Sin Rodeos
Transbús, barril sin fondo Fernando Hernández Gómez fdohernandezg@hotmail.com Lo que parecía ser lo único rescatable del calamitoso régimen de Andrés Granier Melo, el sistema de transporte urbano conocido como Transbús, languidece debido a las corruptelas de sus administradores que han hecho hasta lo imposible por hundir esta empresa creada hace ocho años. Parecía que esta […]
2 de agosto de 2016

Transbús, barril sin fondo

Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Lo que parecía ser lo único rescatable del calamitoso régimen de Andrés Granier Melo, el sistema de transporte urbano conocido como Transbús, languidece debido a las corruptelas de sus administradores que han hecho hasta lo imposible por hundir esta empresa creada hace ocho años.

Parecía que esta modalidad que sustituyó buena parte de las vetustas e inseguras combis del servicio colectivo, había nacido para quedarse pues ofrecía un servicio vanguardista: autobuses nuevos, climatizados y un sistema de rutas que permitía la movilidad de los habitantes de la capital tabasqueña de manera rápida y confortable.

Al convertirse en ‘empresarios’ los antiguos líderes de las uniones del transporte colectivo, mostraron más temprano que tarde sus desmedidas ambiciones personales y muy pronto le metieron el diente no sólo a las utilidades que obtenían, sino también a los recursos públicos que canalizaba el gobierno estatal para garantizar la prestación eficiente del servicio.

Llámese Laires Carrera Pérez o Rubén Salomé Cárdenas el responsable de manejar la empresa –por cierto ambos están enfrascados en un pleito personal que es cuento de nunca acabar–, ésta ha sido conducida hacia el fracaso.

A los autobuses se les dejó de dar el mínimo mantenimiento para su adecuado funcionamiento. Ninguna unidad dada de baja ha sido remplazada.

Cuando gran parte del parque vehicular exhibía gran deterioro, zas, que ocurre un gran incendio la madrugada del 11 de noviembre de 2015, en el corralón del Transbús en que se quemaron totalmente 47 autobuses. Las autoridades determinaron que el siniestro fue provocado, pero hasta hoy no hay culpables.

Así como nadie sabe cuál fue la mano que encendió el fósforo para que ardieran los camiones de pasaje, tampoco nadie sabe cuál fue la otra mano que dispuso indebidamente de los recursos públicos que, vía subsidio, se han canalizado para el sostenimiento de la empresa. Y es que le daban –en el régimen granierista– hasta para el pago de la nómina.

Hoy los climas no funcionan en buena parte de los autobuses, convertidos en hornos rodantes. Y como las unidades disponibles no son suficientes, los choferes se ven obligados a llevar pasajeros de pie.

Antes del incendio, a la empresa todavía le quedaban unos 100 camiones. Hoy cubre el corredor Méndez-27 de Febrero con 48 unidades más o menos, dependiendo de cuántas arrancan a la hora de iniciar la jornada. El otro corredor, Universidad-Bicentenario, trabaja con cerca de 60 autobuses.

Hay un litigio por el control de la empresa entre Salomé y Carrera, pero ni uno ni otro es garantía de que la sacará a flote. Están a la espera de la mano salvadora del gobierno estatal.

Pero no crea que les preocupa tanto la quiebra y cierre de la empresa, pues de no ocurrir el rescate con una millonaria inversión estatal, se hará válida la cláusula del contrato de creación que establece que en caso de bancarrota se retornará a la modalidad del servicio en vehículos tipo Urban, manejados directamente por cada socio.

En la actualidad, el gobierno estatal sólo se subsidia a la empresa con el combustible de las unidades que tenga funcionando, pero ni en el más remoto sueño del titular de la SCT, Agustín Silva Vidal se piensa inyectarle fondos públicos para renovar el actual parque vehicular, y menos en darle dinero a los administradores de la empresa, pues todavía se espera que rindan cuentas de los 400 millones de pesos que se les otorgaron en 2012.

¿Dónde está ese dinero?, cuestiona el funcionario estatal. Y acusa: “lo utilizaron para otros fines, menos para mejorar el servicio del transporte”.

Si nos atenemos a lo declarado este lunes por Agustín Silva, el Transbús está condenado a desaparecer, pues la SCT ya piensa en un nuevo modelo de transporte masivo de pasajeros, que según sus palabras “será más confortable y seguro, con unidades nuevas”.

Para ello, acotó, se requiere “ya no la disposición de los líderes que han afectado a la empresa, sino de los socios”.

Y lanzó un exhorto a Laires Carrera y a Rubén Salomé para que “no se metan” y dejen que los socios determinen el modelo de negocios a implementar.

¿Qué cree? Salomé ya se anotó, pues es ‘socio’ y dijo sin empacho: “nosotros no estamos en contra”.

El tema dará más. Conviene que el titular de la SCT también considere dar a conocer a la ciudadanía su proyecto, pues a fin de cuentas es la población la que se beneficiará con una nueva modalidad de transportes, o la que pagará los platos rotos por no haberse hecho nada.

Al grano
PUES EL LUNES se celebró el Día del Locatario. ¿Y qué cree? Ni uno solo de los dirigentes de las 14 uniones se paró por el festejo en el mercado José María Pino Suárez, al que acudieron el titular de la SDET, David Gustavo Rodríguez y el secretario del ayuntamiento, Jorge Chávez… Lo hicieron por mera cortesía de los gobiernos estatal y federal, pues ya sabían que ese gremio de comerciantes está dividido, tanto que unos ya aceptaron que se les reubique en tanto se construye el nuevo mercado y otros dicen que de allí no se moverán ni con grúa… La situación está como esos mondongos que se preparan en la planta alta y hay temor que degenere en violencia… Por ello Rodríguez Rosario pidió a los locatarios actuar con serenidad y paciencia y no desaprovechar los 140 millones de pesos que aportó el gobierno federal para la modernización del mercado… ¿Cómo ve

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