César Graciano Calvario
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Lo de hoy, es pasar lista al asunto de los Olmecas de Tabasco. Si, el equipo de béisbol propiedad (¿?) del gobierno del estado. Es final de la temporada y sus resultados son desastrosos. Último lugar de la tabla de posiciones. Todo mundo habla de ello, y expone sus opiniones,  prueba contundente de la importancia que el asunto reviste para el grueso de la población.

Resulta ineludible tomar decisiones correctivas de inmediato. Como las sugeridas por el propio gobernador recientemente. También poner un alto al mal uso (ineficiente, cuando menos) de los recursos presupuestales públicos que fueron canalizados para el sostenimiento de un negocio que normalmente es privado, pero que fue tomado por el gobierno para garantizar el sano divertimento de la población y para facilitar su cohesión social tras de un símbolo deportivo, todo lo cual no evita calificarlo finalmente como un mal negocio.

Porque utilizando tanto  el criterio de la evaluación financiera, usado por el empresario para medir la conveniencia económica de sus negocios -la utilidad-  como el de la evaluación social aplicable a algunas inversiones del sector público, que no necesariamente se apoya en la inexistencia de una utilidad económica para descalificar la conveniencia de las mismas -precisamente por sus efectos sobre el beneficio y la cohesión sociales, la solidaridad y reconocimiento a la actuación gubernamental, y la gobernabilidad conducente- el resultado es el mismo: pérdida total de la inversión, sin utilidad alguna.

Esto último porque la población desconoce beneficios recibidos, se siente defraudada, reniega del equipo de béisbol y ahora,  como ya dijimos, anda en busca de los responsables, sumando sus críticas a quienes señalan la ausencia de los cambios prometidos a principio del régimen, renegando de la actuación gubernamental y poniendo pasto seco a disposición de quienes andan queriendo incendiar la pradera. Y no precisamente la del diamante de béisbol.

Hemos perdido la cuenta de similares ocasiones en que desde hace ya demasiados años hemos venido haciendo la recomendación para que el gobierno del estado saque las manos de ese negocio y lo deje a los empresarios. Y si decide poner orden en el asunto, tendrá que considerar pedir la renuncia a los hermanos Dagdug. Digo. Si estos por decoro no la ponen antes sobre la mesa del gobernador. Como debiera ser. Si apreciaran AMBOS que están ahí en gran medida gracias al respeto y aprecio que Arturo Núñez tenía por su padre y el que aún tiene por su familia. No pueden, no deben apoyarse en ese sentimiento privado para rehuir su responsabilidad pública en la falta de resultados que ponen en la picota al amigo de la familia. Uno de ellos, al frente del equipo, tiene que reconocer su fracaso en el manejo de las mil y un situaciones que causaron el desastre. El otro al frente del Instituto del Deporte tendrá que reconocer su fracaso en la responsabilidad de la coordinación gubernamental de la organización deportiva Olmecas mediante el indispensable equipo de dos (en principio) que debió haber formado con su propio hermano para llevar a buen puerto el buque ahora hundido.

….a pie de carretera
SORAYA PEREZ
Algún amigo periodista la confunde con Soraya Haddad. Pero en realidad es  hija de Nelson Pérez y actual representante federal del Instituto de Avalúos y Administración de Bienes Nacionales.  Al parecer también tiene algún cargo en la Federación Nacional de Colegios de Economistas, en la Ciudad de México, y como ahora está de regreso en el terruño, se dice que pretende apoyar la unificación y organización de los economistas de Tabasco. Que es la función de esa Federación que agrupa a los Colegios de todos los estados de la república. Cosa que la dirigencia de los economistas tabasqueños –a quienes preguntamos y dijeron no haber hecho contacto aun con Soraya- la busquen. Seguramente aportará valiosa participación.

Recuerde: 1×1 Mejoremos el tránsito en beneficio propio. Manejemos como las gentes. Respetemos los señalamientos. Hasta mañana SDQ. Adiu.
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