México, DF
Agencias
La número cinco mundial, Sara Errani, solo suma un juego. Su semifinal se esfuma en 46 minutos. Apenas se apunta 16 puntos en todo el duelo. Las tres cifras hablan de la destrucción de una tenista (0-6 y 1-6) y propulsan aún más la candidatura de Serena Williams, intocable, lanzada por su 30ª victoria seguida y decidida a reclamar un título que sólo ganó en una ocasión, hace más de un decenio (2002). En la final le espera María Sharapova, que ha perdido contra ella los 12 últimos encuentros, y que sufrió para cerrar su cruce contra la bielorrusa Azarenka (6-1, 2-6 y 6-4).
Serena, ganadora de cinco trofeos en 2013, cuatro consecutivos, empezó a luchar por el título de Roland Garros con su derrota de 2012. En aquella ocasión perdió en la ronda inaugural contra Razzano y por primera vez se despidió a la primera de un grande. Desde entonces, cura esa cicatriz y alimenta su deseo de revancha. Su paso por París está siendo el de un tsunami. Errani, la finalista de 2012, una mujer con fama de correosa, no le duró ni una hora. El banquillo de la italiana, repleto de españoles, se erizó de puños y se abrió en silbidos cuando sumó su único juego. El castigo fue tremendo.
A la número uno mundial le espera ahora Sharapova, la número dos. Hace nada, en la final del Masters 1000 de Madrid, Serena se deshizo de la rusa sin miramientos. Así ha ocurrido en los 12 últimos duelos. Shazza, hipercompetitiva siempre, no gana a su rival desde 2004: defender su título del año pasado requerirá que derrote a una tenista tremenda y también a sus propios fantasmas.