Transparencia Política
Nuevos árbitros Sólo dejó diez rojas y completó la diferencia con azules. Luego volvieron a sellar la urna con una etiqueta nueva y al día siguiente a primera hora se la llevaron para la capital de la provincia. Gabriel García Márquez/ Cien años de soledad Erwin Macario Andrés Manuel López Obrador intuye lo que puede […]
3 de agosto de 2020

Nuevos árbitros

Sólo dejó diez rojas y completó
la diferencia con azules. Luego
volvieron a sellar la urna con una
etiqueta nueva y al día siguiente
a primera hora se la llevaron para la
capital de la provincia. Gabriel García
Márquez/ Cien años de soledad

Erwin Macario
Andrés Manuel López Obrador intuye lo que puede ser su sucesión presidencial, no sólo por las próximas elecciones intermedias, el 2021, sino por lo que muchos de sus seguidores consideran fue una traición a la 4T, en el Congreso federal.

Los diputados hicieron a un lado iniciativas presidenciales urgentes y sólo se reunieron en sesión extraordinaria para elegir a los cuatro nuevos consejeros del INE que completan los diez que actuarán en los comicios del 21. Para la sucesión del 24 cambiarán a seis.

“Eso si los une, quién sabe por qué”, les reclamó a los diputados el presidente el miércoles 22, un día antes que los legisladores, casi por votación unánime (399 votos a favor, 5 en contra y 5 abstenciones) aprobaran la elección (el reparto) que antes hicieron los partidos políticos en la Junta de Coordinación Política que preside Mario Delgado Carrillo, a quien AMLO hizo el “reclamo fraterno, respetuoso”.

Hubo otra manifestación de descontento. John Ackerman y el ala radical de Morena y PT, acusaron que en la selección habría la intención de imponer «cuotas y cuates». Esto porque no escogieron a sus aspirantes.

Los 409 diputados asistentes legitimaron la decisión que los representantes de las fracciones tomaron y en las que aparentemente pierde el PRI pues Norma Irene de la Cruz Magaña, es ex militante del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y ex asesora de Rutilio Escandón, actual gobernador de Chiapas por Morena; Carla Humphrey Jordán, funcionaria del Gobierno federal de Morena en la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda, pero vinculada al Partido Acción Nacional (PAN); José Martín Fernando Faz, del Consejo Estatal Electoral de San Luis Potosí y Uuc-kib Espadas Ancona, exdiputado federal del PRD, y militante activo de la izquierda pues perteneció al Partido Comunista y al PSUM.

Los cuatro nuevos consejeros participarán en las elecciones intermedias del 2021 y en la sucesión del 2024, pues terminarán hasta julio de 2029, en tanto los otros seis (Adriana Favela Herrera, Ciro Murayama Rendón,

José Roberto Ruiz Saldaña, Dania Paola Ravel Cuevas, Jaime Rivera Velázquez y Beatriz Zavala Pérez) sólo cuidarán los “principios de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad” en 2021, pues concluyen su periodo en abril de 2023.

En estas elecciones intermedias (6 de junio de 2021) arbitrarán elecciones de 500 diputados federales, 15 gobernadores, 30 congresos estatales y mil 900 ayuntamientos.

El coordinador de la bancada Morena y líder de la Cámara de Diputados se defendió el día que votaron: Quienes hoy serán electos no le pertenecen a nadie, no le deben el favor a ninguna fuerza política, porque eso no nos sirve.

Y tanto él, como el líder de los senadores fueron defendidos por los votantes del Congreso porque “siempre privilegiaron la constancia y la sensatez por encima del burdo agandalle de la mayoría”.

De todas formas, al presidente López Obrador le quedó el mal sabor de boca. Y me hizo recordar a Cien años de Soledad: En cierta ocasión, en vísperas de las elecciones, don Apolinar Moscote regresó de uno de sus frecuentes viajes, preocupado por la situación política del país. Los liberales estaban decididos a lanzarse a la guerra. Como Aureliano tenía en esa época nociones muy confusas sobre las diferencias entre conservadores y liberales, su suegro le daba lecciones esquemáticas… Por sentimientos humanitarios, Aureliano simpatizaba con la actitud liberal respecto de los derechos de los hijos naturales, pero de todos modos no entendía cómo se llegaba al extremo de hacer una guerra por cosas que no podían tocarse con las manos. Le pareció una exageración que su suegro se hiciera enviar para las elecciones seis soldados armados con fusiles, al mando de un sargento, en un pueblo sin pasiones políticas. No solo llegaron, sino que fueron de casa en casa decomisando armas de cacería, machetes y hasta cuchillos de cocina, antes de repartir entre los hombres mayores de veintiún años las papeletas azules con los nombres de los candidatos conservadores, y las papeletas rojas con los nombres de los candidatos liberales.

La víspera de las elecciones el propio don Apolinar Moscote leyó un bando que prohibía desde la medianoche del sábado, y por cuarenta y ocho horas, la venta de bebidas alcohólicas y la reunión de más de tres personas que no fueran de la misma familia. Las elecciones transcurrieron sin incidentes. Desde las ocho de la mañana del domingo se instaló en la plaza la urna de madera custodiada por los seis soldados.

Se votó con entera libertad, como pudo comprobarlo el propio Aureliano, que estuvo casi todo el día con su suegro vigilando que nadie votara más de una vez. A las cuatro de la tarde, un repique de redoblante en la plaza anunció el término de la jornada, y don Apolinar Moscote selló la urna con una etiqueta cruzada con su firma.

Esa noche, mientras jugaba dominó con Aureliano, le ordenó al sargento romper la etiqueta para contar los votos. Había casi tantas papeletas rojas como azules, pero el sargento solo dejó diez rojas y completó la diferencia con azules. Luego volvieron a sellar la urna con una etiqueta nueva y al día siguiente a primera hora se la llevaron para la capital de la provincia. «Los liberales irán a la guerra», dijo Aureliano. Don Apolinar no desatendió sus fichas de dominó. «Si lo dices por los cambios de papeletas, no irán», dijo. «Se dejan algunas rojas para que no haya reclamos». Aureliano comprendió las desventajas de la oposición. «Si yo fuera liberal —dijo— iría a la guerra por esto de las papeletas». Su suegro lo miró por encima del marco de los anteojos.

Ay, Aurelito —dijo; si tú fueras liberal, aunque fueras mi yerno, no hubieras visto el cambio de las papeletas.”

A Aureliano Buendía le quedó el recurso de irse a la revolución y recordar todo, desde que conoció el hielo hasta cuando estaba frente al pelotón de fusilamiento.

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