Shishito
En la garganta se atora el coronavirus Francisco Gómez Hernández Bien dice el dicho, que la jaula aunque sea de oro, no deja de ser prisión. Se imagina usted, estar treinta días o más encerrado entre cuatro paredes, comiendo y bebiendo, de lo poco o mucho que hay en refrigerador, no contando con las chelas […]
23 de marzo de 2020

En la garganta se atora el coronavirus

Francisco Gómez Hernández
Bien dice el dicho, que la jaula aunque sea de oro, no deja de ser prisión. Se imagina usted, estar treinta días o más encerrado entre cuatro paredes, comiendo y bebiendo, de lo poco o mucho que hay en refrigerador, no contando con las chelas que nunca faltan, chocando a cada metro de la casa con la doña, la dulce y querida esposa, que si es de las que ya trabajan para ayudar el sustento de la casa, las costumbres hogareñas las ha ido perdiendo, pues su relación laboral la ha llevado a otro tipo de ambiente, en el que a diario las mantiene vivas y actuantes.

Algo así me contaba la esposa de un amigo mío, que se había adaptado tanto al ritmo de trabajo en la oficina, que no extrañaba en nada su hogar, que cuando estaba de regreso a su casa, ya quería regresarse a su trabajo, pues su hogar le parecía ya, tedioso y aburrido, nada que ver con su trabajo, con un jefe arquitecto de 1.75 metros, cuerpo atlético y ojos azules. Le pregunto y aquel que te conté como está, hay manito, engordó como un cerdo, pesa como doscientos kilos el hijueputa, puro comer y dormir y chelear, por eso prefiero el trabajo, aja aja. Y ahora esta madre del coronavirus, que nos obliga a estar encerrados en la casa, suspira lentamente y dice resignada, prefiero que me de esa madre para que no se me acerque.

Estos cuentos citadinos son tan comunes en los hogares de hoy, que la misma dinámica de desarrollo de la mujer y la necesidad económica de coadyuvar en los gastos del hogar, obligan a que las parejas trabajen, con la sabienda de que algo puede suceder en la relación laboral, no nada más de la mujer, sino en la mayoría de los hombres también. Pero la culpa que hoy saca a relucir esta versión, como dijo mi amiga la doña, es el maldito coronavirus, que por razones estrictas de salud mete en el aprieto de cuarentena a ciertas parejas que padecen este síndrome.

Y volvemos con el gordo, se imagina usted estar treinta días soportando día y noche, al gordo, que le apestan los pedos, los pies y el sobaco, según dice mi amiga, y todo por el coronavirus, no amiga así pues ni modo, el jefe es el jefe con su loción Hugo Boss, lo malo es que las recomendaciones del sector salud, es estar más o menos un metro y medio separado uno de otra persona, no besitos, no abracitos y nada de nada, mi recomendación, aguanta al gordo estos treinta días.

Vaya que el coronavirus es más efectivo que una orden judicial, o fue el mensaje del gobernador, que pidió que hubiera que guardarse para evitar contagios y la gente obedeció, pocas almas deambulan por la calles, poca gente en las centros comerciales, los estacionamientos de las plazas a un 30 por ciento, los restaurantes casi vacíos, pero los Oxxo, expendios de cerveza y licor y todas las ventas de alcohol, legales y clandestinos, vendiendo al mayoreo, sí lástima, la gente entendió que la garganta no debe de estar seca, porque ahí se atora el coronavirus y si no desaparece cuando menos se empeda.

Sorpresa las que ha llevado el público al recurrir a los centros de abastos, llámese, centros comerciales, farmacias, super y cualquier tipo de comercio, que sin el menor escrúpulo, a pleno día, cientos de empleados, reetiquetan los artículos básicos, podían llamarse así, gel, alcohol, toallitas, cubrebocas y otros artículos más, que de un día a otros, subieron los precios, hasta al 300 por ciento, desaparecieron y aún así la gente los compró y no hubo compra de pánico, pero estos artículos, al menos desaparecieron de los anaqueles, es espera de unos días más que llegue el verdadero coronavirus, porque el que está llegando ahorita, no es el bueno todavía. Esta treta que hacen los comerciantes, se llama especulación.

Pero agárrense, lo bueno, quizá no sea que no te contagies, pero lo más brutal, sin duda alguna será la crisis económica que dejará este circo llamado CORONAVIRUS. Cuidado con el gordo.

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