Durante la protesta, los empleados municipales sellaron las oficinas y exigieron la presencia de René Ovando

Cunduacán
Arturo Ocampo
Corresponsal
Cansados de exigir rendición de cuentas claras y un alto a la corrupción que carcome al SUTSET, trabajadores de Cunduacán ayer fueron tomadas las oficinas de la sección 11 y desconocieron a su líder Alberto López Gómez, con cuyo nombre bautizaron un puerco que será sacrificado en las próximas horas en lo que esperan respuestas de su dirigencia estatal.
Durante la protesta, los empleados municipales sellaron las oficinas y exigen la presencia de René Ovando para que les explique porque no ha actuado en torno a la corrupción que ha sido documentada ante el desde hace más de un mes y en la que se exhibe la basificación de familiares directos del dirigente municipal con ayuda del ex alcalde Tiofilo Ovando.
A lo anterior se le suma el cúmulo de denuncias presentadas en su contra, donde hasta sus propios colaboradores denunciaron un pago de 500 pesos a la mano, para todo aquel trabajador que ayude a esa cofradía de rateros, a prolongarse en el poder y así buscar concretar el proyecto de mantener en las plazas a sus familiares e incondicionales y sobre todo, lograr que los recursos del ISSET acaben en la clínica «San Antonio» propiedad del cuestionado ex alcalde Tiofilo Ovando, cuyo dinero -aseguran- está detrás de los ofrecimientos que hoy Alberto hace casa por casa.
De acuerdo a las denuncias registradas, con su vano intento de perpetuarse en el poder, el líder burócrata cunduacanense, pretende dejar en su lugar, alguien que le limpie las cuentas del sindicato, desde el cual logró apenas en Noviembre del año pasado bafisicar a su hijo Carlos Alberto López Soberano, quien cobraba como aviador y al cual hasta le adjudico la más alta categoría, dándole un salario quincenal de 5 mil 459.25 pesos.
Asimismo, le consiguió plaza a su sobrina Gabriela Soberano Cerino hermana del ex administrador, a quien la favoreció de la misma manera, adjudicándole la más alta categoría y un salario de 4 mil 681.68 pesos; aun y cuando habían trabajadores con derechos a los cuales ignoro.
Junto a estos, «El Betón» le dio plazas a todos y negocio en lo oscurito los derechos de los trabajadores, con los que Tiofilo Ovando y su esposa Xochitl melgar Rojas, hicieron lo que quisieron durante 3 años.