Voces del cambio verdadero
Las elecciones, la historia y Morena Luis A. Pampillón Ponce pampillon_p@hotmail.com Más que unas reflexiones pretendo en este escrito dejar algunos apuntes que me parecen interesantes en relación a las elecciones recién pasadas, pero que desde luego no han concluido. Todavía tiene sangre la hicotea. Un comunicólogo añejo, Jacobo Zabludovsky, piensa y externa que “los […]
9 de junio de 2015

Las elecciones, la historia y Morena

Luis A. Pampillón Ponce
pampillon_p@hotmail.com
Más que unas reflexiones pretendo en este escrito dejar algunos apuntes que me parecen interesantes en relación a las elecciones recién pasadas, pero que desde luego no han concluido. Todavía tiene sangre la hicotea.

Un comunicólogo añejo, Jacobo Zabludovsky, piensa y externa que “los mexicanos llegamos a una democracia que hace 20 años durante los regímenes de Salinas y Zedillo, para no ir más lejos, cuando fue calificada de dictadura perfecta, no podíamos siquiera sospechar que alcanzarías a ver”. (El universal, 8 de junio de 2015).

Frente a nuestro pasado no tan lejano, la jornada de ayer (el domingo 7) es una maravilla. Nadie tiene el mando absoluto. Diez partidos políticos, además de un grupo incalculable si contamos los regionales y los no registrados, que todos cuentan, concurren como iguales ante leyes perfeccionadas paso a paso, producto de la discusión pública, del contrate de ideas expresadas por ciudadanos de todos los niveles económicos, culturales, que han pasado por diversas experiencias que documentan sus posturas y les ayudan al convencimiento doctrinario, sostiene y subraya:

“Hemos llegado, pues, a lo normal. A todo lo opuesto a la concentración del poder, a la simulación, a la dictadura fingida”.

Jaqueline Peschard Mariscal, socióloga mexicana, Comisionada Presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública desde 2007, fue Consejera Ciudadana del Instituto Federal Electoral de 1997 a 2003, considera, por su parte, que la confrontación no concluyó este 7 de junio. (El universal, 8 de junio de 2015).

Nos esperan más de dos meses de litigios, de conflictos poselectorales, incentivados, en buena medida, por las nuevas causales de nulidad que introdujo la reforma electoral de 2014: el rebase de topes de gastos de campaña, la compra o adquisición de cobertura informativa, el uso de recursos de procedencia ilícita o cuando el margen de votos entre punteros sea menor al 5%.

Pero si de algo sirvió este proceso, puntualiza, fue para evidenciar que el esquema electoral producto de la reforma del año pasado generó más problemas que soluciones, pues ni se redujo el elevado costo de los comicios, ni se evitó la intromisión de los gobiernos estatales en la organización electoral.

Enrique Krauze, (Reforma 7 de junio de 2015), nos recuerda cómo eran las elecciones a mediados del siglo pasado: En 1940, el general Gonzalo N. Santos, encargado de supervisar la buena marcha de los comicios, roció con su metralleta Thompson varias casillas de electores almazanistas opuestos al candidato oficial Ávila Camacho. Hubo al menos treinta muertos y cientos de heridos.

Fue sólo “una descarga al aire para que huyeran las codornices”, escribió en sus aterradoras (y no mal escritas) Memorias, nos ilustra Krauze y relata: Aquí su testimonio, cándido y sincero: “Arremetimos contra esa casilla a pistolazo limpio y como hubo algunos que dispararon contra los nuestros les contestamos en forma enérgica a balazo limpio. Recogimos todas las ánforas que ya estaban repletas de votos almazanistas, las quebramos y nos llevamos todos los papeles, actas, boletas, etcétera, dejando hecha añicos la mesa de casilla y dispersando a los almazanistas.

Yo les dije a los escrutadores, continúa Almazán: ‘A vaciar el padrón y rellenar el cajoncito a la hora de la votación, no me discriminen a los muertos pues todos son ciudadanos y tienen derecho a votar’”. La caza de codornices se repitió, con menor intensidad, en 1946 y 1952.

Poco a poco, los métodos para desvirtuar, defraudar, suplantar, suprimir, anular el voto opositor se sofisticaron, señala el historiador y recuerda algunas tácticas del vasto catálogo que patentó el “Sistema político mexicano”. Recuérdese que las elecciones eran administradas por la Secretaría de Gobernación: 1. Empadronamiento amañado y selectivo: segregaba a los sospechosos de simpatizar con la oposición y privilegiaba a los miembros del PRI. 2. Negativa de entrega de credenciales a electores independientes y suplantación de éstos por electores simulados a quienes se proveía de “credenciales provisionales”. 3. Relleno de urnas. Las llamadas urnas “empanzonadas” se integraban al conteo final. 4. Acarreo de votantes.

El catalogo es amplio pero el espacio no. Por hoy ahí lo dejamos aunque las cosas no han cambiado mucho que digamos y solo, dentro de 10 partidos que participaron en la elección, uno lucha con dignidad y crece a pesar de la decisión oficial de frenarlo a toda costa: Morena. De ello hablaremos en la próxima entrega.

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