“Una gran obra no necesita ser colosal
para que se vea, las cosas más pequeñas
de la vida pueden ser un legado
de un momento de majestuosidad”.
Luis Gabriel Carrillo Navas

Enrique Muñoz González
cayuco7@hotmail.com
Aunque sabíamos que su estado de salud estaba frágil, y se había complicado a inicios de semana, al conocer ayer por la mañana el deceso del ex gobernador de Tabasco, Don Leandro Rovirosa Wade, nos sorprendió mucho, porque es de esos hombres que trascienden en la historia, aun antes de morir. Fue el gobernador Arturo Núñez Jiménez, quien dio la triste noticia, y a todos agarró por sorpresa, cuando en un evento en el Teatro “Esperanza Iris”, perdió un minuto de silencio a su memoria.
A Don Leandro, debemos recordarlo por su profundo amor a Tabasco, por haber logrado la transformación en la época cuando le tocó gobernar, además de forjar destacados cuadros políticos que hoy figuran en diversas trincheras; sembró en tierra fértil el cariño del pueblo, y lo cosechó a raudales, como muestra los reconocimientos que en vida le hicieron los últimos años, qué decir de la enorme ovación cuando estuvo el 8 de diciembre pasado en el informe legislativo de su nieto Gerardo Gaudiano Rovirosa.
Sin duda, Rovirosa Wade, fue el gobernador modernizador de Tabasco, su obra perdura, y quien no lo reconozca, es porque desconoce la historia de un hombre que luchó por un mejor Estado, por encima de cualquier interés, enfrentando a la Federación para sacar el mejor provecho económico del “boom petrolero” de aquella época. Como muestra, está el aeropuerto internacional de Villahermosa, Tabasco 2000, el Cicom, el Planetario, el Hospital “Rovirosa”, son algunos testigos de su obra. Tabasco ha perdido a un gran hombre, visionario y leal.
Tabasco está de luto por la muerte de Don Leandro, quien a sus 95 años de edad conservaba una brillante lucidez mental, merece más que un minuto de silencio, creemos sus restos deben descansar en la tierra que lo vio nacer, y así, su pueblo al que tanto le dio, le pueda tributar un último adiós, porque su obra permanece como reflejo de su visión para lograr la transformación del estado. Estuvo a la altura de las circunstancias, y los tabasqueños se lo reconocerán siempre.
El 18 de octubre del 2012, escribimos en la columna “estamos convencidos, la mejor herencia que deja en los tabasqueños, es su obra como gobernador, su prestigio como ingeniero hidráulico, y ahora el aprendizaje a su nieto Gerardo Gaudiano, quien toma la estafeta para seguir llevando en alto el apellido Rovirosa”; en esa fecha los integrantes de la mesa de periodistas “Rodolfo González Maza” tuvimos la oportunidad de convivir con Don Leandro en su casa en Ciudad de Méjico, fue una grata experiencia.
Hoy retomamos algunas frases que sobre Don Leandro escribimos en esta columna “Cayuco”, el 17 de octubre del 2012, al señalarlo como una leyenda viviente, al ser un distinguido mejicano,  el cual logró hacer historia de la buena, como funcionario público, como ciudadano ejemplar, un padre de familia responsable y un mejor ser humano. Gobernó Tabasco de 1977 a 1982.
Leandro Rovirosa, vino a Tabasco siendo un poderoso Secretario de Recursos Hidráulicos, amigo del Presidente de la República, Luis Echeverría Álvarez, en una oportunidad política la cual no buscó, es más, se resistió un poco a vestirse de gobernador, pues era en el ámbito nacional un eficiente Secretario. Según me contó alguna vez en el que fuera su domicilio en Tabasco 2000.
El Ingeniero Rovirosa era uno de los técnicos  que diseñaron y construyeron la Presa de Malpaso, uno de los mejores conocedores de la obra hidráulica y también conocedor del suelo del sureste de la República a la perfección. En una entrevista que tuve la oportunidad de hacerle en las estaciones de radio de Gerardo Gaudiano Peralta, en ese entonces la 620 de A.M. y la 970 conocida como “Stereo Rey”, así como la 99.9 FM de Emiliano Zapata, señalaba que el suelo tabasqueño es como una mesa de billar, una verdadera planicie.
Muchos son quienes consideran a Don Leandro Rovirosa como el Gobernador que modernizó el estado, con su Tabasco 2000, y por supuesto el aeropuerto de esta ciudad. Su lema era “Tabasco Avanza”, logró incluso un presupuesto considerable el cual lo vino a ejercer quien lo sucedió en el cargo, Enrique González Pedrero, sin embargo, fue Don Leandro, quien exigió que Tabasco tuviera las justas participaciones por la enorme riqueza de hidrocarburos que aporta a la Federación.
No sólo la llamada clase política y los constructores recuerdan con cariño y respeto al Ingeniero Rovirosa, también los chontales, quienes vivieron uno de los mejores gobiernos con el programa de los camellones chontales, inversión sin precedentes, por cierto, estaba a cargo de Andrés Manuel López Obrador. Don Leandro, sabía que al final de cuentas la primera oportunidad política él fue quien se la dió al nativo de Tepetitán, Macuspana.
Como gobernador de Tabasco deja una obra de vital importancia, manifestada en tareas de gestión y en obras materiales. Su vida es ejemplo de lucha, de triunfo personal de servicio social al país. Sin duda un tabasqueño honorable, como pocos hoy en día. ¡Descanse en paz, Don Leandro Rovirosa Wade! Un gran tabasqueño, a quien se le va a extrañar. Reiteramos, ojalá pudieran traerlo a su tierra, para que el pueblo a quien tanto dio, se  pueda despedir de él. Nuestro sentido pésame a su familia.

La piragua

El gobernador Arturo Núñez Jiménez, definió que mantendrá la institucionalidad con el Gobierno de la República en cualquier tema, rechazando por lo tanto, no aceptar la exigencia planteada por Morena a través de Octavio Romero Oropeza y Javier May López, que encabezara protestas contra la Reforma Energética. La estrategia emprendida por el mandatario es obvia, siempre ha sido un hombre de leyes, tampoco tiene porqué abrir fuego con la Federación, si ha recibido todas las atenciones y apoyo que ha requerido.