Poco clara
“Un hombre nunca debe avergonzarse de sus equivocaciones, que no es más que decir que es más sabio hoy que ayer”. Bernardo de Claraval (Monje Francés) Iván Aguirre Aguilar Poco clara, nada armoniosa, la relación entre el Gobierno del Estado de Tabasco con la paraestatal Petróleos Mexicanos, desde la década de los años setenta del […]
21 de julio de 2014

“Un hombre nunca debe avergonzarse de sus equivocaciones, que no es más que decir que es más sabio hoy que ayer”.
Bernardo de Claraval (Monje Francés)

Iván Aguirre Aguilar

Poco clara, nada armoniosa, la relación entre el Gobierno del Estado de Tabasco con la paraestatal Petróleos Mexicanos, desde la década de los años setenta del siglo pasado, ha dejado mucho que desear y casi nada en beneficio de la colectividad, no obstante la enorme riqueza que de este subsuelo se ha extraído y se extraerá.

Amén de los vicios de corrupción y la entrega de recursos “a la mano” (porque así convenía a la autoridad y a “los reclamantes”) el desarrollo que se supone debería gozarse a lo largo y ancho del territorio  tabasqueño, simple y sencillamente ha sido imperceptible si se compara con la prosperidad de otras entidades de la Nación, en las que, pese a no contar con potenciales del llamado “oro negro” si cuentan entre su infraestructura con autopistas, supercarreteras y demás obras que señalan  que ahí sí se ha notado mejoría sustancial.

Como en una especie de juego de cifras, Pemex y el Gobierno de Tabasco, han gastado sumas estratosféricas para dar a conocer “los avances y beneficios en el Estado.

Entrados ya en estos tiempos, sin dejar de remarcar vicios, errores y otras malas  políticas en ese sentido, corresponde a la administración de Arturo Núñez Jiménez el “fajarse los pantalones” y exigir a Pemex porque a esta tierra del Sureste del país se le retribuya en buena parte lo que realmente aporta a la economía nacional. Que por fin, los tabasqueños podamos sentirnos orgullosos  de contar con un verdadero aliado en pro de los avances significativos en todos los renglones del quehacer gubernamental.

Más aún, mediante los canales institucionales, obligar a la empresa a que responda por los daños que ha venido ocasionando, y si no, baste citar las afectaciones en materia de salud, ya que los cientos de casos de cáncer en Nacajuca, Jalpa y otros municipios, sin duda alguna, son originados por el mal manejo de los desechos tóxicos que son vertidos a cielo abierto, además de la lluvia ácida que se ha constituido en un flagelo para quienes habitan cerca de las instalaciones petrolíferas.
Es lamentable que –aunque nada nuevo- se busque obtener raja política de dicha situación.

El que esto escribe, desde hace varios años, logró arrancar declaraciones a varios protagonistas de la política en México y, pudo corroborar el que, al unísono, se coincida en que, justamente, lo que debe privilegiarse es exigir a la paraestatal en cuestión para que verdaderamente cumpla con su responsabilidad de dejar obras y beneficios para la población.

-De reojo-
Renovarse o morir. Es una premisa de todo ser humano el adecuar normas y reglas para una mejor convivencia entre pares. Así, bajo esa filosofía de vida, el Gobierno que encabeza justamente Arturo Núñez Jiménez, se ha comprometido a adoptar todas y cada una de las medidas inherentes a la aplicación pronta y expedita. El Nuevo esquema planteado mediante el Sistema Penal Acusatorio y Oral, sin temor a equivocación, exige que, los elementos de las corporaciones policiacas en toda la entidad (léase estatales y municipales) tendrán que capacitarse, adiestrarse y sobretodo conocer la nueva legislación en la materia. Ello, desde luego, nos obliga a reconocer el llamado o, mejor dicho el exhorto del Secretario de Seguridad Pública, el General Audomaro Martínez Zapata que, se ha centrado en la enorme necesidad de poder ofrecer a la sociedad, elementos realmente capaces de afrontar situaciones sin incurrir en actos de injusticia. Lo anterior, es , parteaguas en la nueva forma de acceder a una policía digna, alejada de todo viso de plantones o marchas que en nada conducen a conseguir buenos resultados. Debe ser, en resumen, esa policía digna de todo crédito, a como lo merece el tabasqueño de a pié. . .

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