Voces del cambio verdadero
Demagogia y populismo III Luis A. Pampillón Ponce pampillon_p@hotmail.com Por más selfies que se tome, por más que salga fotografiado con el «Chicharito» durante el viaje oficial a Alemania, por más encuentros que tenga con los presidentes de varios países de Europa, por más hospitales que inaugure y por más discursos que pronuncie, haciendo grandes […]
19 de abril de 2016

Demagogia y populismo III

Luis A. Pampillón Ponce
pampillon_p@hotmail.com
Por más selfies que se tome, por más que salga fotografiado con el «Chicharito» durante el viaje oficial a Alemania, por más encuentros que tenga con los presidentes de varios países de Europa, por más hospitales que inaugure y por más discursos que pronuncie, haciendo grandes esfuerzos por cuidar su dicción, la popularidad del presidente Enrique Peña Nieto «cayó 9 puntos porcentuales en el último cuatrimestre, consiguiendo apenas el 30 por ciento», señala Guadalupe Loaeza, (Reforma, 4 de abril de 2016)

Lo cual significa que el 66% de los ciudadanos desaprueba la gestión del mandatario. Lo más grave de todo, y tal como lo reveló la encuesta del Grupo Reforma. Agrega Loaeza: «Este nivel representa un mínimo histórico, no sólo en lo que va de su gestión, sino en comparación con los tres Mandatarios que le anteceden. De igual forma, sus tasas de desaprobación son las más altas registradas en la serie, que inició desde 1995».

Peor que Ernesto Zedillo durante la crisis económica. Una calificación más baja respecto a la gestión de Vicente Fox. Más reprobado que Felipe Calderón ¡No, no puede ser! ¿Qué vamos a hacer los mexicanos con un Presidente que, a estas alturas del partido, nomás no la hace? ¿Cómo es posible que los ciudadanos encuestados hayan calificado el trabajo de EPN, en una escala del 0 al 10, con 4.4?, se pregunta la analista y puntualiza:

Igualmente resultó reprobado en el segmento de líderes con 3.7. La encuesta fue aplicada a «mil 200 adultos en todo el país del 7 al 10 de abril.

Estos tristes resultados están relacionados con rubros tan importantes como la economía, la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, el combate a la pobreza y a la corrupción o la seguridad pública, en todos reprobó.

Otro analista de la vida nacional, José Agustín Ortiz Pinchetti (La jornada, 17 de abril de 2016) se pregunta ¿por qué el presidente tiene tan baja aprobación popular? Es la más baja que se recuerda en un régimen priísta. Entre otras razones porque han intentado algo virtualmente imposible: restaurar al viejo sistema político, tal como se vivió en los 60 y 70 del siglo pasado.

El problema es que la mentalidad de los actuales dirigentes sigue en esa época, pero la sociedad está en 2016. Pretenden manipular a la población y están tardando mucho en darse cuenta de que eso ya no funciona, considera y pone algunos ejemplos:

1. Encuestas. Hace algunas décadas se levantaban, pero sólo las conocía el gobierno. EPN ha caído unos 10 puntos porcentuales en tres meses. Quizá De la Madrid o Zedillo tuvieron caídas peores, pero no lo supimos. El impacto de conocer el índice de desaprobación crea un vacío en el poder y estimula la caída.

2. Revelación de secretos. Hace casi 30 años el entonces presidente Salinas y su grupo cometieron abusos graves, pero se escondieron. Hoy las filtraciones han generado escándalos: la Casa Blanca, las mansiones de los ministros, donaciones de Televisa y grupo Higa, los negocios multimillonarios con esas empresas. La revelación de las pláticas con OHL donde se traslucen posibles maniobras ilegales tanto contables, como financieras y judiciales, etcétera.

3. La denuncia de casos graves de impunidad. Es evidente que el gobierno trató de diluir el caso Ayotzinapa, como en su momento se logró con tantas matanzas y represiones. Los padres afectados recibieron presiones, promesas de compensaciones económicas, difamaciones y calumnias. Pero han resistido. Y un sector de la prensa nacional e internacional le ha dado seguimiento hasta convertir el tema en un agravio irresoluble.

4. La apertura de México al ámbito internacional. Antes las graves irregularidades no tenían resonancia exterior. Hoy la nación está expuesta a la observación cada vez más crítica de los organismos y la gran prensa internacionales. Torturas, asesinatos, desapariciones forzadas y el trato cruel o degradante no son sólo asunto de interés local. Los representantes de la ONU, la OEA y de la CIDH han rendido informes desfavorables al gobierno, que les ha puesto trabas, pero éstas son ineficaces.

Si vemos bien, Enrique Peña Nieto reúne todos los atributos de un demagogo empedernido. ¿Y el populismo qué es? Allá vamos en la próxima entrega.

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