Para el personal médico y de enfermería del Hospital Regional de Alta Especialidad de la Mujer, el reto no es sólo conseguir salvar la vida de un bebé prematuro en una incubadora, sino también evitar cualquier secuela, como es la ceguera, por la retinopatía que pueden padecer, debido al oxígeno que se les suministra.
La mayoría de los recién nacidos prematuros, traen consigo complicaciones, por lo que su cuidado después del parto, es en la Unidad de Cuidados Intensivos (Uncin), donde prácticamente están un promedio de 33 a 35 días en terapia intensiva y en la que cada día, el costo de su cuidado y el del personal y sobre todo medicamentos, supera al de cualquier paciente normal.
Pero, en ese tiempo, los bebés están con oxígeno, lo que trae consigo riesgos.
Humberto Martínez García, es el jefe de la Unidad de Neonatología del nosocomio, quien abre las puertas de un área estrictamente esterilizada, en la que hay – por lo regular – 34 bebés, también llamados pacientes, que luchan por sobrevivir, tanto por su bajo peso, como por los problemas que traen consigo o que puedan derivárseles.
La retinopatía es un proceso inflamatorio como resultado de formación de vasos sanguíneos en el ojo, que puede presentar en un 10 por ciento de bebés prematuros por estar expuestos al oxígeno y si no se les da tratamiento, advierte Humberto Martínez, puede ocasionar el desprendimiento de la retina, que significa perder la vista.
Lo que usualmente se hacía con el paciente, comenta el neonatólogo, era referir al paciente o a otro hospital de especialidad fuera de la ciudad, para que fuese tratado con láser, una alternativa que en ocasiones puede ser tardío y caro.