¡Gracias Andrés Manuel!

César Graciano Calvario
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Empezamos dándole las gracias por haber desatado la “Papitis” entre el gabinete de Peña Nieto, y a partir de aquí habernos facilitado el divertimento con un espectáculo de travestismo político, nunca visto antes. Han caído todas las máscaras de este régimen, dejando ver sus deformaciones, flacidez, pústulas, llagas. Dicho lo cual, bien a bien, no sabemos si estamos en lo correcto de dar las gracias a Andrés por haber sido el motivo determinante, haber dado el empujoncito final, a la monumental estrategia mediática puesta en operación por el gobierno Peñista para lograr un avance definitivo en sus propósitos políticos rumbo al 2018.

Queremos dejarlo muy claro. La presencia Papal en México tiene dos dimensiones. La política y la religiosa. Respecto de la dimensión religiosa, su legitimidad no tiene discusión ni cuestionamiento alguno. Merece nuestro absoluto respeto. En estos momentos, cuando los mexicanos todos nos vemos afligidos por la pudrición y fetidez del problema de la seguridad y el respeto a la integridad y los derechos humanos elementales, la palabra del líder mundial de esa iglesia es un bálsamo perfumado apreciado por la feligresía. La mayoría de los mexicanos (60%). Y es indudable que tiene la valoración y consideración de todos.

Pero. Su visita ha sido montada -con un oportunismo inaudito y desvergonzado- en la dimensión política de la circunstancia que rodea y presiona a la clase gobernante de nuestro país, proveniente en gran medida del exterior. El asunto con el que le introdujimos al tema, es que Andrés Manuel López Obrador fue el primero que –con el timming que le caracteriza, pero que se convirtió en descarado oportunismo político también- se acercó al Papa en su propio terreno, haciéndole involuntario participe de su abierta “auto-promoción” rumbo a la presidencia en 2018.

Eso fue la señal de salida para la estampida. Desde gobernadores como el nietecito de Don Manuel Velasco Suárez q.e.p.d., con su cantarina esposa, hasta líderes partidistas y políticos de primera línea, se dieron a la tarea de ir a cortejar al Papa. No podían dejar que AMLO extendiera su hándicap. Y ya teniéndolo aquí, lo que hemos visto por parte del Presidente Constitucional de los Mexicanos, y su cohorte de empleados, favoritos y demás grey orgullosamente “laica”, no tiene parangón, como hemos dicho.

Entre todos han hecho a un lado esa Constitución que establece la separación Iglesia-Estado como raíz y razón del Proyecto Histórico de México. Como quien hace a un lado la mesa central de un banquete para dar espacio al jolgorio danzante. Dándose pisotones y empujones descarados para poder estar más cerca del Papa y lograr así la anhelada foto. Aplaudiéndolo como a un Rock-Star. Implorando su bendición para ellos y sus familias, arrastradas entre el gentío VIP.

El imponente aparato de seguridad que ha sido desplegado para protegerlo en la visita más larga de un jefe de estado a nuestro país, ha dejado claro el propósito buscado. Sin importar el costo, monetario, moral y ético, la visita del Papa acarreará la indulgencia mundial para el vapuleado régimen de Peña Nieto. Y sembrara discretamente entre los potenciales electores, la certidumbre de que quienes nos gobiernan y pretenden seguirlo haciendo, son hombres y mujeres piadosos. Dignos de confianza.

….a pie de carretera
“Cuco” Rovirosa
“Puerco que come huevo, manque le quemes el hocico” El inefable Cuco vuelve a las andadas. Sin importarle enfrentarse al gobierno estatal, que busca aligerar la irritación de la población en la sufrida Macuspana, el buen Cuco pretende apoderarse de la Unidad Habitacional Siglo XXI construida por el INDETAB, para entregarla -personalmente y pasando por encima de las reglas de operación- según los acuerdos en la penumbra electoral sostenidos con Valerio el anterior alcalde. Ya manipula invasores de esa Unidad y si no lo para alguien, se alzará con su primera presa. A 45 días de iniciado su trienio. ¡Imagínese como va a terminar! Si termina.
El esfuerzo que realiza el Papa es encomiable. Tan solo aguantar las terrenales disputas de sus clérigos, no ha de ser fácil. Regreso mañana. Adiu

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