El sol azteca busca alianzas. El PRI no logra unidad a su interior. Y los partidos pequeños, están buscando sumarse a alguna coalición
Luis Enrique Martínez
Rumbo Nuevo
En medio de la incertidumbre generalizada por el terremoto del jueves 7, la fiebre político electoral no cede. Si bien no involucra a toda la población ciudadana (el fantasma del abstencionismo se enseñorea sobre el proceso 2018), sí a los militantes de los principales partidos políticos pero más a los aspirantes al Congreso de la Unión; gobernador, presidentes municipales, diputados locales y regidores.
Al sueño de esa informe comunidad, que con el tiempo podría convertirse en pesadilla, debe añadirse la novedad de la elección concurrente en Tabasco: la distribución de candidaturas en equidad de género; el probable estreno en las urnas de alrededor de 350 mil jóvenes nacidos en junio del año 2000. Es decir, los millennialis podrían inclinar la balanza en la elección de gobernador, por citar un caso.
Mientras tanto, lo inmediato es la elección de los árbitros electorales. En este caso, en los próximos días tendrán que elegirse, mejor dicho antes de octubre, tres nuevos funcionarios del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Tabasco (IEPCT); y, por otra parte, también al sucesor de Oscar Rebolledo Herrera y definir, además, si el depuesto Jorge Montaño Ventura retoma su lugar de magistrado del Tribunal Electoral de Tabasco (TET).
Si la etapa de la organización preelectoral no es del todo clara y transparente, menos lo es la selección de candidatos de todos los partidos políticos, sobre todo en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), donde la lucha por la renovación de la dirigencia estatal es evidente y no tan civilizada pues las tribus están dispuestas a retomar el hacha si el relevo de Candelario Pérez Jiménez no cumple requisitos mínimos de una verdadera y contable democracia de carne y hueso. El regreso de los fundadores a través de Darvin González Ballina, quita el sueño a la corriente de “Los Pérez” que lidera el diputado Juan Manuel Fócil Pérez.
Con una sola experiencia electoral local, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) es el partido más aventajado de todos. Tiene en la figura del dirigente estatal Adán Augusto López Hernández a su virtual candidato a la elección de gobernador del 1 de julio del año venidero.
Acerca del PRI, la realidad es semejante a la incertidumbre que entre la población aún provoca las réplicas y los daños ocasionados por el sismo y las lluvias registradas a fines de la temporada veraniega. Por ejemplo, el enfrentamiento entre el ex gobernador Manuel Andrade Díaz y el delegado del CEN Jorge Salomón Azar García, provoca, movimientos oscilatorios y trepidatorios en la base militante sin afectar en lo mínimo al dirigente estatal Gustavo De la Torre Zurita. La inminente candidatura de la diputada federal Gina Trujillo, tampoco une a las corrientes internas.
De la chiquillada partidista sobresale la notable cercanía del PVEM al PRD. La mancuerna de los diputados José Antonio De la Vega Asmitia y Federico Madrazo Rojas, parece ir viento en popa.
En duda están la inclusión del PT y PMC en la conformación del Frente Amplio Democrático, puesto que la dirigencia nacional del primero está con Morena, mientras que la decisión del segundo depende del futuro político de su líder moral Pedro Jiménez León.
Falta mucho para la elección 2018
No tanto como para que la fiebre electoral desaparezca del todo de la conversación ciudadana y de los medios de comunicación tradicionales y de las redes sociales, como sí podrá evaporarse el tema del sismo que sacudió a la población camino a festejar el grito de independencia la noche del viernes 15.
