Por COVID-19 somos100 mil mexicanos menos
La cifra oficial supera las cien mil defunciones, pero al menos el doble han muerto por COVID-19. Oficialmente somos cien mil menos, este jueves las muertes por COVID-19 sumaron 100 mil 104, sin embargo, aquí no están incluidas muchas personas que también perdieron la vida por la enfermedad y que no tuvieron el diagnóstico, con […]
20 de noviembre de 2020

La cifra oficial supera las cien mil defunciones, pero al menos el doble han muerto por COVID-19.
Oficialmente somos cien mil menos, este jueves las muertes por COVID-19 sumaron 100 mil 104, sin embargo, aquí no están incluidas muchas personas que también perdieron la vida por la enfermedad y que no tuvieron el diagnóstico, con ellas, según la propia Secretaría de Salud, seríamos 200 mil menos.
La suma de quienes han muerto por COVID-19 o por las condiciones creadas por la pandemia como hospitales más llenos, o disminución de consultas preventivas es de 203 mil 231 fallecimientos y cada una cuenta
Estas son algunas de sus historias.
“Era un hombre muy sonriente, muy alegre, muy humano, era un papá muy amoroso, muy correcto, muy cumplidor, el primero de junio se sintió un poquito mal por la mañana.”, exclamó Juana Flores, esposa de Faustino.
Faustino es una de las más de 100 mil víctimas de la COVID-19, su esposa lo describe cogmo un entusiasta de la vida, alegre y optimista.
Antes del COVID-19, cada uno de los cien mil 104 hombres y mujeres cuyas muertes se han confirmado hasta este día en méxico, construían una vida, una historia.
Por sus profesiones u oficios, formaban parte de comunidades donde eran apreciados.
“Cuidarás desde donde estés a tu familia a tu hija, a tus compañeros de la Cruz Roja, a tus compañeros del seguro a todos los que esta mañana te acompañan, que dios brinde todas las fuerzas para afrontar esta terrible perdida a su familia” se ewscuchó en el funeral de Gabriel Reyes, Socorrista de Cruz Roja.
En sus sitios de trabajo dejaron vacíos y recuerdos, sus historias de superación y sacrificio quedaron truncas.
“Él era de un pueblo que se llama Mariscala, pensaba que era una gripa, pero ya después no pudo aguantar los dolores de cabeza y fue cuando ingresó al hospital de Nueva York”, dijo Nelly Hernández, hija de migrante fallecido por COVID-19.
Pero por encima de todo eran hijos e hijas, padres y madres, hermanos, constituían familias hoy incompletas.
“Desgraciadamente el martes pasado cumplió una semana que murió un primo hermano muy querido para mi, es doloroso, cuando ves que es en tu familia y todo, dices wow, te preguntas por qué no se cuidó”, lamentó Caludia Benitez, familiar de fallecido por COVID-19 y habitante de Teoloyucan.
Han pasado 247 días desde el 18 de marzo, cuando se comunicó el primer fallecimiento en nuestro país.
En ocho meses, cien mil familias han experimentado un duelo solitario y silencioso, que ha encontrado en las redes sociales uno de los pocos espacios para expresar la pena y la solidaridad con otros que también han perdido a alguien por COVID.
“Hasta el día de hoy no hemos podido despedirlo como se hubiera merecido, ni poderle hacer una misa. Si de por sí una muerte es una experiencia desagradable, en tiempos de pandemia aún es peor porque no tienes un abrazo o un beso , señaló Luis Antonio, cuyo familiar falleció por la enfermedad.
Por estos sorpresivos fallecimientos se transformaron desde calles hasta comunidades enteras.
“Hubo días que se enterraban de seis a siete personas por COVID, aquí en este panteón tenemos tres lugarcitos para sepultar, ya consiguieron lo de un terrenito para el otro panteón”, informó Miguel Ángel Reyna, panteonero de Ajalpan, Puebla.
La pandemia también ha terminado con las vidas de trabajadores de la salud, que pusieron por delante su noble compromiso por preservar la salud de los otros, los desconocidos.
La necesidad por subsistir y el anhelo por volver a la vida de antes, han hecho que la llamada nueva normalidad sea, todos los días, un desafío para cada uno de nosotros, nuestras familias y las autoridades.
Y desafortunadamente estos cien mil fallecimientos, estas cien mil 104 personas que hoy nos faltan, no son ni serán las últimas.

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