El daño moral que el ejercicio de la libertad de expresión ocasiona a niños, niñas y menores, crea un presunto conflicto de derechos: el derecho de las personas a su vida privada, a su imagen y a su intimidad, frente al derecho de ejercicio de la libertad de expresión, planteó el maestro Luis Andrés Pampillón Ponce al presentar el libro «Daño moral y derechos de la personalidad del menor».

Luis Enrique Martínez
Rumbo Nuevo
En el pabellón central de la Feria Universitaria del Libro de Tabasco Internacional 2016, el columnista de Rumbo Nuevo consideró que la obra de las doctoras Gisela María Pérez Fuentes y Karla Cantoral, es uno de esos temas de frontera que «hay que tratar con urgencia, seriedad y profesionalismo».
El también regidor del Morena en el ayuntamiento de Centro, afirmó que la monografía del «Dúo dinámico» en la UJAT así aborda el tema en 228 páginas del libro publicado por la editorial Tirant lo Blanch.
Para el catedrático de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, el daño moral es una figura que por varias razones «no se ha logrado cumplir con los objetivos de protección a la persona en la parte más íntima» de la sociedad como es la población infantil.
Afirmó que la acuciosa investigación de Cantoral Domínguez y Pérez Fuentes, devela que las notas periodísticas relativas a niñas, niños y adolescentes, «son cada vez más representadas como problemas».
Pampillón Ponce aseguró que hablar del daño moral, del daño a la moral, subrayó, es hablar de un daño a la dignidad humana. Esta, enfatizó, que no es una simple declaración ética, sino una norma jurídica que consagra un derecho fundamental a favor de la persona.