Educación y demagogia

Luis A. Pampillón Ponce
pampillon_p@hotmail.com
Para el presidente Enrique Peña Nieto, “la reforma educativa va”. Es, dijo, la reforma “más relevante y de mayor calado” de su gobierno.

El jefe del ejecutivo federal manifestó lo anterior al poner en marcha el nuevo ciclo escolar en la escuela “José Vasconcelos” de Coyuca de Benites, Guerrero.

Manifestó que son los maestros los principales motores de la reforma educativa y aseguró que uno de los ejes centrales y relevantes de las modificaciones constitucionales en materia educativa es “tener a los maestros mejor preparados, porque con los actores protagónicos de la reforma educativa. En ellos descansa el éxito y el alcance de la misma”.

Pero la llamada reforma educativa más que incentivar la participación de los maestros en cursos de capacitación para su mejor desempeño, mejores condiciones de trabajo y mejores salarios, los mentores la ven como una amenaza de castigo o despido.

Los ejes centrales de la mal llamada reforma educativa son las evaluaciones: evaluación para ingresar al sistema, evaluación para la permanencia y evaluación para escalar mejores posiciones, pero no trae por ningún lado una explicación de mejora de los contenidos educativos o estrategias didácticas.

La primera evaluación diagnóstica a maestros y técnicos docentes en servicio se aplicó en 29 estados, según información de la Secretaría de Educación Pública, pero para los profesores esa evaluación es inhumana, porque nada tiene que ver con la realidad que enfrentan día a día en las aulas. “Nadie va a conocer las condiciones en que damos clases”, dijeron. (La jornada, 23 de agosto /2015).

Como parte del programa de Mediano Plazo para la Evaluación del Servicio Profesional Docente 2015-2020, elaborado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), tan solo en lo que resta de este sexenio se tienen previsto aplicar 129 evaluaciones estandarizadas.

Pero las autoridades perfumaditas del gobierno central en la ciudad de México, si conocen la realidad en que laboran los docentes mexicanos, aunque sea por las estadísticas, porque difícilmente se paren por un salón del clases, salvo, claro, para la inauguración de un ciclo escolar pero ya con todo el circo armado para la foto.

De acuerdo con datos del propio Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en México, casi seis de cada diez escuelas de prescolar, primaria y secundaria están en localidades de alta y muy alta marginación. Es decir, el 60 por ciento de las escuelas están en los lugares más obres en donde es difícil el acceso y se carece de lo más elemental.

Casi en números similares se encuentran las escuelas del nivel de preparatoria y bachiller. El 40 por ciento de escuelas de bachillerato enfrentan las mismas condiciones. (La jornada, 22 de agosto /2015).

Pero lo que es peor, el financiamiento destinado a la educación se ha mantenido prácticamente sin crecimiento, según el documento El panorama educativo de México: indicadores del sistema educativo nacional 2014. Educación básica y media superior, elaborado por el propio INEE.

Y es que el discurso oficial es uno y la realidad otra. Para Peña nieto, como veíamos al iniciar este trabajo, la reforma educativa es la más importante y trascendente. Pero uno se pregunta cómo puede decir que es importante y trascendente si no se le da el apoyo y los recursos necesarios, pero si se gasta en super casas, aviones y obras de relumbrón que solo benefician a sus amigos, a los amigos del régimen.

DE ahí el llamado del rector de la UNAM, José Narro Robles a los integrantes de la 63 legislatura, que inicia en septiembre en el Congreso de la Unión, a fortalecer el presupuesto de las universidades públicas del país.

Contundente puntualizó: prioridad que no se refleja en el presupuesto es demagogia. Las universidades necesitamos fortalecer nuestras capacidades financieras y presupuestales.

Y fue más lejos: En la educación y la cultura está el secreto de la humanidad, el secreto para ser mejores como personas y como sociedades.

Pero como se puede educar en escuelas que están en las peores condiciones imaginables, sin baños, sin agua, sin tiempo para el estudio porque tienen que trabajar, lo que se refleja en una alta deserción escolar. De cada mil alumnos que ingresaron a la educación básica en el ciclo 2002-2003, sólo 719 lograron concluir con éxito su educación primaria y secundaria, de acuerdo con datos del documento citado.