Voces del cambio verdadero
La educación y las vacaciones Luis A. Pampillon Ponce pampillon_p@hotmail.com Han iniciado las vacaciones de primavera. Dos semanas, quince días de asueto para los estudiantes y sus profesores. Sirvan estos para reflexionar en torno a la educación y su contexto. Tanto el gobierno federal como el estatal ajustan dos años y medio de gestión administrativa. […]
31 de marzo de 2015

La educación y las vacaciones

Luis A. Pampillon Ponce
pampillon_p@hotmail.com
Han iniciado las vacaciones de primavera. Dos semanas, quince días de asueto para los estudiantes y sus profesores. Sirvan estos para reflexionar en torno a la educación y su contexto.

Tanto el gobierno federal como el estatal ajustan dos años y medio de gestión administrativa. Estas a escasos meses de que arriben a la mitad del tiempo de su responsabilidad al frente de las necesidades y carencias de los mexicanos. Por ello vale la pena hacer aunque sea un somero balance.

Comencemos con los compromisos del gobierno federal. Dentro del Plan Nacional de Desarrollo, el jefe del Ejecutivo Federal, el licenciado Enrique Peña Nieto estableció en materia de Capital humano para un México con Educación de Calidad: “Un México con Educación de Calidad requiere robustecer el capital humano y formar mujeres y hombres comprometidos con una sociedad más justa y más próspera. El Sistema Educativo Mexicano debe fortalecerse para estar a la altura de las necesidades que un mundo globalizado demanda. Los resultados de las pruebas estandarizadas de logro académico muestran avances que, sin embargo, no son suficientes. La falta de educación es una barrera para el desarrollo productivo del país ya que limita la capacidad de la población para comunicarse de una manera eficiente, trabajar en equipo, resolver problemas, usar efectivamente las tecnologías de la información para adoptar procesos y tecnologías superiores, así como para comprender el entorno en el que vivimos y poder innovar.

“La falta de capital humano no es sólo un reflejo de un sistema de educación deficiente, también es el resultado de una vinculación inadecuada entre los sectores educativo, empresarial y social.

También planteó “Cinco metas nacionales”. Por hoy solo nos  referiremos a la concerniente en materia educativa. Es la meta número 3. Un México con Educación de Calidad: “para garantizar un desarrollo integral de todos los mexicanos y así contar con un capital humano preparado, que sea fuente de innovación y lleve a todos los estudiantes a su mayor potencial humano. Esta meta busca incrementar la calidad de la educación para que la población tenga las herramientas y escriba su propia historia de éxito. El enfoque, en este sentido, será promover políticas que cierren la brecha entre lo que se enseña en las escuelas y las habilidades que el mundo de hoy demanda desarrollar para un aprendizaje a lo largo de la vida. En la misma línea, se buscará incentivar una mayor y más efectiva inversión en ciencia y tecnología que alimente el desarrollo del capital humano nacional, así como nuestra capacidad para generar productos y servicios con un alto valor agregado”.

Y es precisamente el punto III del Plan Nacional de Desarrollo: MÉXICO CON EDUCACIÓN DE CALIDAD, en donde señala que “La educación debe impulsar las competencias y las habilidades integrales de cada persona, al tiempo que inculquen los valores por los cuales se defiende la dignidad personal y la de los otros”.

Planear la política de educación de los próximos años significa impulsar su transformación para construir una mejor sociedad. Una planeación que trascienda requiere una reflexión sobre los logros que hemos obtenido, un análisis sobre los rezagos que enfrentamos, una proyección de los objetivos que nos hemos planteado y una visión del rumbo que debemos tomar para alcanzar una educación de calidad para todos, indica el documento y subraya:

En el mundo se ha demostrado que los países que logran una apropiación social del conocimiento, aceleran el crecimiento económico en forma sostenida e incrementan la calidad de vida de su población. Es fundamental que México sea un país que provea una educación de calidad para que potencie el desarrollo de las capacidades y habilidades integrales de cada ciudadano, en los ámbitos intelectual, afectivo, artístico y deportivo, al tiempo que inculque los valores por los cuales se defiende la dignidad personal y la de los otros.

El futuro de México depende en gran medida de lo que hagamos hoy por la educación de nuestra niñez y juventud.

En la lectura del Plan Nacional de Desarrollo encontramos otros compromisos y otros datos que en su momento servirán para realizar un análisis profundo sobre el desempeño de gobierno federal en materia educativa pero preocupa leer en los medios de información que a estas alturas, nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Nacional Autónoma de México rechace, por falta de capacidad para cubrir la demanda, a más del noventa por ciento de los aspirantes a iniciar sus estudios superiores.

Y preocupa más leer las cifras alegres de los funcionarios del gobierno federal, como las anunciadas a penas a principios de año por el subsecretario de Educación, Efrén Rojas Dávila, al asegurar que “es compromiso del “presidente de la República, Enrique Peña Nieto de incrementar la matrícula en educación superior para lograr una cobertura de 40 por ciento, crecer con calidad y alcanzar una vinculación con el sector productivo del país, así como la internacionalización y la movilidad de los jóvenes mexicanos”, (Comunicado 019 de la SEP).

En junio de 2014, la Secretaría de Educación Pública (SEP) aseguró que la cobertura de educación superior era de 33.1%, lo cual significa que en el tiempo que lleva la presente administración creció 1%, ya que a finales de 2012 era de 32.1%.

El subsecretario de Planeación y Evaluación de Políticas Educativas, Enrique Del Val Blanco, informó que para el próximo ciclo escolar (2015) esperaban que subiera a 34.5% y con ello, les faltará 5.5% para cumplir la meta planteada para 2018, que deberá ser del 40%. (Excelsior, 20/06/2014).

Como para el 2050 a lo mejor ya llegamos a cubrir el 100 por ciento. Ahí me lo platicarán en el otro mundo.

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