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En términos objetivos, somos subjetivos (tiempo estimado de lectura: 5 minutos) “Vemos las cosas no como son, sino como nosotros somos”.Henry Major Tomlinson Jorge Quiroz Casanovajorgequirozcasanova@gmail.comJorge Quiroz Valiente917 106 7165Todo evento se comprende a través de una relación objeto-sujeto. Es decir, hay algo que ocurre y alguien que lo percibe; un estímulo y una respuesta. […]
24 de septiembre de 2023

En términos objetivos, somos subjetivos (tiempo estimado de lectura: 5 minutos)

“Vemos las cosas no como son, sino como nosotros somos”.
Henry Major Tomlinson

Jorge Quiroz Casanova
jorgequirozcasanova@gmail.com
Jorge Quiroz Valiente
917 106 7165
Todo evento se comprende a través de una relación objeto-sujeto. Es decir, hay algo que ocurre y alguien que lo percibe; un estímulo y una respuesta. No es más complejo que eso. En la tarea de crear conocimiento, hay gente autoproclamada “objetiva” que prioriza a la descripción de los hechos o de la verdad absoluta, mientras hay una contraparte “subjetiva” que cree que el conocimiento no existe suelto, sino que por necesidad viene de una interpretación de esa información en la naturaleza. Por ejemplo, una persona que cree que la homeopatía es efectiva puede estar más dispuesta a creer los testimonios de personas que han tenido resultados positivos ¿Quién tiene razón? Pues como en tantas cosas: depende… y por tanto es una pregunta inútil. Antes que nada, la pregunta debería ser: ¿la objetividad es alcanzable?

Esto puede ser tema aparte, pero hablando de subjetividad, hay teorías que la llevan al extremo. Hay quienes dicen que todos vemos distintos colores, y que cuando decimos que algo es nuestro rojo, quizás para la otra persona es nuestro azul. Sin embargo, les llamamos del mismo modo. Esa puede ser una explicación de los colores preferidos de las personas; es posible que a todos nos guste el mismo color, solamente que lo veamos en distintos lugares. Esto se debe a la limitación de nuestro lenguaje para transmitir información de conceptos tan abstractos como los sensoriales.

Cada persona es víctima de sus circunstancias y concibe al mundo de acuerdo con ellas. Cuando se tratan eventos históricos, los diferentes criterios pueden crear discusiones más comprometedoras que la simple preferencia por un color o un sabor. Cualquier conflicto político, interno o externo, se vuelve un potencial motivo de lucha. Por ejemplo, en México, hay quienes opinan que la dictadura de 34 años de Porfirio Díaz fue un período de bonanza económica y progreso, mientras que cualquier persona que evalúe el bienestar social se ofendería terriblemente ante esa creencia, pues la explotación de las clases trabajadoras y la represión indígena no se pueden ignorar. De nuevo, ¿quién tiene razón? Ahí se vuelve complicado, y entre más claro creemos tenerlo, menos información tenemos. Si nos damos la oportunidad de abordar los hechos desde otra perspectiva, adquieren otro significado.

Se está hablando de un mismo hecho y, sin embargo, hay dos posturas antagónicas a muerte. ¿Será que la objetividad existe? Quizás lo objetivo es hablar exclusivamente de lo que se ve, solamente de lo palpable. Sin embargo, quien registre eso, trae inherentemente los sesgos de su realidad. Pueda ser el caso de que se fije en las cosas que le llamen la atención, las que considera más valiosas o que solape lo irrelevante.

Todo eso ya es subjetivo. Sarah Romero hace una nota de divulgación donde narra las
conclusiones a las que llegó un experimento liderado por Stefano Palminteri, donde se ponían a prueba los prejuicios y la objetividad de las personas. Tras hablar de los resultados, se menciona: «Esto determina, según los expertos, que los humanos contamos con una extraordinaria capacidad para ignorar hechos que no se corresponden con nuestros prejuicios» (Romero, 2017, p. 5). Es decir, que la objetividad es, en la práctica, irreal. Sin importar cuánta evidencia esté en contra, las preconcepciones ganan.

Hay otras propuestas que dicen más o menos lo mismo, aunque concluyendo que la objetividad sí es posible, solo que extremadamente complicada de alcanzar. Podría ser que este reto por obtenerla implique un exhaustivo proceso de introspección. De cualquier modo, sigue siendo mera teoría. Ya en el mundo aplicado, los humanos somos seres subjetivos. No refiriéndose a cierta naturaleza del hombreo algo místico, más bien hablando con silogismos: si nuestros sentidos son solo representativos de nuestra experiencia, y nuestro conocimiento lo obtenemos de nuestros sentidos, entonces nuestro conocimiento está condicionado por nuestra experiencia.

Con este análisis no se está concluyendo que la verdad no existe o que no vale la pena buscar la aproximación a la objetividad. Al contrario, el esfuerzo por ser objetivos debe ser mucho mayor al partir de la premisa de que nuestro cauce natural es la subjetividad y que esta puede ocasionar disputas. Si de manera general se hiciese el sacrificio por despojarse de los sesgos y prejuicios, se podrían abordar problemáticas con mayor eficiencia. Quedarse con que la verdad no existe o llevar al extremo la “relatividad” es adoptar un papel pasivo ante las situaciones; es no querer ensuciarse las manos. Vale la pena tomar una postura, con una mentalidad abierta y procurando que sea la más completa e integral posible. Y, sobre todo, hay que dejar de confiarnos de que somos objetivos… puede ser, pero si nos equivocamos, caemos en ser obstinados.

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