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La oveja negra de las energías limpias(tiempo estimado de lectura: 5 minutos) “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.Albert Einstein Jorge Quiroz Casanovajorgequirozcasanova@gmail.comJorge Quiroz Valiente917 106 7165Por asociación de ideas, lo primero que viene a la mente cuando se mencionan a las energías limpias son […]
6 de agosto de 2023

La oveja negra de las energías limpias
(tiempo estimado de lectura: 5 minutos)

“Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.
Albert Einstein

Jorge Quiroz Casanova
jorgequirozcasanova@gmail.com
Jorge Quiroz Valiente
917 106 7165
Por asociación de ideas, lo primero que viene a la mente cuando se mencionan a las energías limpias son el sol, el viento y posiblemente alguna otra como la hidráulica, la geotérmica o la biomasa. Con justa razón, estas fuentes de energía reciben mucha atención por ser apuestas muy prometedoras en lo que refiere al abastecimiento sostenible de energía para la sociedad. No obstante, dentro de las energías limpias hay una de la que se habla menos; una repleta de estigma y alrededor de la cual gira una densa neblina de tabú: la energía nuclear.

Su mala fama surge, primordialmente, de catástrofes nucleares resonadas como las de Chernóbil y Fukushima en los años de 1986 y 2011, respectivamente, donde se dejó ver el potencial de destrucción del mal manejo de estas plantas. Sin embargo, vale la pena entender el funcionamiento de las centrales y los reactores nucleares para ver los límites de los prejuicios alrededor de esta fuente de energía, sobre todo con una perspectiva más actualizada. De igual manera, sorprende ver la vigencia del debate sobre el uso de la energía nuclear alrededor del mundo, pues es un tema internacional que una vez más salió a relucir con la pandemia del COVID-19 y, sorprendentemente, con la guerra de Rusia y Ucrania.

Primero lo primero, el descubrimiento de la energía nuclear viene de la “revolución del átomo”, un período científico muy proliferativo de la primera mitad del siglo XX. Entre tantos descubrimientos, se observa por primera vez el proceso de fisión nuclear, que consiste en la separación de un núcleo atómico en dos o más, cosa que paralelamente libera energía… y mucha. Esta información en un principio se aprovechó para la fabricación de las infames bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, pero en la segunda mitad del siglo se observa que también puede emplearse para generar energía eléctrica.

Las plantas de energía nuclear cuentan con reactores nucleares, que son espacios controlados donde se llevan a cabo las reacciones de fisión, generalmente del uranio-235. Esta reacción libera calor, el cual evapora el agua y hace girar una turbina. De hecho, es exactamente el mismo mecanismo de producción de energía eléctrica que utilizan las plantas de combustibles fósiles.

Como fue dicho, existe una fuerte controversia alrededor de las centrales nucleares debido al impacto social, económico y ambiental que han tenido accidentes protagonizados por ellas. De acuerdo con la OIEA, hasta finales de 2021 existían 437 reactores nucleares entre los 32 países que utilizan esta fuente de energía. Si bien ha habido esfuerzos internacionales por desprenderse de la energía atómica, la pandemia del coronavirus fue un panorama en el que relució la energía nucleoeléctrica por la gran flexibilidad de sus plantas. Esto le ha valido cierta popularidad, y es que es un hecho que, con todo y la significativa inversión inicial y con su delicadeza, una central nuclear bien administrada y con suficiente mantenimiento es una fuente sumamente efectiva y rentable de energía.

Otro gran golpe a favor de estas plantas vino con el conflicto Ucrania-Rusia. Europa padecía una fuerte dependencia en combustibles fósiles hacia la nación rusa. Por tanto, con el bloqueo económico efectuado por occidente, el cual restringía la compra de petróleo, gas y carbón, los países europeos tuvieron suplir su demanda energética con otros medios, y la energía nuclear ha sido un acierto. En 2023, Alemania, una cara importante de la iniciativa antinuclear, ha culminado con el cierre de sus últimas centrales atómicas trabajando, y está sufriendo una fuerte inseguridad energética al no contar con el respaldo de Rusia.

Hoy en día, se le encuentran dos grandes objeciones a la energía nuclear. En primer lugar, la seguridad de sus instalaciones y el riesgo que pueden implicarle a un país. Como contestación a esto, la tecnología de respuesta a emergencias en los reactores nucleares ha dado grandes avances desde las catástrofes del pasado, sobre todo en materia de barras de control. Y en segundo lugar, tratar los residuos radioactivos no es tarea sencilla, pues emiten dosis peligrosas de radiación para el ambiente y las personas por más de 10,000 años. La solución a esta es más complicada.

Ya para cerrar, resta poner en perspectiva el riesgo de la energía nuclear comparado con otras fuentes de energía vistas con más normalidad. Según Our World Data, el carbón marrón produce 33.72 muertes por cada TWh, el petróleo 18.43 y el gas 2.8. ¿La energía nuclear? 0.074 muertes por TWh. Mucha más gente se ve afectada por trabajar en las plantas de combustibles fósiles, sin contar el daño no mencionado a la salud y medio ambiente ocasionado por las emisiones de sustancias tóxicas y gases de efecto invernadero. Es comprensible el miedo hacia la energía nuclear, sin embargo, tiene ventajas tan grandes como ser una energía muy limpia y segura con las medidas correctas. Antes de adoptar una opinión sobre ella, hay que ver todo el panorama y no sesgarse solamente con los hechos más amarillistas y alarmistas.

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