Voces del cambio verdadero
Guía para votar Luis A. Pampillón Ponce pampillon_p@hotmail.com El próximo 23 de marzo el electorado del municipio de Centro tendrá oportunidad de acudir a las urnas para elegir a sus autoridades municipales, pero debe de estar bien informado para saber decidir. ¿Por qué partido votar? ¿Por qué candidato? ¿Por el partido que tiene en la […]
19 de enero de 2016

Guía para votar

Luis A. Pampillón Ponce
pampillon_p@hotmail.com
El próximo 23 de marzo el electorado del municipio de Centro tendrá oportunidad de acudir a las urnas para elegir a sus autoridades municipales, pero debe de estar bien informado para saber decidir. ¿Por qué partido votar? ¿Por qué candidato? ¿Por el partido que tiene en la peor crisis económica, social y de falta de respeto a los derechos humanos? ¿Por los partidos firmantes del llamado Pacto por México que permitió el incremento de impuestos en tanto que a los grandes empresarios se le devuelven impuestos? ¿Por los partidos que tienen contra la pared a los maestros con la pretendida Reforma educativa?

En su artículo “Entre la Utopía y la nada”, del pasado 3 de diciembre, el historiador Lorenzo Meyer recuerda que el Presidente declaró, a la mitad de su sexenio, que México “está destinado a ser una nación imparable”, que marcha por la ruta correcta.

No obstante, considera el también profesor investigador del Colegio de México, dichas predicciones se basan en supuestos cuestionables: “una economía que crece de manera sostenida e incluyente”, instituciones fuertes, “reformas estructurales”, ingresos fiscales fortalecidos, etcétera.

Este discurso –sostiene Meyer– se cae por falta de sustento. Precisamos de una propuesta que despierte la imaginación y sea creíble, afirma y plantea que ni el Plan Nacional de Desarrollo 2013-218 o los 95 puntos del “Pacto por México”, son ni de lejos, equivalentes a propuestas que despierten y refuercen el sentido de nación, de tarea colectiva.

Esto, considera, sólo se logra si la aspiración está sostenida por la historia, cuenta con un liderazgo apropiado y sus ideas motrices responden a las exigencias de la coyuntura histórica. “Sólo eso puede convocar al encuentro de la propuesta con esperanza”, subraya y pone como ejemplo de un primer intento a “Los sentimientos de la Nación” de José María Morelos y Pavón.

Aunque el documento, los Sentimientos de la Nación, fue corto –23 puntos– y tuvo un aspecto conservador –el de la religión oficial–, su orientación, en general, era muy avanzada. Veamos: la soberanía “dimana del pueblo”, “que las leyes generales comprendan a todos, sin excepción de cuerpos privilegiados” y que esas leyes “deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre…”.

Con la revolución mexicana, a inicios del siglo pasado, y los planes elaborados por los participantes en la Convención de Aguascalientes –zapatistas y villistas—y en el Congreso Constituyente de 1916 –los carrancistas–, adquirieron el carácter de verdaderos proyectos alternativos. “Esas utopías realistas” chocaron violentamente entre sí, pero algunos de sus elementos se materializaron, especialmente durante el cardenismo”, indica Meyer al sostener que:

“El correr del tiempo y la realidad gastaron la energía creativa de la Revolución y hace ya buen tiempo que México navega como un proyecto de los pocos, no de la nación. Hoy hay la necesidad de volver a imaginar y demandar un futuro auténticamente colectivo, pero esta vez por la vía no del choque violento sino de la movilización democrática. Hay que buscarlo, hay que insistir”.

¿Por qué hay que seguir pensando en una nueva alternativa?
Porque esta administración, no obstante del caudal invertido en propaganda (3 mil 927 millones pagados sólo a las televisoras en los últimos tres años), no puede ocultarse que la gestión del gobierno de EPN es fallida. Las expectativas han quedado incumplidas: De sus 266 promesas de campaña sólo 26 ha cumplido. El pacto por México y el intento de restaurar el viejo régimen PRI/gobierno se han traducido en desprestigio para la clase política y las instituciones. No se recuerda un presidente con tan bajo nivel de aprobación y la calificación empeora cuando se examina cada rama de la administración pública, señala José Agustín Ortíz Pincheti al considerar que:

No hay razón para creer que las inercias negativas disminuyan en los próximos tres años: Al contrario, serán peores al complicarse con la crisis política sexenal. Viviremos 35 meses de agitación e inconformidad creciente. En cuanto a la economía al menos los próximos dos años serán muy malos. Además de los problemas locales habrá una desaceleración del comercio y la inversión mundiales. Las medidas tendientes a detener la corrupción han fracasado, habrá una mezcla de austeridad forzosa y despilfarro. No es de esperarse una reducción a la impunidad o acciones políticas para distribuir la riqueza y volver a crecer.

Entonces, este 13 de marzo, ¿por quién votar?, ¿por el régimen decadente y represor?, ¿por los partidos que firmaron el Pacto por México y que tiene hundido a nuestro país?

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