Viaja Papa a tierra de San Francisco de Asís
El Vaticano Agencias El papa Francisco realizó este viernes su primer viaje a Asís, cuna del santo al que debe su nombre pontificio y patrón de Italia, San Francisco de Asís, un encuentro en el que reiteró su voluntad de estar con los pobres y de «despojar a la Iglesia de todo lo mundano». En […]
5 de octubre de 2013

El Vaticano
Agencias
El papa Francisco realizó este viernes su primer viaje a Asís, cuna del santo al que debe su nombre pontificio y patrón de Italia, San Francisco de Asís, un encuentro en el que reiteró su voluntad de estar con los pobres y de «despojar a la Iglesia de todo lo mundano». En estos términos se refirió el papa Francisco en su tercer viaje apostólico en tierras italianas y en el que volvió a gritar al mundo su deseo de crear una iglesia «pobre para los pobres» al igual que hiciera el santo del que tomó el nombre. El lugar elegido por el pontífice para aludir a esta necesidad de austeridad en el seno de la Iglesia Católica fue la sala del Expolio del Obispado de Asís, un lugar cargado de simbolismo por recordar el pasaje en el que “el pobrecillo”, apodo con el que se conoce en Italia a San Francisco, se despojó de todos sus ropajes. Allí se encontró el papa con pobres e inmigrantes y ante de ellos habló improvisadamente e invitó a la Iglesia a despojarse de esa mundanidad, «que mata al alma, a las personas y a la propia Iglesia», a imitar a Jesús «que llevó una vida de despojo». La primera visita que realizó Francisco a este municipio del corazón de Italia fue a los niños discapacitados y enfermos del Instituto Seráfico de Asís, en los cuales, afirmó, «se encuentran presentes las llagas de Jesús». «Estamos ante las llagas de Jesús, estas llagas deben ser escuchadas, deben ser reconocidas», dijo el pontífice en su primera alocución. Durante la misa que celebró ante la Basílica de San Francisco de Asís, el papa volvió a realizar un fuerte llamamiento para que «cesen los conflictos armados que ensangrentan la tierra, que callen las armas y en todas partes el odio ceda el puesto al amor, la ofensa al perdón y la discordia a la unión».

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