César Graciano Calvario
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Para aquellos a quienes atemoriza (y aterroriza) la intensa actividad de la maestra Martha Lilia López Aguilera de Núñez, brazo con brazo de su esposo el gobernador Arturo Núñez Jiménez, atendiendo el programa social más importante del gobierno de la alternancia, hay malas noticias. No está sola como mujer que destaca en los primeros planos de la actividad pública de nuestro estado. Ella forma parte de un movimiento social que empieza a gestarse. La constitución del nuevo TPF, el Tabasco Fem Power. El Poder Femenino Tabasqueño. Un nuevo conglomerado que ya hace presencia en la gestión de la cosa pública.
Usted me dirá, quizás sorprendido, que las mujeres ya hace tiempo que transitan por todos los ramales de la actividad política, económica y social del sector público en la entidad. SI. Pero hablamos de otra cosa. Hablamos de su intervención en líneas y aspectos estratégicos para la gestión de la gobernanza.
Los detractores de la maestra Martha Lilia están espantados porque les parece que ha acumulado un poder desmesurado al tener que ver con todas las dependencias y organismos del gobierno. Y no les falta razón. Pero lo que no quieren decir es que el titular del Poder Ejecutivo promovió una reforma legislativa a la ley de asistencia social PARA PODER APLICAR LA PRIMER POLÍTICA PÚBLICA DEL NUEVO RÉGIMEN, tal y como lo marcan los cánones. O sea. De manera vertical y horizontal a lo largo y ancho de toda la administración estatal y municipal. Y que esa responsabilidad la puso en manos de la maestra Martha Lilia. De ahí la justificación de su presencia junto al gobernador en las juntas de gabinete. Legal y ampliado.
Pero la maestra no es la única mujer del TPF. Ya actúa febrilmente, en diversos ámbitos del sector público, una pléyade femenina, ejerciendo el poder de hacer cosas para mejorar el bienestar de la población. Solo agregaremos en esta ocasión la mención de otras 3 mujeres que ejemplifican la magnitud y el vigor del movimiento señalado. Se trata de Neyda García Martínez, flamante titular del Poder Legislativo en su carácter de presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local; Rosalinda López Hernández, diputada local perredista; y Esther Dagdug Lutzow, temible diputada local priista que arrasa incluso con sus propios correligionarios.
Estas tres mujeres, cada una en su propia esfera y área de responsabilidad, también juegan un papel determinante en estos momentos, para marcar la ruta de instituciones, partidos políticos y movimientos sociales que definirán el futuro de nuestra entidad en el corto, mediano y largo plazos. Entre ellas se aprecian y se respetan bien. A pesar de sus diferencias programáticas y partidarias. Eso hace más respetable y temible este poder que impulsa la presencia de la mujer en los ámbitos decisorios. No son las únicas. Como ya dijimos, son multitud. Secretarias de las dependencias públicas, de organismos descentralizados, representantes del gobierno Peñista, dirigentes políticas, diputadas locales y federales y participantes en todos los rincones de la actividad pública.
Los misóginos, los defensores vergonzantes del machismo que lacera el tejido de nuestra sociedad, los vendedores del producto INCAPACIDAD DE LA MUJER, deberemos ajustar la sintonía de onda, a la de la MODERNIDAD.
….a pie de carretera
Esther Dagdug
Ni hablar. Finalmente se impuso la experiencia sobre la juventud. Múltiples lecturas se derivan de este bien logrado y espectacular triunfo personal de la comalcalquense. Pero la que nos parece una de las principales (lecturas) es que aplastó al dirigente estatal de su partido, haciendo sobresalir en primer plano la victoria del PRI sobre las desviaciones autoritarias y dictatoriales que en ocasiones han triunfado. Destacando por sobre todo la vigencia de su naturaleza democrática. Y con ello, generando las condiciones que permitan le sea devuelta la confianza del electorado. Perdió Erubiel, pero ganó el partido.
Apriete el paso, y sonría. Le busco mañana SDQ. Adiu
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