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Alito, el nuevo PRI Vamos a trabajar unidos, vamos todos, vamos a conquistar juntos lo que hemos construido. Ningún partido ha hecho más por México que el PRI. Alejandro Moreno 130619 Erwin Macario erwinmacario@hotmail.com Sobre tres verdades irrefutables camina la aspiración de Alejandro Moreno Cárdenas a dirigir nacionalmente al Partido Revolucionario Institucional. Es un político […]
17 de junio de 2019

Alito, el nuevo PRI

Vamos a trabajar unidos, vamos
todos, vamos a conquistar juntos
lo que hemos construido. Ningún
partido ha hecho más por México
que el PRI. Alejandro Moreno 130619

Erwin Macario
erwinmacario@hotmail.com
Sobre tres verdades irrefutables camina la aspiración de Alejandro Moreno Cárdenas a dirigir nacionalmente al Partido Revolucionario Institucional. Es un político cien por ciento y un priísta, probado, al mil por mil. Orgulloso de su militancia en ese partido.

Estas cualidades son más que necesarias para recuperar y hacer crecer la fuerza de un partido que, como lo dijera el propio Alito —el más viable próximo candidato a su dirigencia—, es el partido que ha hecho más por México.

La cualidad que más fortalece su candidatura y su amplia posibilidad de llegar a la dirigencia: está orgulloso de ser priísta y de lo que el PRI ha hecho. Muy pocos políticos han tenido ese espíritu de pertenencia; y han emigrado a otros partidos en busca de un mendrugo de poder, cuando desde las filas de un partido como el PRI, al que muchos han extendido acta de defunción, pueden no sólo lograr la posición de fuerza política electoral que mantiene ese instituto político a lo largo y ancho del país, sino ser un freno a las desviaciones del poder.

El PRI, con Alito y quienes se sumen a su proyecto, está llamado a ser nuevamente el partido que más haga por México como una oposición que, principalmente en el Congreso de la Unión pero también desde cualquier ámbito político no sólo coadyuve en la tarea de gobernar en beneficio de México —como lo demostró el propio Alito como gobernador de Campeche en este gobierno de López Obrador—, sino que advierta los peligros en que puedan caer quienes, quizá sin intención, perjudiquen a los mexicanos y a la democracia.

En este espacio, desde su momento, se ha señalado que la llegada de los tecnócratas al poder en México, desde los tiempos de Miguel de la Madrid, había frenado en parte el desarrollo y progreso de nuestro país. La misma inercia de los gobiernos de políticos-políticos impidió que el daño fuera irreversible aunque dio oportunidad a la llegada de la derecha panista a la Presidencia de la República, en la docena más violenta, con una guerra innecesaria y perdida contra la delincuencia organizada de la que el país no ha podido recuperarse.

Si el gobierno de los tecnócratas egresados de universidades extranjeras, no pudieron acabar con México fue por la propia fuerza política que un partido —con sus errores— como el PRI mantuvo y generó en la conciencia nacional. El partido que más ha hecho por México, como ha dicho Alejandro Moreno Cárdenas en su discurso para dar a conocer su intención de buscar su dirigencia nacional.

La propia llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder republicano motivó que se comentara en este espacio periodístico como el regreso de los políticos. Nada más que nos es sólo AMLO el responsable de lo que está pasando en el país. Eliminar de golpe y porrazo a todo aquel que se enliste entre los tecnócratas ha llevado a prescindir de muchos que forman parte de un incipiente servicio civil de carrera, burócratas que sin ser parte de la tecnocracia ni servir a intereses partidistas, son los que conocen las entrañas de la administración pública.

Tampoco se puede inventar políticos de la noche a la mañana. Encabezar las justas demandas populares los hace líderes, pero no les da las armas para la política desde el poder.

Esto se ve en Tabasco. El propio fallido y depredador gobierno del marthiarcado, con Martha Lilia López Aguilera y su esposo “el gobernador” Arturo Núñez Jiménez, evitó gobernar con los perredistas que lo llevaron al poder bajo las órdenes de Andrés Manuel López Obrador, que finalmente declaró a Núñez como gobernador puque.

Con Adán Augusto López Hernández, el gobierno de Tabasco incluyó a políticos probados en la administración pública, en un afán de gobernar para todos, no solamente para los “morenistas” que le dieron el triunfo.

En la República, y en Tabasco, el PRI es necesario como una oposición responsable que no sea palera del poder —como lo fue en el pasado el PPS—, pero tampoco contraria a todo lo que el Gobierno haga.

Y la mejor garantía de ello es que a la dirigencia nacional llegue Alejandro Moreno Cárdenas, un político-político, un priísta con lealtad a su partido, forjado desde sus juventudes, que ha demostrado capacidad en cargos de elección popular y cuyo amor a México no está en duda.

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