Proyecto “CCC”
¿Qué seguridad tenemos? César Graciano Calvario cesargracianoc@yahoo.com.mx “No hay producto o servicio más caro, que el que no se tiene” Lo saben bien los responsables en el sector público, de funciones críticas para el surtimiento de productos básicos a la población, que no se atreven a tomar las debidas precauciones para garantizar el acopio de […]
2 de mayo de 2017

¿Qué seguridad tenemos?

César Graciano Calvario
cesargracianoc@yahoo.com.mx
“No hay producto o servicio más caro, que el que no se tiene” Lo saben bien los responsables en el sector público, de funciones críticas para el surtimiento de productos básicos a la población, que no se atreven a tomar las debidas precauciones para garantizar el acopio de los inventarios que pueden hacer la diferencia entre una emergencia y el desastre; o aquellos que se paralizan cuando un puñado de facinerosos cierra violentamente la posibilidad de prestar servicios de utilidad crítica para la población.

Una vez que se vacían los almacenes, o alguien tira las llaves donde se guardan los instrumentos y herramientas para el servicio público, las soluciones cuestan infinitamente más caras que el haber pagado oportunamente el precio más caro, en cualquiera de los casos. Esto es precisamente lo que puede estar pasando con el asunto del plantón de los policías estatales. Donde parece que a tiempo se tomó la decisión de solicitar el apoyo federal para rescatar las instalaciones secuestradas y así permitir el paso libre a la paulatina incorporación a sus labores de aquellos elementos que han manifestado su disposición de allanarse a los acuerdos firmados con el secretario de gobierno.

Así tenemos Seguridad Pública. Si. Pero ¿qué seguridad? Para entrar en contexto, lo primero que cabría preguntarse es: ¿Cuánto cuesta la llegada de un piquete de otros 300 federales? Lo cual tendría que sumarse a lo que ya se viene pagando por la estancia de una partida no menor a 200 elementos, desde diciembre. Y ahora sumarlo a los 70 millones en “apoyos” varios que el gobierno del estado prometió a los paristas con tal de que abandonaran su actitud rebelde. Y hacer la corrida con todos los gastos imprevistos que se han debido hacer al calor de las acciones desarrolladas para tratar de atajar la riada. Pero. Cuidado. Ese no puede ser el costo principal de la seguridad que “disfrutamos” en este momento.

Un costo mayor puede ser del orden financiero y otro, desde luego, político. En el aspecto financiero, los dislates en la operación de la seguridad pública pueden estar dando al traste con las aspiraciones del gobierno de la alternancia para asegurar un margen mínimo de aportaciones federales por concepto de apoyos para la implementación del Sistema Nacional de Seguridad Pública en la entidad. Ahora y/o para 2018. En las actuales condiciones ¿Cómo convencer a la autoridad federal de que se va por buen camino en el hercúleo esfuerzo de ordenar la policía municipal –talón de Aquiles para la modernización del sistema policial- si no se atina a controlar siquiera a la policía estatal, supuesto pilar del proyecto?

Ahora la factura política. Solo le diremos que tiene un costo impredecible, dadas las actuales condiciones de la carnicería desatada alrededor del proceso electoral. Pero de que puede ser cara, muy cara, puede serlo. Y como postre nos queda el asunto del secretario de seguridad pública. Regresó a sus oficinas. ¿Tendrá ya en sus manos un mapa de ruta segura a la obtención de resultados estratégicos? Y aún más, y antes de eso. ¿Tendrá ya un plan sólido y concreto para sostener la defensa del Fuerte Apache? Con el dentro, claro.

Las respuestas nos darán una idea de la Seguridad que podemos disfrutar.

….a pie de carretera
Juan José Rodríguez Prats
Nadie podrá decir que le falta lo que le sobra al árbol de los aguacates. Le dice sus verdades a cualquiera. Ahora le toco a Felipe Calderón. Por asunto de pasar por encima de Ricardo Anaya el dirigente nacional del PAN, con su propósito de imponer a su vieja como candidato presidencial. Y el mañoso de Anayita ¡que le suelta a Juan José! Quien le dijo hasta de lo que se iba a morir atajando sus calenturientas intenciones y cuando aquel le contestó ¡Ingrato! Porque según él fue quien lo metió al PAN, Juan José solo le ripostó. No es cierto y ¡estabas pedo! Chale.

Dijimos CALOR. Y que nos mandan ¡un fogón! Ni hablar. Ya pasó. Ahora, a recargar la pila. Y ¡a Darle! Vamos por esta semana cachureca. Hasta mañana. Adiu

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Twitter @CsarGraciano

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