Sin Rodeos
Fábrica de chocolate Fernando Hernández Gómez fdohernandezg@hotmail.com Si le dijera que me enumerara diez productos manufacturados en Tabasco por industriales oriundos de esta tierra, ¿cuáles mencionaría? Chocolate en polvo y amargo en barra, avena con cacao, horchata de arroz, salsas de habanero, chile amashito en conserva, platanitos fritos salados, totopos de maíz, panetelas, ostiones ahumados […]
23 de mayo de 2016

Fábrica de chocolate

Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Si le dijera que me enumerara diez productos manufacturados en Tabasco por industriales oriundos de esta tierra, ¿cuáles mencionaría?

Chocolate en polvo y amargo en barra, avena con cacao, horchata de arroz, salsas de habanero, chile amashito en conserva, platanitos fritos salados, totopos de maíz, panetelas, ostiones ahumados enlatados, chorizo argentino, chistorra, quesos, vainilla, vinagre de caña, jabón de coco, bolsas de polietileno, popotes… ¿se me escapó alguno?

Habrá otros de elaboración artesanal, pero son difíciles de localizar en tiendas de autoservicio o de conveniencia, a no ser que se visite el local de don Alonso Zurita Pérez en el mercado José María Pino Suárez.

No incluyo de la industria petrolera porque es propiedad de la Nación, ni al cemento porque ese lo fabrica una trasnacional, ni la salsa Tabasco porque esa no es nuestra ni se embotella aquí.

Las manufacturas tabasqueñas son básicamente agroindustriales, por no decir artesanales y, en muchos casos, son negocios familiares que han sobrevivido con enormes sacrificios.

Para el INEGI, Tabasco tiene escasa presencia en la industria manufacturera y su participación en el producto interno bruto (PIB) estatal se ha mantenido prácticamente sin variación los últimos meses.

La economía tabasqueña está atada irremediablemente al petróleo. Al cierre del 2014, la ‘minería petrolera’ aportaba 60 por ciento del PIB de Tabasco. Cuando a Pemex le va bien, algo nos salpica. Pero cuando le va mal –como sucede ahora con la caída de los precios del crudo– al estado le va peor.

Llevamos ya perdidos –de septiembre de 2015 a la fecha– 15 mil empleos formales, bien remunerados y especializados vinculados a la industria petrolera. Y a los despedidos no hay dónde acomodarlos.

Urge encontrar mecanismos para dar ocupación a ese cúmulo de cesantes y a miles de profesionistas que año con año egresan de nuestras universidades con la ilusión de encontrar un espacio para demostrar sus capacidades.

Tenemos que pensar y actuar pronto para encontrar la salida a esta crisis laboral que, de no atenderse con celeridad, podría desencadenar conflictos de índole social mayores a los que de por sí padece el estado: inseguridad, economía informal, etc.

¿Cómo lo logaremos? La clave está en lo que se ha insistido los últimos días: la diversificación de las actividades económicas de la entidad a partir del rescate y fortalecimiento de las agroindustrias, y el establecimiento de industrias que sean generadoras de empleo y motor de desarrollo para el estado.

Ya es tiempo que los productos tabasqueños salgan del pasillo que les asignaron en el supermercado y del puesto de don Alonso Zurita, a conquistar los mercados nacionales y extranjeros.

Éste es el momento para crear verdaderos parques industriales, con infraestructura y tecnología, pero no como los que hoy existen: polígonos con enormes bodegas a las que llegan tracto-camiones procedentes del norte y centro del país a descargar mercancía. Y dicen que tenemos seis ‘parques industriales’ (El Economista, 13/mayo/2016).

Si Enrique Peña Nieto cumple la palabra dejada en prenda aquí el 4 de mayo, antes que fenezca 2016 deberán estarse dando pasos sólidos para la creación de la Zona Económica Especial Campeche-Tabasco y la conformación del consejo que le dé seguimiento a los compromisos presidenciales, integrado por los sectores empresarial, social y público.

¿Para qué sirve una Zona Económica Especial? Por lo que nos han vendido en los discursos oficiales, en ella se podrán detonar parques industriales con capital privado. Una serie de industrias en torno a una factoría ancla.

Fíjese que la directora general de la Asociación Mexicana de Parques Industriales (AMPIP), Claudia Ávila Connelly –citada por El Economista–asegura que hoy en día no hay una demanda que justifique el desarrollo de parques industriales en la región sur-sureste; sin embargo, la iniciativa del gobierno federal para crear las Zonas Económicas Especiales (ZEE), les da la pauta para empezar a trabajar, tal pensando en el mercado centroamericano.

Respecto del decreto emitido por el gobierno federal para la integración de cuatro ZEE, afirma que la inversión proyectada por 115 mil millones de pesos, junto con incentivos fiscales agresivos y las facilidades que se otorgan, harán que sea más fácil atraer la inversión de las empresas y que éstas a su vez detonen desarrollo y empleo.

No todo tiene girar en torno al petróleo y las proveedurías que requiere esta industria. Ojalá podamos entender que en el cacao Tabasco tiene un gran futuro y una riqueza como la que generaba antes del boom petrolero. Sólo hay que agregarle valor como ya lo están haciendo algunas familias: Cacep, Wolter, Riveroll… Pero lo hacen a pequeña escala y carecen de tecnologías.

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