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Coronavirus y la peste de Camus Francisco Gómez Hernández El COVID-9 es una pandemia que ha puesto al mundo moderno en jaque. Por su propagación y letalidad se clasifica al nivel de otras como el VIH con más de 25 millones de muertos, la peste negra o bubónica, con más de 75 millones. También están […]
18 de marzo de 2020

Coronavirus y la peste de Camus

Francisco Gómez Hernández
El COVID-9 es una pandemia que ha puesto al mundo moderno en jaque. Por su propagación y letalidad se clasifica al nivel de otras como el VIH con más de 25 millones de muertos, la peste negra o bubónica, con más de 75 millones. También están la gripe española, con casi 100 millones de víctimas o la viruela con más de 300 millones. Ni que decir del sarampión con más de 200 millones. Cifras mundiales que muestran el impacto de su resistencia y mutación a lo largo del tiempo.

Desde luego la lista es larga de otras enfermedades que han aparecido a lo largo del tiempo en que la humanidad ha tratado de combatirlas, Tifus, Gripe de Hong Kong, Plaga de Justiniano, Cólera, Ébola, Influenza H1N1 y la más reciente en México que no se ha podido erradicar, el Dengue Hemorrágico, todas ellas que de acuerdo a su magnitud de afectación, se han catalogado en los niveles de Epidemia, Endemia y Pandemia.

El Coronavirus declarado Pandemia por la Organización Mundial de la Salud, es una cepa de virus que su brote detectado en China, se está expandiendo al mundo, pudiendo ser tan letal o peor que las anteriores, si no hay un cambio de visualización estratégicas de los gobiernos mundiales, que lejos de cumplir con su proceso de integración de las economías, para que a través de los mercados de los países, interactúen y acerquen los productos al pueblo.

Otros problemas serios que vive el mundo, son la situación de auténtica emergencia planetaria, marcada con grandes tendencias de agravarse, la contaminación y degradación de los ecosistemas, cambio climático, agotamiento de recursos, crecimiento incontrolado de la población mundial, pobreza extrema de miles de millones de seres humanos junto al consumismo depredador de una quinta parte de la humanidad y los conflictos destructivos, pérdida de diversidad biológica y cultura, que en su conjunto provocan la creación de plagas o cepas de virus, mortales para los seres humanos.

La pregunta es qué pasara con el COVID-19 si su expansión es incontrolable en el mundo ¿Está preparado México para enfrentar la contingencia y combatir el coronavirus? Hasta ahora la información del gobierno de México ha sido que las autoridades afirman que su estrategia se apega a los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud, y cuentan con la asesoría de numerosos expertos. No han dicho si cuentan con el material suficiente para enfrentar la crisis que puede venir en unos días más, ni tampoco un programa de prevención emergente de cierre de fronteras.

Lo que México y el mundo están viviendo hoy con la pandemia es una muestra clara de lo deshumanizado que esta el mundo, en donde la lucha de clases es la principal guerra que divide a los seres humanos, alimentada por las potencias mundiales, sin importarle una estrategia fundamentada para dar solución a los problemas que estamos viviendo y hacer posible la satisfacción de las necesidades del conjunto de la humanidad (no solo de una minoría) sino de toda la sociedad.

El miedo al Coronavirus ha revivido el interés por la novela “La Peste” del escritor francés Albert Camus, escrita en 1947, pero que hoy con esta pandemia que vuelve azotar al mundo, la peste, cobra el valor de betseller, al ser la más leída en España Francia e Italia, la narración situada en Oran una ciudad de Argelia, a mediados del siglo XX, donde sus habitantes sólo piensan en trabajar para enriquecerse y reservar los placeres mundanos para los pocos momentos de ocio, aunque su ritmo de vida era frenético y rutinario.

Albert Camus en su trama asegura que para conocer mejor una ciudad hay que averiguar cómo se trabaja en ella, cómo se ama y cómo se muere. La enfermedad y la muerte son, sin lugar a dudas, una parte muy importante de esta gran metáfora literaria que su autor nos traslada en la que quizá sea su obra más conocida y reconocida. En la que el fin es la solidaridad humana que se ha perdido y que se necesita en los momentos más difíciles de la vida.

Sin embargo, la vida de los habitantes de Oran cambia, cuando aparece la terrible epidemia que asola la ciudad, barriendo de la calle a cientos de cadáveres diarios. La situación es tan grave que la ciudad es puesta en cuarentena, sitiada y rodeada por una estricta vigilancia. Los muros históricos de Orán son el límite que demarca su principio y su fin. Y, dentro de ella, se verá contenida toda la podredumbre humana, aunque también toda su gloria.

Camus describe detalladamente todas las catástrofes que produce, así como los remedios que tratan de aplicar sus habitantes para cortar de raíz este mal. Se describen las medidas profilácticas y la cantidad de muertes que acontecen, siendo la enfermedad la verdadera protagonista de la novela. Se trata de la propia cloaca moral del ser humano. Un mal olor, una enfermedad moral degenerativa que se va expandiendo por todos los habitantes hasta infectarlos, devorarlos y, finalmente, matarlos a todos. Los muros de la ciudad representarían la propia imposibilidad del ser humano de escapar de su propia realidad. El mal no es, por ello, algo localizado.

La peste es el símbolo que utiliza el autor francés como la metáfora que favorece la conciencia del otro porque es capaz de despertar en muchas personas sentimientos profundos de amor, de solidaridad e interés por los demás que se habían perdido por la mentalidad materialista de la población. A la par de la proliferación de la peste, toda la actividad comercial en Orán también muere. En cambio, resurge de entre las cenizas un sentimiento de fraternidad en beneficio de las relaciones humanas.

Sucederá lo mismo entre la sociedad actual del mundo reaccionar ante la pandemia del CORONAVIRUS, con la calidad humana necesaria para abrazar ayudar y comprender a nuestros hermanos, Albert Camus dice que en el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio y las pandemias son los desafíos.

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