política. En […]
20 de mayo de 2015

Aida, a ras de tierra

Luis A. Pampillón Ponce
pampillon_p@hotmail.com
A ras de suelo como lo instruyó Andrés Manuel López Obrador y como lo ha hecho Octavio Romero Oropeza, la candidata a diputada local por el sexto distrito electoral ha caminado con intensidad a lo largo y ancho de su franja de responsabilidad política.

En unas reflexiones públicas por medio del Facebook, explica: “hemos hablado con el corazón para llegar a la razón de los ciudadanos, sin mentiras, sin demagogia, sin promesas falsas, sin dádivas”.

Eso sí, afirma ufana: “con mucha alegría (mi naturaleza no me permite ser de otra manera), quizás sin batucadas y carentes de una gran parafernalia, pero los ciudadanos han podido conocerme a plenitud, sin aplicar Photoshop a las palabras”.

Y en efecto, quienes hemos acompañado a la licenciada Aida Elba Castillo Santiago, mujer joven, inquieta, sencilla pero que desborda alegría por los poros, hemos constatado que atiende con gran amabilidad y con todo el tiempo del mundo –a pesar de los escasos 45 días de campaña que establece la ley– para escuchar las demandas, las quejas más sentidas de la población; desde aquellas que tienen que ver con la falta de servicios públicos hasta asuntos familiares como la irresponsabilidad de algún padre de familia.

Siempre atenta, registrando las necesidades y la gran pobreza que no solo existe en las tradicionales zonas marginadas de la capital del Estado sino la pobreza que se esconde dentro de una ciudad que ha crecido bajo el desorden y el desinterés de la clase gubernamental desde hace más de 80 años.

“En ese andar –explica la comunicóloga de profesión– hemos confirmado  lo que ya sabemos, si bien ahora vamos pidiendo el voto, no es la primera vez que caminamos las 65 secciones electorales del distrito más grande de Centro, el sexto local; los contrastes de vecindades en condiciones lamentables al lado de enormes residencias en pleno centro de la ciudad, muchos ancianos que sobreviven con pensiones paupérrimas (cuando las reciben), una gran indiferencia de la autoridad actual –a la que se suma el olvido de las anteriores– en la atención de los servicios públicos.

Aida, simplemente Aida, como la conocemos sus amigos está casada con el también comunicólogo, Humberto Hurtado. Son padres de dos hermosas niñas, ya casi señoritas: Alejandra y María Fernanda que entienden con seriedad la lucha de su madre.

En esa simbiosis mujer-madre, madre-mujer, afloran los más nobles sentimientos de Aida Elba Castillo Santiago y dice con un fuerte pesar:

“Lo que más me duele es esa idea que tienen muchos de que ‘está bien que roben, pero que repartan’, o esa otra de ‘todos son iguales’.

Frases así –explica Aida– son indicativas de que el mayor daño ha sido en la mentalidad de la gente.

Y tiene razón, mucha razón, al afirmar que ahí es donde está el reto mayor, el de remontar el desaliento y la desazón, el conformismo y la desesperanza.

“Yo digo –subraya– que ser así es como morir lentamente y convertirnos en cadáveres insepultos, que sólo esperamos la hora final”.

Pero alegre como es y con la esperanza puesta en el futuro, Aida nos dice que “Morena va, los morenos vamos, para el distrito seis y Centro en su conjunto avancen. Vamos a pesar de las carencias y de los obstáculos, de las ilegalidades que ya cometen otros, incluidos tristemente los que antes hablaron también de ser diferentes. Vamos porque la gentes no abre sus casas, porque no hay rechazo; vamos porque saben que, a pesar de nuestra imperfecta humanidad, somos candidatos impulsados por el amor hacia nuestros semejantes”.

Y Aida va, Morena va, el Movimiento de Regeneración Nacional va porque la gente ya está cansada de más de lo mismo, de promesas incumplidas, de injusticias, de más impuestos.

La gente va con la esperanza de que se concreten los postulados proclamados por el líder nacional, Andrés Manuel  López Obrador, en su libro “El poder en el trópico”, para reconstruir el paraíso, el antiguo Edén tabasqueño: un cambio de fondo, una nueva forma de hacer política, orientada a buscar una convivencia social más humana, justa e igualitaria.

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