En el lema Rumbo Nuevo lleva la gracia convertida en virtud a pesar de las tecnologías de la información: a propios y extraños consta que la historia política de Tabasco no podrá escribirse sin consultar «El diario de la vida tabasqueña».

Luis Enrique Martínez
Rumbo Nuevo
¿Qué no se ha publicado en los cientos, miles, millones de páginas del periódico que este jueves cumple 75 años de su creación en 1943 por Manuel Antonio Romero Romero? La pregunta tiene respuesta en el vasto número de intelectuales como Carlos Pellicer Cámara cuya creatividad literaria enorgullece al decano de la prensa de Tabasco.
No hay otra publicación que presuma siete décadas y un lustro de vida. Una prueba basta por si faltara: en 1943 inició el periodo de tres años del gobernador Noé De la Flor Casanova, quien luego se convertiría en colaborador del diario, así como lo fue Francisco J. Santamaría, que gobernó también la entidad de 1947 a 1952.
Durante 75 años del periodo institucional, el pensamiento y la obra pública y la disposición o no de 29 gobernadores, entre constitucionales, interinos y sustitutos, para enfrentar retos coyunturales, pasa por las líneas ágatas de Rumbo Nuevo. Aquí está la historia del Tabasco posrevolucionario y del que creció, para bien o para mal, con la bonanza petrolera, así como el que ha emergido de las recurrentes inundaciones como el que se prepara para retomar el sendero del desarrollo con el gobernador número 30 de su historia: Adán Augusto López Hernández.
Rumbo Nuevo nació cuando «los ríos de Tabasco constituían vías de comunicación muy importantes para la población, que se trasladaba de un lugar a otro a través de los 1 mil 960 kilómetros navegables del sistema Usumacinta y los mil más del sistema Grijalva-Mezcalapa», refiere un estudio sociodemográfico del Consejo Nacional y Estatal de Población de 1984.
En 1940, la población de la entidad era de 285 mil 630 habitantes, un poco más de los 248 mil 507 que actualmente registra el municipio de Cárdenas, el segundo de mayor densidad demográfica después del Centro, que ya supera los 700 mil residentes.
Cuando en noviembre de 1943 apareció el primer número de Rumbo Nuevo, Tabasco vivía la cola del garridismo. Carlos Martínez Assad en Breve historia de Tabasco, así describe la época:
«El centralismo político –reseña– se perfeccionada y la figura del Ejecutivo federal se convertía en la instancia decisoria fundamental, aun para resolver las cuestiones más elementales de la vida política interna. Un hecho adicional que contribuye a reforzar este juicio fue la carta de un padre angustiado dirigida al presidente para pedirle el indulto de su hijo, preso en Tabasco por habérsele considerado responsable de la pérdida de la pistola del general Manuel Avila Camacho cuando éste pasó por el estado en su gira como candidato presidencial.
«El costo por el paso de un tiempo histórico a otro fue difícil de pagar, y aún en 1946, en plena coyuntura entre el avilacamachismo y el alemanismo, la transición interna y el reacomodo de fuerzas continuaba.»
Seguramente, una de las fuentes del historiador del Colegio de México fue Rumbo Nuevo. Toda esa época está plasmada en sus páginas como igual registra la hazaña del primer tabasqueño que gana una elección presidencial: Andrés Manuel López Obrador.
El triunfo electoral de la izquierda mexicana es la historia de la aparición de la Internet y las «benditas redes sociales» en un Tabasco que sigue peleando por convivir con el agua y el pantano, en medio de una generación ávida de bienestar y comprometida con la democracia, la justicia y el combate a la corrupción y a la impunidad que también es un compromiso del gobernador electo López Hernández.
No obstante los pronósticos fatales para los medios impresos ante el desarrollo de la burbuja digital, Rumbo Nuevo registra y difunde el «Diario de la vida tabasqueña».
Es la publicación decana de la prensa local y, por tanto, Rumbo Nuevo refrenda el compromiso con aquella generación que creció con sus publicaciones semanales y diarias, y con las milenius cuyas aplicaciones en la telefonía celular también acceden a la información del periódico construido con la amalgama de experiencia, sabiduría, juventud y disposición de trabajadores de la comunicación dispuestos al servicio social que es uno de los objetivos del periodismo.
Son 75 años de vida. Una tercera edad que Rumbo Nuevo enfrenta con el brío con el que nació el 1 de noviembre de 1943. Por eso, un brindis no está demás.