Samuel (Piporro) García, en Concierto

César Graciano Calvario
csargraciano007878@yahoo.com
Pues nada. Que al Piporro García -si el ex candidato presidencial del MC- le ganó la vena artística y desde el viernes pasado recorre feliz el escenario nacional, de frontera a frontera, como la rutilante estrella que se imagina ser, a imagen y semejanza de su ilustre antecesor El Piporro González. Su desopilante Show incluye todo tipo de declaraciones sobre su salida y regreso fax track del gobierno de Nuevo León. Ahora si luciendo sus vistosas Cuereras que hacen juego con los tenis de la FosfoFosfo, (su mujercita) que es su timón brújula y sextante, incluyendo la cadena de rigor. Pero como no.

Por qué la chusca referencia, se preguntará. Bueno. Creemos que resulta conveniente prever posibles efectos peligrosos de la actuación del MC con su frustrado candidato presidencial, en el devenir del proceso electoral en el que está empeñado Morena. Lo sucedido en Nuevo León es un inobjetable triunfo mediático de la oposición, que está haciendo valer su experimentada maña y recursos legales y de los otros, para insistir ante la opinión pública que en realidad han derrotado en la escaramuza al presidente AMLO. Porque este es quien impuso y manipulaba a Samuel García. Para frenar y descarrilar a la oposición. Dicen.

El peligro está ahí porque AMLO, tanto como las fuerzas progresistas, no pueden ignorar ni dejar pasar la aventura en que están embarcados aquellos partidos, avalados y solapados por el Poder Judicial. Y al señalarla y descalificar sus artimañas aparecen, efectivamente, como defensores del todavía gobernador. Con el consecuente júbilo opositor. Solo para tener una idea de esa recuperación, sin reírnos, tomemos nota de que la Xóchitl Gálvez ya anda buscando a los del MC, y perdonándoles la vida, les ofrece, además que les abre la puerta para unirse a su oposición.

Y no son los únicos cursos en peligro. Están además los efectos del desastre de MC entre los votantes de las clases medias. Y entre las primeras juventudes. Muchos otros aspectos que los estrategas de Morena deberán cuidar si no quieren ser sorprendidos por un efecto bumerang. Que puede ser razonablemente controlado.

…a pie de carretera
Waldo Carrasco
El dirigente de los industriales agrupados en la CANACINTRA capitulo Tabasco, pone el acento en un tema interesante. La liquidación a los proveedores del gobierno estatal y municipales, al término de la administración sexenal y trianual respectivamente. Decimos interesante, porque podría pensarse que los industriosos amigos tienen el temor de que no les paguen. Pero puestos a revisar el asunto y sus antecedentes, atenidos a la información propiciada por las administraciones públicas locales y la falta de esta relativa a problemática inherente, que pudiera haber sido reportada por los propios industriales, vemos que no hay elemento alguno que pudiera justificar esa preocupación. Las finanzas estatales han sido manejadas adecuadamente y gozan de cabal salud. A unos meses que termine el sexenio no hay indicios de inestabilidad financiera. No se conoce algún caso de escándalo por parte de los proveedores por esta causa. Y como dice a menudo el presidente AMLO de la 4T. ¡No somos iguales! O sea. No se verán atropellos como los habidos del anterior sexenio perredista pa’tras.

Controversial la relación de las autoridades con la ciudadanía. Las primeras hacen la obra pública que consideran más conveniente y la entregan cuando ídem. La ciudadanía ya no está atenta a esa importancia ¡ni a su utilidad! Vea Ud. Ayer se inauguró una porción de la obra del Malecón Carlos A. Madrazo. Pero no se sabe bien a bien que se haya hecho lo mismo con la del malecón de Gaviotas. Que ahí sigue tirada. Y la gente ya se apropió de ella para poner su vendimia de garnachas y ¡para destruirla! Tenemos las fotografías que prueban la demolición de los resguardos que se pusieron en las banquetas, para evitar que los vecinos propietarios hicieran uso de ellas para estacionar sus vehículos. Y, obvio, ya tienen montada su chatarra rodante en esas banquetas. Total. La autoridad cree cumplir con construir y la gente se apropia de esa obra para destruirla. Sin respeto alguno. No hay quien cuide la inversión pública. La que hacemos todos. Lastima