Florentino J. García Alcudia
Rumbo Nuevo

El proselitismo de Gerardo Gaudiano Rovirosa por la colonia Mayito de este viernes, fue una callejonada por el voto. Entre pasadizos donde apenas puede caminar una persona, el candidato perredista recogió la demanda principal: el combate a la inseguridad y que no sea puro cuento.
–He cumplido –respondió Gaudiano Rovirosa al señor Méndez Quevedo en la calle Rullán Ferrer, bajando de la avenida Javier Mina. Dice don Silván y lo confirma Denis, la ex delegada municipal, que en esta colonia hay dos calles y 32 callejones. ¿Por qué los callejones? Porque su fundador, el entonces dueño de la fábrica de jabón “Mayito”, don Antonio Rullán Ferrer, repartió entre sus trabajadores lotes para su vivienda y aquella loma rodada de agua se hizo un laberinto.
–Necesitamos que los políticos no lleguen a enriquecerse –le exigieron al candidato perredista a la alcaldía de Centro. –Llegaré a gobernar, no a hacerme rico –dice Gaudiano Rovirosa–. Ustedes saben que vengo de una familia conocida, con arraigo, de buenos valores, gente honesta y trabajadora.
En esa esquina, de la vivienda que tiene en la fachada la placa con el nombre Ramón Notario, salió la señora de blusa blanca con flores rojas, con la seguridad que dan los años, le dio un fuerte abrazo a Gerardo Gaudiano y el –ya acostumbrado– beso en la mejilla rojiza.
Los jóvenes, de inmediato, armaron la porra: –¡Aunque no quiera mi esposa! / ¡Votaré por Rovirosa! ¡Aunque no quiera mi esposa! / ¡Votaré por Rovirosa! Los gaudianistas volvieron a subir escaleras para salir a Rullán Ferrer, por el taller de herrería.