Voces del cambio verdadero
Populismo y demagogia II Luis A. Pampillón Ponce pampillon_p@hotmail.com Hablar sobre la demagogia no es nuevo. Desde hace más de dos mil años, en la Grecia clásica, más de 400 años antes de Cristo, filósofos como Sócrates, Platón y Aristóteles nos hablaban de las formas puras e impuras de gobierno: de la monarquía, la tiranía; […]
13 de abril de 2016

Populismo y demagogia II

Luis A. Pampillón Ponce
pampillon_p@hotmail.com
Hablar sobre la demagogia no es nuevo. Desde hace más de dos mil años, en la Grecia clásica, más de 400 años antes de Cristo, filósofos como Sócrates, Platón y Aristóteles nos hablaban de las formas puras e impuras de gobierno: de la monarquía, la tiranía; de la aristocracia, la oligarquía y, de la democracia, la demagogia.

De manera que cada forma tenía su desviación o forma impura de gobernar.
Pero la democracia no siempre fue vista como una forma pura de gobernar. El mismo Platón, en su libro La República –que más que un tratado sobre formas de gobierno es un tratado pedagógico– presenta una tipología de modelos de gobernar que va de la menos mala a la peor, enlistando a la timocracia, a la oligarquía, a la democracia y a la tiranía como forma negativa.

Aristóteles, a su vez, acepta como formas buenas a la monarquía, la aristocracia y la politéia, y como formas malas a la tiranía, a la oligarquía y a la democracia.

La explicación de ello se encuentra en que desde aquel tiempo la diferencia entre un gobierno bueno y uno malo se basaba en el criterio de si el gobernante (o los gobernantes) respetaba la ley o no, pero también en la pauta de si aplicaba el mando para provecho de todos o para beneficio particular, nos señala José F. Fernández Santilla (La democracia como forma de gobierno, IFE, 1995, pp. 11-12).

En la antigüedad, como ahora, aunque no se acepte, existían diferentes rangos sociales que se identificaban no solo con el pueblo sino también con la monarquía y con la aristocracia. De manera que cuando el poder se depositaba en la democracia era ejercido sólo para ventaja de los pobres y, estos, aunque fuesen mayoría, no eran la totalidad. El reclamo era que dejaban a una parte, aunque minoritaria, fuera.

De allí el signo negativo que se la atribuyó, aunque tuvo mayor consenso sobre la monarquía al considerarse que era mejor forma de gobierno por la distribución del poder que no queda en una sola persona.

Pero la democracia no es el problema, el problema es que nos “gobierna” su desviación, la demagogia, la mentira, el cinismo.

Al 5 de diciembre de 2014, de acuerdo con la solicitud de transparencia vía el Ifai, con folio 0210000179214, el político mexiquense sólo ha cumplido el 10.52 por ciento de sus promesas, ya que de los 266 compromisos asumidos sólo 28 han sido satisfechos, (El financiero, 08.02.2015)

Debido al adverso contexto económico mundial, ha sido cancelada de manera definitiva la construcción del tren transpeninsular que correría de Mérida, en Yucatán, hasta Punta Venado, en Quintana Roo, compromiso número 243, firmado el 25 de junio de 2012 en Yucatán.

Está en riesgo, además, la concreción del compromiso número 94 de la lista: el proyecto del tren rápido de alta velocidad México-Querétaro, promesa firmada el 24 de mayo del 2012, el cual fue suspendido de manera indefinida.

En su primer año de gobierno, el político de extracción priista sólo pudo ejecutar cuatro compromisos (el 1.5 por ciento), mientras que en el segundo año llevó a cabo 24 (el 9.02 por ciento).

Para cumplir la totalidad de sus compromisos, el mandatario tendría que cumplir con 44 por año en promedio, meta que ha quedado muy lejos en los dos primeros años de su administración.

Por si eso fuera poco, los ajustes al gasto público anunciados para 2015, 2016 y 2017, rondan ya más de 400 mil millones de pesos lo que es un verdadero quebrando para el país, aunque el licenciado Peña Nieto y compañía sigan viajando a en avión presidencial de lujo por todo el mundo.

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