Se niegan salir de sus casas por miedo a la delincuencia
Carlos Palmeros Corresponsal Habitantes de más de una docena de rancherías ubicadas en los ejidos Bajo y Alto Amatitan y Villa de Jonuta-antes Chinal- sufren los estragos del desbordado río Usumacinta, se niegan a salir de sus moradas por temor  que los amigos de lo ajeno les roben sus pertenencias, por lo que se alistan […]
27 de septiembre de 2013

Carlos Palmeros
Corresponsal
Habitantes de más de una docena de rancherías ubicadas en los ejidos Bajo y Alto Amatitan y Villa de Jonuta-antes Chinal- sufren los estragos del desbordado río Usumacinta, se niegan a salir de sus moradas por temor  que los amigos de lo ajeno les roben sus pertenencias, por lo que se alistan con tapancos y cayucos ante el temor de que la inundación sea de mayor impacto.
Tal es el caso en la ranchería Cuyo de Guadalupe el ex delegado municipal Lázaro Tacú señalo “estamos a orilla del bordo colapsado por el afluente y tenemos miedo de que nos trague con todo y nuestras viviendas pero nadie quiere dejarlas, nos preparamos para usar tapancos y cayucos, estamos acostumbrados a estos fenómenos que ahora pegan más duro”.
Dijo que tienen el temor de que el “Mono Sagrado” se desborde, inundando sus viviendas, pero ninguna familia ha salido de la comunidad y es que el ejido alto amatitan es uno de los primeros que cada año sufre los embates de las inundaciones, por ser de las zonas más bajas de la demarcación y encontrarse rodeado de un sistema lagunar que se conecta con el río Usumacinta.
A sus 70 años y enfermo pero aún se siente fuerte don Lázaro como muchos otros paisanos, ha decidido no abandonar su modesta casa ubicada como muchas otras más muy cerca del deslavado bordo natural que amenaza con deslavar y “devorar” una escuela primaria, una iglesia así como el caserío del poblado que aun que está en una loma y que creían muchos años atrás que nunca la creciente causaría estragos pero ahora peligran de que perderlo todo hasta hasta la vida.
“Mira dejar mi casa no, estamos acostumbrados además si nos vamos los ladrones nos van a saquear lo que  con esfuerzo y sacrificio hemos conseguido, pero tengo que hacerlo, porque cada año nos vamos al agua ya muchos años y ya no estamos para esos trotes, no le quiero hacer el héroe pero aquí nos mantenemos firmes todavía, Dios quiera que el poblado todavía se mantenga en pie”, afirmó.
“Ya llegó la creciente hermano, hay que sacar los cayucos y estar alertas porque en cualquier rato de estos se nos mete el agua y ya nos llevó nuestras pertenencias”, señalo don Lázaro Tacú, mientras arrastraba entre los potreros un enorme cayuco ayudado por su hermano y sus sobrinos.
A decir del líder comunitario, la gente del poblado ya ha empezado a tomar sus precauciones, algunos buscando refugio con sus familiares y otros alzando sus pertenencias en tapancos, mientras que otros que como él, nunca abandonan su hogar, desempolvan los cayucos para esperar la inundación.

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