Voces del cambio verdadero
El laberinto mexicano Luis A. Pampillón Ponce pampillon_p@hotmail.com Laberinto o pesadilla, los mexicanos no alcanzamos a salir de la “crisis” sistemática en que  nos tiene metido el modelo económico neoliberal que los altos mandos mantienen como credo para las buenas finanzas de la macroeconomía en tanto que millones de mexicanos sobreviven en la pobreza y […]
29 de julio de 2015

El laberinto mexicano

Luis A. Pampillón Ponce
pampillon_p@hotmail.com
Laberinto o pesadilla, los mexicanos no alcanzamos a salir de la “crisis” sistemática en que  nos tiene metido el modelo económico neoliberal que los altos mandos mantienen como credo para las buenas finanzas de la macroeconomía en tanto que millones de mexicanos sobreviven en la pobreza y pobreza extrema.

De acuerdo con datos, hasta cierta manera curiosos, del Instituto Nacional de Estadísticas, Geografía e Informática (INEGI) la pobreza en México aumentó de 45.5 a 46.2 por ciento entre 2012 y 2014, mientras que la pobreza extrema bajo de 9.8 a 9.5.

Pero la pobreza se puede medir de muchas maneras. Los instrumentos de medición, desde luego, son debatibles.

Por ejemplo, el economista Julio Boltvinik, con  su modelo de análisis “El Método de Medición Integrada de la Pobreza”, el número de pobres en México pasó de 66.5 millones en 1992 a 101.1 millones en 2014, (La jornada, 24 de julio/2015).

Según el analista Sergio Sarmiento la pobreza y la pobreza extrema obedecen a factores diferentes y sus soluciones son también distintas. La pobreza se cura con empleos. Quienes viven en pobreza extrema, en cambio,  no pueden muchas veces obtener o mantener un empleo. “La pobreza extrema es como un pantano del que es difícil salir”, (Reforma, 27 de julio/2015)

La situación es tan desesperante que diferentes analistas y organismos empresariales claman por la generación de empleos y solicitan el cambio de modelo económico neoliberal que no solamente tiene sometida a la población mexicana sino a la del mundo globalizada que permite la gran acumulación de la riqueza por unos cuantos en tanto que la mayoría padece la falta de oportunidades de, cuando menos, mejorar su situación económica y de bienestar.

Quienes tienen el control de la economía del país ya deben ir pensando seriamente en que es necesario, por el bien de todos, pensar en los más desprotegidos para que su desesperación no nos alcance. El pasado jueves 23 de los corrientes, luego de conocer el incremento del número de pobres, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp), dijo que de acuerdo con el coeficiente de Gini también la desigualdad se incrementó, lo que implica que a pesar de las reformas estructurales hay una peor distribución del ingreso.

Consideraron que las reformas podrán generar resultados pero la pobreza y la reducción del ingreso no pueden esperar años para que esto suceda. Por ello “requerimos una política económica que genere empleo de manera inmediata”, puntualizó.

Por su parte, la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) señaló que es necesario fortalecer el aparato productivo en todo el país para impulsar el crecimiento económico con equidad y abatir los crecientes índices de pobreza.

Para la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) la reactivación del mercado interno requiere la promoción, apoyo, difusión y exhorto gubernamental para adquirir productos hechos en México.

El Barzón, a su vez, aseguró que el gobierno de Peña Nieto es una fábrica de pobres que aumenta la pobreza y la desigualdad y, lo peor, “todo parece indicar que el incremento de la pobreza se va a agravar, con el riesgo de un mayor número de mexicanos caigan en esa condición debido a que hasta ahora el gobierno no ha sido capaz de crear las condiciones de un desarrollo sostenido.

Pero los problemas de los mexicanos no paran en el incremento de la pobreza, la crisis económica, la devaluación del peso frente al dólar, el 16 por ciento de IVA  alimentos preparados en establecimientos en donde se venda, se agudiza con la creciente violencia, la falta de espacios educativos, de empleo y la correcta planeación democrática. Impera, en todo, la improvisación. No hay respecto a la Constitución ni a las leyes. NO hay respeto a la dignidad humana.

De aquí la gran duda, como es posible que los mexicanos, en las peores condiciones posibles, con más muertes violentas que en Irak, con inseguridad, sin empleos, sin educación para todos, premien, en las elecciones, con sus votos a sus castigadores, a los secuestradores de su seguridad, de su salud, de su alimentación, de su tranquilidad. En pocas palabras de su bienestar. ¿Cómo es posible?

No hay duda, es el síndrome de Estocolmo colectivo.
Aviso: Andrés Manuel López Obrador en Plaza de Armas, en asamblea informativa. La cita es este miércoles a las 6 de la tarde. No falten.

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