Tensión en Grecia por protestas contra nuevo refugio de migrantes
Cientos de migrantes protestan en la isla griega de Lesbos contra la construcción de un nuevo campo de refugiados, luego del incendio del de Moira, el más grande de Europa con 11 mil habitantes. Centenares de migrantes protestaron este sábado en Lesbos ante la inminente apertura de un nuevo campo donde temen sentirse en una […]
12 de septiembre de 2020

Cientos de migrantes protestan en la isla griega de Lesbos contra la construcción de un nuevo campo de refugiados, luego del incendio del de Moira, el más grande de Europa con 11 mil habitantes.
Centenares de migrantes protestaron este sábado en Lesbos ante la inminente apertura de un nuevo campo donde temen sentirse en una «prisión».
Por razones diferentes, los habitantes de la isla griega también se oponen a ver de nuevo a los refugiados instalados en tiendas de campaña cerca de sus hogares.
“No se pueden quedar en la calle. Es peligroso y les recuerdo que el coronavirus está por todas partes», dice a un grupo de migrantes Michalis, un empleado de los servicios de asilo griegos, ayudado por un traductor.
“Este campo será diferente», les garantiza, refiriéndose al lugar que preparan las autoridades griegas para dar cobijo a una parte de los 11 mil migrantes que vivían en el campo de Moria, sobrepoblado y paupérrimo, que fue devastado por las llamas esta semana.
Desde hace cuatro días estos miles de personas, entre ellas unos 4 mil menores, duermen a la intemperie, en las carreteras, parkings o incluso en el cementerio.
Su situación precaria alarma a organizaciones de derechos humanos.
“Les prometemos que los procedimientos de asilo se acelerarán y que podrán salir rápidamente de la isla», insiste Michalis.
Pero quienes le escuchan no quieren revivir la falta de higiene, la violencia o las peleas casi diarias entre diferentes grupos étnicos.
La mayoría de los exhabitantes de Moria procede de Afganistán, pero también hay sirios, congoleños e iraníes.
“No queremos ser trasladados a un campo cerrado donde no habrá ni seguridad ni libertad», dice Mahdi Ahmadi, un afgano de 21 años.
A poca distancia, las excavadoras del ejército trabajan para acondicionar este campo que podrá recibir por ahora a unas 3 mil personas y que está a tan solo unos kilómetros de Moria. En primer lugar, se dará cobijo en él a las familias y los migrantes más vulnerables.
“En Moria podíamos entrar y salir pero este campo será como una cárcel», explica una mujer congoleña, madre de un bebé de cinco meses.
El fuego en Moria destruyó mucha documentación, por ejemplo, los expedientes de las solicitudes de asilo, y en la inmensa mayoría de los casos habrá que empezar el proceso desde cero.
Además, en el campo se habían detectado 35 casos de coronavirus antes del incendio y solo ocho de esas personas fueron encontradas por las autoridades hasta el momento.
Frente a la policía antidisturbios centenares de refugiados gritaron este sábado «No al campo», antes de que los agentes usaran gases lacrimógenos contra ellos.
Pocas cosas unen a los migrantes con los habitantes de Lesbos, pero la oposición a este nuevo campo es una de ellas
“Sería mejor que no hubiera otro campo. Sobre todo porque con la pandemia no queremos que estén cerca de nuestras casas», dice Kostas, cuyo domicilio está cerca del futuro campo.
“Todo el mundo está cansado: los refugiados y los habitantes locales», agrega.
Envalentonados por las autoridades, algunos lugareños han bloqueado las carreteras para impedir que las excavadoras pasen y retrasar así la instalación de los migrantes.
El gobierno griego envió refuerzos policiales a Lesbos el viernes, donde ya hubo enfrentamientos con los habitantes en febrero, cuando el gobierno intentó construir un nuevo campo.

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