Teapa ayer. 2da parte
Emilio Antonio Contreras Martínez de Escobar DESCUBRIMIENTO DE LAS GRUTAS DE COCONÁ. –BELÉN.- ENTRADA DE LA GRUTA.- UN FENOMENO DE HELIOTROPISMO. DESCRIPCION DE LA GALERÍA TEMPERATURA DE LA GRUTA EXISTENCIA PROBABLE DE OTRA GALERÍA FIN DE LA EXPLORACIÓN. Narración del sabio Don José Narciso Rovirosa. 20 de julio de 1892. Las rocas calizas descritas en […]
5 de noviembre de 2019

Emilio Antonio Contreras Martínez de Escobar

DESCUBRIMIENTO DE LAS GRUTAS DE COCONÁ. –BELÉN.- ENTRADA DE LA GRUTA.- UN FENOMENO DE HELIOTROPISMO. DESCRIPCION DE LA GALERÍA TEMPERATURA DE LA GRUTA EXISTENCIA PROBABLE DE OTRA GALERÍA FIN DE LA EXPLORACIÓN.

Narración del sabio Don José Narciso Rovirosa. 20 de julio de 1892.

Las rocas calizas descritas en la sección anterior son tan cavernosas, que muy bien podría dárseles el nombre de Hoehlenkakstein, adoptado por algunos geólogos de la escuela de Freiberg. Citaré como ejemplo las pequeñas cuevas de las inmediaciones de Zacualpan, la que se observa al N. O. del pueblo de Amatán, las de Tapijulapa, la de Madrigal, las de Santa Cruz, donde parece tener su nacimiento el arroyo de Sanes, y la de Coconá, situada al N. E. y a tres kilómetros próximamente de la ciudad de Teapa, cuya exploración fue el objeto principal de mi viaje.

El 20 de Julio de 1892, acompañado de Sr. Benigno Castro, salí de Teapa con dirección a la hacienda Belén, ubicada en la margen izquierda del rio Puyacatengo. Atravesamos las lomas de esa parte del valle, y continuando la marcha por un terreno arcilloso y de coloración rojiza, debida al óxido de hierro, llegamos en pocos instantes al lugar mencionado, donde se unieron a mí el Sr. Rómulo Calzada, propietario de la finca, y varios alumnos del instituto <Juárez> de esta ciudad, quienes aprovecharon las vacaciones para hacer la práctica de botánica en la recolección de plantas, cuya catedra desempeño, en aquel establecimiento. Corta fue nuestra demora allí, pues el Sr. Calzada, con esa amabilidad que lo caracteriza y como práctico en el lugar, había preparado todo lo conducente al buen éxito de la exploración.

Al salir de Belén se sube por suave pendiente a una loma, frente a la cual se destacan enhiestos los dos pequeños picos del Coconá, en cuya base se abre la entrada de la gruta; después se baja a un llano de corta extensión, cercado hacia el N. por los acantilados de las rocas calizas que forman allí una obra cortada a pico e inaccesible. Ese límite está perfectamente señalado no solo por los accidentes topográficos, sino por el aspecto actual de la vegetación. En las lomas o los llanos el cultivo ha favorecido la multiplicación de las gramíneas y plantas frutescentes de follaje amarillento, en el cerro se observa el carácter de la selva primitiva con sus colosos, con su imponente obscuridad, con ese peculiar colorido que en los climas tropicales comunica cierta agradable austeridad al paisaje.

La entrada de la gruta en forma de arco, es amplia; pero no se percibe sino a corta distancia, porque, se veían varias plantas los arboles interceptan la vista. Instalados allí a las nueve de la mañana, tuve oportunidad de observar un caso de heliotropismo digno de consignarse, antes de conducir al lector a los antros subterráneos, donde le aguardan las maravillosas obras elaboradas por las fuerzas naturales en el silencio y las tinieblas. A cierta distancia, hacia el interior de la gruta se veían varias plantas herbáceas vegetando con lozanía a favor de la frescura y del ambiente húmedo que allí circula; todas con sus tallos graciosamente dirigidos al exterior. Sabido es que ese fenómeno reconoce por causa un desarrollo más rápido en la parte de los órganos áxiles de las plantas, privada de la luz, porque la falta de ese agente se opone a la producción de clorofila y como los cromatóforos retardan el crecimiento de los tejidos, se verifica, la flexión de los ejes hacia el lado donde reciben la claridad. Según esta explicación, ajustada a los adelantos modernos, no ha habido razón para apartar la pluma del asunto principal; existe una íntima relación entre el fenómeno que tenía a la vista y las condiciones topográficas de aquella parte de la falda del cerro, relación de la cual no me daba cuenta en el acto. ¿Cómo, me preguntaba a mí mismo, pueden desarrollarse con vigor esas plantas faltando allí donde germinan sus semillas las condiciones mesológicas, según su heliotropismo lo acredita? A esta natural reflexión no tarde en encontrarle una respuesta satisfactoria. Aquel muro calizo de la entrada está situado casi de Oriente a Occidente; el sol se hallaba en el hemisferio norte, próximo a la constelación de Leo; la sombra, a la hora del paso por el meridiano de la gruta, se proyectaba demasiado al Sur, y la privación de luz era tanto mayor; mas después del equinoccio de Otoño, cuando aquel astro, en su movimiento aparente, va en vuelta del trópico de Capricornio, envía sus rayos hasta la línea donde avanzan las fanerógamas en cuestión, poniéndose el piso de la gruta y el mantillo depositado sobre las rocas de la entrada en condiciones favorables para la evolución de sus gérmenes.

Nada impide el paso en el primer departamento. La bóveda es elevada, el piso firme y casi horizontal, la luz se propaga por la entrada e ilumina vagamente el interior hasta una distancia de 32 metros. El extremo opuesto describe una curva hacia el E. y recibe casi verticalmente la claridad por un hundimiento de la bóveda, una especie de tragaluz, no necesitándose alumbrado artificial en esa parte de la gruta; ni convendría usarlo para no destruir las ilusiones de óptica producida por las numerosas estalagmitas que, ora representan un animal, ora se destacan como personajes arropados con largas togas, resultando de su conjunto una perspectiva lúgubre, que ha valido a ese tramo el nombre de salón de los fantasmas.

La dirección general de la gruta es de S. N. a N. O. desviándose muy poco del meridiano magnético, y su longitud total de 492 metros, divididos en ocho tramos o salones principales separados por las sinuosidades naturales del cañón, por ondulaciones de la bóveda y por las concreciones calizas. Nadie la había explorado antes que yo, ni se designaban con nombres especiales sus departamentos, por lo cual imponíamos a cada uno, al medirlo y examinar su interior, denominación que el capricho o el aspecto de las decoraciones nos sugerían.

El tercero ofrece un laberinto de columnas formadas por las estalactitas que han venido con el transcurso de los siglos, al encuentro de las estalagmitas. Se bifurca a corta distancia de su entrada, volviendo a unirse el pasillo de la izquierda con la galería principal y más transitable. Es el único donde se cree necesario el empleo de un hilo de Ariadna, cuando por la primera vez se penetra allí pues el resto de la gruta es explorable sin este recurso, por no habérsele encontrado ninguna galería lateral. Al llegar a este salón, ante la belleza de las cortinas pendientes de sus bóvedas, como teles artísticamente tejidas o como flecos de seda colocados por hábil mano, la memoria, esa fiel conservadora de nuestros recuerdos, auxiliada por la asociación de las ideas, parecía deletrear en mis oídos el nombre de mi amigo querido, de un sabio compatriota a quien las ciencias naturales son deudoras de meritorios trabajos y labor constante: en aquel antro sepultado bajo las capas geológicas escucharon mis discípulos el nombre de Manuel Villada, propuesto por ese departamento y repetido por los ecos como señal de aprobación.

Más adelante las capas calizas de la bóveda se inclinan hacia la izquierda, formando con el piso un ángulo de 30° aproximadamente. Entre ambos planos se observan unos estanques de bordes ondulados, llenos de agua cristalina y agradable al paladar. El termómetro sumergido en ellas, señalo 36 ° 6, siendo la temperatura del aire interior 25° 8. No creo carezcan de interés estas observaciones si se tiene en cuenta la tendencia de calor a buscar el equilibrio entre los estratos calizos, el agua y el aire.

El salón Manuel Villada está limitado por una inmensa mole de sedimentación química, verdadera maravilla entre las concreciones de la gruta por que simulan una cascada de cuatro metros de altura. Sobre ella se descubre, entre caprichosas estalactitas, una estrecha entrada bautizada con el nombre de mal paso, en vista de las dificultades pulsadas para salvar aquel obstáculo; valiéndose de una escala y de cuerdas, a fin de prevenir un accidente funesto al ascender por la superficie del laberinto formado allí.

Pasamos inmediatamente al salón Ghiesbreght, de 63 metros de longitud y 18 de anchura máxima. Termina describiendo una cueva a la derecha; su piso casi nivelado, se inclina bruscamente, y paralela a él desciende la bóveda, cual arco inmenso, perdiéndose ambos planos en la negra oscuridad de un abismo. Lanzamos allí un trozo de estalactita desprendido de lo alto, y su estrepitosa caída en una masa liquida nos hizo suponer la existencia de un pequeño lago o de un riachuelo subterráneos que se desliza tal vez por otra galería.

Todo parecía indicarnos al término de la gruta; pero no tardamos en encontrar su continuación hacia la izquierda en un espacioso departamento ricamente decorado, al cual impuse el nombre de Mariano Bárcena, como tributo merecido al eminente geólogo jalisciense, autor de valiosos descubrimientos en la flora, la mineralogía y la paleontología mexicanas. Unido a este se halla un salón más grande: mide a lo largo 115 metros y alcanza una anchura de 26 en ciertos lugares. Es notable por la uniformidad del piso, por la elevación de la bóveda, porque sus estalactitas y sus estalagmitas unidas forman columnas de un diámetro aparentemente igual en toda su longitud, ofreciendo su superficie ciertas desigualdades comparables a las huellas que quedan en el estipe de las palmeras después de la caída de las hojas, por lo cual propuso uno de mis compañeros que se llamase Salón de las Palmas. Para pasar al último departamento existe la dificultad de una pequeña laguna. Por otra parte, hay en el piso fragmentos acumulados de estalactitas desprendidas juntamente con las rocas sueltas donde se formaron, siendo una consecuencia de aquel desprendimiento las filtraciones copiosas en la bóveda y el acarreo de materiales arcillosas, que han venido formando una capa de lodo donde nos hundíamos casi hasta las rodillas. Estas circunstancias contribuyen de hacer a aquel sitio el más lóbrego y pobre de ornamentación, pues la impureza de las aguas y la naturaleza de la bóveda se oponen a la sedimentación química de la caliza estilaticia.

Persuadimos de haber llegado al término de la galería, retrocedimos sintiendo abandonar aquel recinto solitario, no obstante las ideas tétricas que se apoderaban de nosotros al considerar la pequeñez humana y las portentosas maravillas ocultas en la costra sólida del planeta. Nada nos inquietaba allí: el cañón de la gruta es en lo general transitable; teníamos alumbrado suficiente para una larga permanencia; el aire interior favorecía la combustión y respirábamos con entera libertad; sólo deplorábamos no haber encontrado más largo el desarrollo de la galería, que no por esto carece de grande importancia para la ciencia. Creo justificada la satisfacción indefinible que sentía al dar feliz término a un reconocimiento, no siempre exento de peligros, y al encontrarme poseedor, después de haber estado cuatro horas en las entrañas del Coconá de los datos necesarios para describir lo más notable y suntuosa obra de la naturalexa, en el pintoresco Valle de Teapa.3

1902

Se concedió permiso al señor Vicente F. Melo para atender una línea telefónica entre su finca rustica llamada “San Román” y la ciudad de Teapa.

Se concedió autorización a los señores Manuel Díaz Prieto, Juan S. Trujillo y Pánfilo Maldonado, para construir un ferrocarril de vía angosta y tracción de vapor, que partiendo la confluencia de los ríos “Puyacatengo” y “Teapa” sigan la margen derecha de este último y termine en la ciudad de Teapa; pudiendo si conviene a la empresa prolongar la vía hasta la villa de Tacotalpa.

Se aceptó la proposición del señor Director del Observatorio Central Manuel E. Pastrana y con fecha 23 de abril de 1902, se acordó se estableciese en el estado una sección meteorológica que contara de un observatorio en esta ciudad de Teapa.

El 16 de noviembre de 1902, se puso de nuevo al servicio público el Reloj de la ciudad de Teapa, después de reinstalado sobre una sólida plataforma de mampostería, construida expresamente en la parte superior central de la fachada del templo católico; importando toda la obra $ 1,362.77 cs., de los cuales el tesoro del ayuntamiento pago $ 832.77 cs., y $ 530 fueron reunidos por colecta particular voluntaria.

El 07 de julio de 1902 quedo abierto al servicio público la nueva línea telefónica, que puso en comunicación directa a la capital con la ciudad de Teapa., estableciéndose a la vez, las oficinas intermedias de la “Ermita” y “San José” necesarios para la mejor vigilancia y conservación del nuevo tramo. La total reparación hecha al importante camino de Teapa a la Ermita, que siempre tuvo pésimas condiciones, por ser muy anegadiso, y cuya mejora fue dirigida por el jefe político de aquella municipalidad; habiéndose gastado $ 2,851.61 c, de los cuales el estado y el ayuntamiento pagaron $ 1,000 cada uno y los particulares contribuyeron con $ 851.61 c. y respecto a la construcción de nuevos edificios oficiales y el de la ciudad de Teapa, que se construirá aprovechando todo lo posible, la casa que compro aquel H. Ayuntamiento, con autorización del gobierno, a la señora Carmen Fernández Viuda de Pallet. En la suma de $ 6,500.

Según destaca en su informe de gobierno el 13 de marzo de 1902 el Gobernador Abraham Bandala.4

1905

PEDRO ZOZAYA

Las uvas de Dionisos endulzaron su vida. El arpa de Euterpe armonizó sus días y los “Amantes de Teruel” simbolizaron su amor pasional.

Don Pedro Zozaya nació en Teapa, Tabasco, el 18 de julio de 1862. Y casi tenía 90 años de edad cuando lo conocimos, de los cuales vivió medio siglo entre copa y trago, odios y afectos mujeriles. Comprendió que la existencia, como dijo el poeta Rivas Laurrari, “No vale la pena vivir sin licor y sin pecadoras de esas que se encuentran en el camino de la tentación”. Por eso don Pedro corrió tres cuartas partes de su vida como el héroe del magistral poema de Shakespeare, que llamo al vino sangre y a la leche miel.

Don Pedro Zozaya personificó al alquimista español Arnaldo de Vilanova, que inventó el licor, simbolizó el amor enamorado y pasional, y encarnó a los “Amantes de Teruel”.

Nació, como dijimos, en la encantadora Teapa que atesora la serenidad de las montañas; la majestad del “Río de Piedra” la lascivia de sus selvas y el misticismo de sus paisajes. Nació en la florida y suspirada Teapa, donde la serranía oye la voz de la belleza que habla quedo…

Muy quedo como insinuando la pasión de las almas despiertas con su poesía romántica, con sus danzas y ritos. En ese ambiente de sol tropical, nació y creció Pedro Zozaya. Conoció los mil secretos de Euterpe. No existió instrumento musical que no tañera ni partitura que no ejecutase, y a todos supo arrancarles la dulce melodía a través de su iluminada inspiración.

Nació en cuna humilde: como Cristo, como Juárez, como Lincoln. Aprendió sus primeras letras en Teapa, y sus primeras lecciones de música en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. A los 16 años de edad ejecutaba maravillosamente el piano y leía y escribía en el pentagrama. Sin maestro, por afición natural, ejecutaba la flauta, el cornetín, el clarinete, el trombón y, con maestría, el violín.

Apenas con 20 años de edad organizó un magnificó conjunto musical de cuerda. Como violines don Efreen Iduarte y don Federico Urbina. Flautas don Francisco

Calcáneo y don Miguel Prats. Trompeta don Carmen Gurría. Contrabajo de cuerda don Telésforo Azmitía, y 2 guitarras, Samuel Mazariegos y don Rufino Rubio. Pedro Zozaya, naturalmente con la batuta de mando. En 1905 el joven Zozaya formó una banda de música, con 20 elementos escogidos entre los mejores ejecutantes. Casi todos jóvenes. Entre ellos: Andrés Pérez Castro, Santiago Gómez, Francisco Arias, Rafael Sánchez, Alberto Moreno, Ramón Figueroa, Asunción Calcáneo, Bartolo Capetillo, Armando Pérez, Jesús Sánchez, Luis García, Lorenzo Figueroa, Felipe Pérez Castro, Telésforo Azmitia, Gustavo Villarreal, su hijo Pepe Zozaya, Francisco García, Isidoro Villatoro y José Azmitia. Banda de música que obtuvo el primer premio en un concurso de Bandas Municipales efectuado el 16 de Septiembre de 1907, bajo el patrocinio del gobernador del Estado, Gral. Abraham Bandala. Dicho concurso se efectuó en la Plaza de Armas de San Juan Bautista, ejecutando la banda de Zozaya “Caballería Rusticana”, “Carmen”, “Rigoleto” y la “Traviata” de Verdi, formando el Jurado Calificador los maestros Guillermito Skildsen, David F. España, Manuel Sánchez Rubio, Carmita Gutiérrez Skildsen y don Manuel Soriano que era Director de la Banda de Música del Estado.

En un certamen para elegir en Teapa a la Reina del Centenario de 1910, hizo unos versos que obtuvieron el primer premio. Después escribió crónicas y gacetillas que le publicaron los periódicos y revistas de época.

Fue fundador del “Grito de Dolores”, quincenal teapaneco escrito por Atila Sánchez, Arístides Salazar, Chon Prats, Goyo Beltrán, Neto Casanova, Trinidad Velázquez, Leovardo Ávalos Magaña, Lencho Prats y el gran Carlos Ramos –poeta excelso y brillante- y otros que no recordamos.

Fue el precursor y fundador del grupo de literatos del “Liceo Tabasqueño”, con el gran lirólogo Enrique Manegat, Amelio Gonzales (que murió tísico en Jalpa de Méndez), Regino Hernández León, Manrique Moheno Tavares, Salomé Taracena, “El Chato” Lorenzo Calzada del Águila, Gabriel Virgilio Contreras, de Pichucalco, Chiapas, hermano de Francisco que fue padre político de la actriz María Bonffil, llamada Esperanza Iris. También el talentoso abogado y brillante poeta Justo F. Santa Anna Oviedo –Santa Anita- perteneció al citado grupo quien, siendo Juez en Teapa, y al pretender calmar a un par de rijosos, murió de un balazo disparado por Lisandro Palavicini contra Pánfilo Toca; tragedia que tuvo lugar el 10 de julio de 1910 en la tienda de don Eugenio Quintero.

Otra característica o debilidad de Zozaya fueron las mujeres. El Dr. Nicandro L. Melo, los licenciados Demófilo Pedrero, Arturo Tapia y Domingo U. Melo, así como don Pancho Piñera Inchástegui y Manuel Tellaeche, dieron fe de ello. Sus conquistas le originaron más de un dolor de cabeza, pero siempre perseveró teniendo en cuenta las palabras de Renán:

– “Ningún amor es estéril”

Y dicen que amaba a las mujeres; no a la mujer, y sólo por su carne, como dijo Vargas Vila. Y sus amantes fueron muchísimas, pensando que “no hay amor que a los 15 no se acabe”

Siendo adolescente (14 años de edad) tuvo a Catalina Rodríguez. Su primer amor. Luego de otras y después de muchas. Y diz que procreó hijos como el irlandés John Irvin, a quien 354 niños y niñas en Dublín le decían papá:

Ahora oigamos a Zozaya esta anécdota de su vida:

“Una noche estaba yo dándole serenata a una bella mujer Teapaneca. Y tan ensimismado me encontraba, que no advertí la presencia del padre junto a mí. Me agarro por el fondillo; me levanto como un gato; me dio un pescozón y me tiró a una zanja apestosa llena de aguas negras. Salí como pude, resbalando y arañando, y emprendí la huida casi “volando”. Y como me le perdí de vista, el condenado me hecho los perros para que me rastrearan por el olfato…”

Aventura “maloliente” que hizo reír a todo Teapa. Remedio que lo alejó del placer de las copas, del goce de la música y de conquistas mujeriles.

Fue cuando le entro la seriedad y el amor por el hogar. Contrajo nupcias con una santa mujer teapaneca, llamada Ercilia Contreras; que lo amo siempre y lo quiso con pasión.

Como buen “Porfirista” –hombre de su época- don Pedro Zozaya sufrió moralmente en 1910 cuando triunfó Madero. Y en 1914 los revolucionarios como don Pedro Padilla Iduarte eran diferentes a los “Bandalistas” como don José Inés Alfaro, el Corl. Andrés C. Sosa Pérez y don Tirso Inurreta. Por eso, obedeciendo a su reaccionarismo, en febrero de 1915 al desconocer en Yucatán los generales Garcilazo y Ortiz Argumendo al primer jefe don Venustiano Carranza, el profesor Zozaya secundó ese movimiento combatiendo contra sus paisanos Ramón Sosa Torres, Gil Morales y Domingo Ramírez Garrido.

Al ser derrotados volvió al solar nativo. Y a principios de 1916, cuando el Gral. Francisco J. Mújica instaló en Teapa la capital de Tabasco lanzando el Decreto número 111 que restituyó el original nombre de Villahermosa a San Juan Bautista, el 3 de febrero del citado 1916, fue tanto su enojo, que vendió su casa y hasta el piano que lo había acompañado gran parte de su vida, trasladándose con su familia a la Ciudad de México donde formó parte, por recomendación del Secretario de Fomento, su conterráneo el Ing. Joaquín Pedrero Córdova, de la orquesta que dirigía el maestro don Antonio Rosales en el “Teatro Principal” que actuaba con sus tandas de zarzuelas y operetas. Y su primogénito, el simpático Pepe Zozaya Contreras, enemigo de la ideología paternal, se hizo “carrancista” militando bajo las órdenes del Gral. Juan C. Zertuche, siendo Jefe de su Estado Mayor. Era Teniente Coronel cuando los “villistas” lo tomaron prisionero, siendo fusilado en los llanos de Salazar, Estado de México. Por la muerte de su hijo, el señor Zozaya disfrutó de una pensión vitalicia que le otorgó la Secretaria de Guerra y Marina, hoy Defensa Nacional, como premio al comportamiento de su valiente hijo.

Los otros 6 hijos también lo honraron, como estímulo a su vejez y premio a su fecunda vida de bohemio, poeta, músico y soñador. Murió en esta metrópoli el 7 de enero de 1956. A los 94 años de edad.5

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3 N. Rovirosa José, “VIAJE A TEAPA y a las sierras que concurren la formación de su valle 1890”, 1944, Gobierno Constitucional de Tabasco, México, Págs. 35-41.

4 Gobierno del Estado de Tabasco. “Tabasco a través de sus Gobernantes 1902-10” Volumen 1. Biblioteca Básica Tabasqueña. México. Pags. 46,75,49,77,66,89,117,130,131 y 164

5 Bulnes Pepes, “Tipos de Tabasqueños”, 1981, Industria Gráfica Editorial Mexicana, México, Págs. 157-162

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