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Narcos y prensa (I) «¿Cuánto dinero recibe usted por escribir este artículo?» pregunta el narco al actor, quien le responde que cuando se dedica al periodismo, no cobra. El Correo 100116 Erwin Macario erwinmacario@hotmail.com Película o novela, la vida de Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, nos enfrentaría a la cotidianidad de una relación no […]
12 de enero de 2016

Narcos y prensa (I)

«¿Cuánto dinero recibe usted por
escribir este artículo?» pregunta
el narco al actor, quien le responde
que cuando se dedica al periodismo,
no cobra. El Correo 100116

Erwin Macario
erwinmacario@hotmail.com
Película o novela, la vida de Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, nos enfrentaría a la cotidianidad de una relación no tersa entre el poder y el pueblo. Para no muy pocos mexicanos, aunque sin corridos a su favor —hasta ayer—, el Chapo es uno de los héroes surgido de la delincuencia, cuando muy pocos prototipos se dan en la vida pública para la admiración popular.

A la par de la relación gobierno-narco, se pondrá a discusión el derecho al silencio que se tiene en el periodismo;se hablará del secreto profesional. Quien reveló los planes cinematográficos del zar de la droga en México y Estados Unidos —aunque después de capturado éste—, no es sólo actor, sino también periodista.

En el caso del capo, el mismo narcotraficante, como se dijo antes lo hizo Rafael Caro Quintero, se llega a creer un posible salvador de México. Mientras Caro Quintero —se circuló sin la fuerza de las redes— cuando fue detenido en 1985 ofreció pagar la deuda del país, el Chapo, en su twitter, en el mes de octubre pasado, dijo que no dejaría que la violencia terrible del fanatismo religioso dañara a este país. Después habló de castigarlos. El 13 de noviembre escribió: “A los Terroristas aqui los esperamos, Mexico unido contra ISIS #GrupoOperativo701” (sic).

Sin embargo, en la entrevista que fue publicada en la revista Rolling Stone, Guzmán Loera no se considera un asesino. Niega que su fortuna, de más de mil 100 millones de dólares, esté manchada de sangre. “Mira, todo lo que he hecho es defenderme nada más. Nunca empiezo problemas”, comentó a Sean Penn —premiado con el Oscar por su actuación en la cinta Río Místico—, y ex columnista del diario San Francisco Chronicle, quien lo entrevistó varias veces para tratar lo de una película del capo, después que éste había entrado en tratos con la artista mexicana Kate del Castillo, quien personificó al personaje narcotraficante erxitosa de La reina del sur, novela de Arturo Pérez-Reverte, llevada, también con gran éxito, al cine.

Aunque en una videograbación, dada a conocer a raíz de la recaptura de El chapo, éste señala que la entrevista es exclusivamente para Penn y Del Castillo, el actor y periodista la dio a conocer a través de la citada revista.

Parte de la misma enfadó a autoridades estadunidense, que la consideraron una burla. Según la entrevista dada a conocer el domingo, el capo se inició a los 15 años sembrando amapola y mariguana —porque su familia no tenía para sobrevivir—, después que de niño, a los seis años, “vendió naranjas y refrescos”, llegando a convertirse en el capo de las drogas en el mundo, pues no sólo controla cincuenta países sino doscientas ciudades de los propios Estados Unidos. Guzmán Loera presumió: “Ahora trafico más heroína, metanfetaminas, cocaína y mariguana que nadie en el mundo. Tengo una flotilla de submarinos, aviones, camiones y botes”. Verdad, ésta, que lastima a EEUU.

Las entrevistas para acordar la película, fueron su perdición, según reconocen las autoridades mexicanas. Desde octubre en que se encontraron por primera vez la actriz mexicana y el actor estadunidense con el capo, intensificaron el cerco que llevó, el viernes pasado, a la captura del criminal.

La estrella de los filmes acerca de los capos, en el papel de Teresa Mendoza, mantenía relaciones cercanas con el Chapo desde 2014 después que, en 2012, le había escrito en su twitter que “trafique con el bien”. Kate del Castillo, según el periódico español El País “ha cruzado el espejo” entre la ficción y la realidad. Era la encargada de materializar el gran sueño de El Chapo: una película sobre su vida.

Y agrega el cotidiano donde La reina del sur nació de la pluma del novelista: Ya en enero de 2012, cuando la guerra contra el narco estaba en pleno fragor, Del Castillo sacudió a México al afirmar en Twitter que confiaba más en El Chapo que en el Gobierno. «¿No sería maravilloso que usted empezase a traficar con amor?», se preguntaba cándidamente la estrella. Aquello fue el inicio de una gran amistad. El líder del cártel de Sinaloa, desde la clandestinidad, se puso en contacto con ella para agradecerle el apoyo y enviarle flores. «Ella, nerviosa, le dio su dirección, pero como ocurre con las actrices, las flores no la encontraron a ella», escribe Penn en su artículo.

Por ahí investigan las autoridades. Pero ni la actriz ni el actor —y periodista— fueron más allá de entrevistar al narco, como ya se discutió en el caso de la entrevista del gran periodista Julio Scherrer a Ismael “El Mayo”Lambada.

Y lo de Penn no está a discusión. Escribía en el diario “San Francisco Chronicle”, donde renunció ya que su ideología no se correspondía con la del matutino, que nombró a Hugo Chávez como un dictador.

Lado claro
En el PRI van embrocar a Liliana Madrigal. Llega en el peor de los escenarios priístas, cuando debió comer calladita en la diputación federal.

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