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El hongo de la muerte ¡Ah!, el quejido de un hombre tambaleándose. Su cara arruinada, abrasada, ardiente; el gemido de un ser humano, un ser humano. Hara Tamiki/ Flores de verano Erwin Macario erwinmacario@hotmail.com Tamiki perdió a su familia durante el bombardeo. Mañana ajusta 75 años. Se suicidó en 1951. Su poema Flores de verano, […]
5 de agosto de 2020

El hongo de la muerte

¡Ah!, el quejido de un hombre
tambaleándose.
Su cara arruinada,
abrasada, ardiente;
el gemido de un ser humano,
un ser humano.
Hara Tamiki/ Flores de verano

Erwin Macario
erwinmacario@hotmail.com
Tamiki perdió a su familia durante el bombardeo. Mañana ajusta 75 años. Se suicidó en 1951. Su poema Flores de verano, se publicó en 1947 pero fue censurado durante años por los japoneses que prohibieron hablar de la guerra.

El bombardeo a Hiroshima, el 6 de agosto de 1945 y, tres días después, a Nagasaki, es el más grande crimen bélico de la humanidad y fue el término de la segunda guerra mundial.

Por las explosiones murieron más de 246 mil personas. Un gran dolor para ese pueblo, para el mundo.

La sola muerte de un ser humano es grave por un ataque así o por la negligencia criminal de quienes gobiernan, hacen política y hacen la guerra.

Por eso ayer se escuchó y leyó en las redes que ya iba a empezar la tercera guerra mundial; que no necesita bombas nucleares y se está demostrando con la pandemia de Covid-19 y las guerras bacteriológicas que han sustituido a la dinamita, que inventó Alfred Nobel en 1866 y no se olvida ni con los Premios que llevan su nombre y entregan en Suecia cada año.

Por eso es comprensible el último reporte desde el Líbano recibido ayer en el grupo Periodistas Amigos, recién creado: Entre lágrimas, el gobernador de Beirut dijo que nunca había presenciado tanta destrucción y calificó la explosión como «un desastre para el Líbano». Más de 50 muertos y al menos 2 mil 750 heridos por explosión en Beirut.

Marwan Abboud, gobernador de Beirut, declaró que la explosión de un almacén que dejó al menos 50 muertos y más de 2 mil 750 heridos hasta el momento; fue un evento similar a las bombas atómicas que estallaron en Hiroshima y Nagasaki en 1945.

El Gobernador de Beirut llorando: lo que sucedió en la explosión es como el desastre de Hiroshima en Japón

Entre lágrimas, Abboud agregó que nunca había presenciado tanta destrucción y calificó el hecho como una catástrofe nacional, “un desastre para el Líbano”

“Hago un llamamiento al pueblo libanés para la cohesión. Somos fuertes y seguiremos siendo fuertes”, concluyó.

A dos días de que se cumplan los 75 años de la tragedia bélica de Hiroshima, su nombre es recordado con dolor. Las nubes de hongo que vimos en decenas de videos subido a las redes, nos recordaban al arma nuclear Litle Boy que Harry S. Truman, presidente de los Estados Unidos, mandó soltar contra el Imperio del Japón. La primera desde el Enola Gay, bombardero que fue el primer avión en lanzar una bomba atómica y hoy se exhibe, —restaurado pues había sido desmantelado por la gente en Estados Unidos, al visitarlo— el bombardero B-29 íntegramente restaurado se puede contemplar en el Centro Steven F. Udvar-Hazy del Smithsoniano, junto al Aeropuerto Internacional de Washington-Dulles. El otro avión, el que bombardeo Nagasaki fue el bombardero B-29, nombrado Bockscar.

Nada de que sentirse orgulloso para la mayoría del mundo, pero no para los gendarmes de la humanidad.

Me recuerda unos versos de un poema que escribí en la UJAT, y que se perdió en los periódicos estudiantiles de entonces: Avergüénzate, América Latina/ que dejas que del norte te gobiernen./ Avergüénzate siempre/ que así como Hiroshima y Nagasaki/ sientes la bota yanqui/ pisoteando tus sienes. Avergüénzate, América/ avergüénzate siempre.

La era atómica nació entre una severa vigilancia informativa que borró los testimonios de los protagonistas bajo la abstracta figura de una enorme nube en forma de hongo, escribió Silvia Lidia González, Hiroshima y Nagasaki: “el lenguaje de la sensibilidad”, hace seis años pero de quien apareció un libro en el 2004: Silvia Lidia González. Hiroshima : la noticia que nunca fue : ¿cómo se censura la información en tiempos de conflictos?, de Froilán Enciso.

La noticia que nunca fue. Como para reflexionar en estos tiempos que, casi in situ, morimos esas historias de tragedia en el mundo, las vemos, como ahora, desde la seguridad de nuestros hogares, sitiados por una guerra más letal y silenciosa que crece con la irresponsabilidad de todos.

«Si Dante se hubiera encontrado con nosotros en el avión, se habría horrorizado… La ciudad que vimos tan claramente bajo la luz del día estaba ahora recubierta de una horrible mancha. Todo había desaparecido bajo esa espantosa cobertura de humo y fuego», dijo Paul Tibbets, el piloto que comandó la misión del bombardero B-29 Enola Gay, hace 75 años.

Dantesco fue lo que ayer vimos a través de la alfombra mágica de la internet. Los hongos de la muerte. Pero también la flor de la vida: vimos un padre que intenta proteger con su cuerpo a su hijo durante la explosión de Beirut. Y después lo oculta en un mueble.

No hubiéramos soportado ver lo de Hiroshima y Nagasaki.

«Me salvé porque estaba en el lavabo…», comienza el relato de apenas 20 páginas, Flores de verano, de la escritora Hara Tamiki, que hoy es nuestro epígrafe.

El piloto Paul Tibbets nunca se arrepintió de haber arrojado el fuego del infierno sobre Hiroshima. Murió el día que Villahermosa se fue a pique: el 1 de noviembre de 2007, a los 92 años de edad.

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