El año más frío del resto de la historia
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“El mundo no va a sobrevivir mucho más tiempo como cautivo de la humanidad”.
Daniel Quinn
Jorge Quiroz Casanova
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Jorge Quiroz Valiente
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El Ártico juega un papel importante en el “cambio climático”, ya que es un sumidero de gases de efecto invernadero. La rápida disminución del hielo marino del verano en el Ártico es una fuerte señal del ritmo del cambio climático global. El hielo y el permafrost del Ártico (permafrost es el término utilizado para describir el suelo que permanece a 0 °C o menos durante todo el año durante al menos dos años consecutivos), almacenan grandes cantidades de carbono y metano, dos gases potentes en el efecto invernadero.
El hielo refleja la luz solar de vuelta al espacio, lo que ayuda a mantener el planeta fresco. A medida que el hielo se derrite, expone agua oscura que absorbe más luz solar, evento que causa el calentamiento del Ártico. Esto, a su vez, acelera el derretimiento del hielo, lo que crea un círculo vicioso. El permafrost se encuentra comúnmente en las regiones árticas.
Ocupa aproximadamente el 24% de la superficie terrestre expuesta en el hemisferio norte. Normalmente, el suelo congelado se divide en tres capas, incluida una capa activa, una capa transitoria y permafrost. La capa activa se encuentra en la superficie superior del permafrost (por encima de la capa de permafrost) y está expuesta a la atmósfera. Esta capa es en su mayoría suelo delgado y muy sensible a la variación estacional de temperatura que se derrite cada temporada de verano y se congela cada invierno. Generalmente, el espesor de la capa activa varía desde 10 cm hasta varios metros.
En las regiones del norte, permafrost es un sumidero de carbono al contener grandes cantidades de biomasa y biomasa descompuesta. También actúa como revestimiento de vertederos, que son sitios donde se entierran los residuos de manera que no contaminen ningún medio (agua, aire, tierra); el manejo de residuos sólidos preferido es en lugares remotos y fríos. En estas condiciones, no obstante, la basura no se descompondrá tanto como lo hace en contacto con el medioambiente cuando el objetivo es que se convierta en compost. Sin embargo, este revestimiento de permafrost y las áreas de permafrost adyacentes al vertedero eventualmente se descongelarán debido al aumento de temperatura dentro del vertedero.
El permafrost contiene grandes cantidades de metano, un gas de efecto invernadero que es 25 veces más potente que el dióxido de carbono. A medida que el permafrost se derrite, libera metano a la atmósfera, lo que contribuye al calentamiento global. Es un ciclo de retroalimentación positiva.
El Ártico se está calentando a un ritmo dos veces más rápido que el resto del planeta. Esto se debe a las emisiones de metano y dióxido de carbono, la pérdida de hielo marino y el aumento de la radiación solar. Además, el aumento de la temperatura en los vertederos es la causa principal de la producción continua de gas. Los gases de vertedero que ingresan a la atmósfera son una de las causas más importantes de las altas concentraciones de gases de efecto invernadero en el aire.
Por otra parte, el cambio climático en el Ártico tiene un impacto significativo en el planeta. El derretimiento del hielo marino está abriendo nuevas rutas de navegación, lo que podría aumentar el tráfico marítimo y la contaminación. El cambio climático también está afectando a la vida silvestre del Ártico, ya que muchos animales están perdiendo su hábitat.
El Ártico es un sumidero de gases de efecto invernadero, pero también es un sistema complejo que es vulnerable al cambio climático. Es importante tomar medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y proteger el Ártico.
Algunas maneras en que podemos ayudar a proteger el Ártico son: reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, apoyar las energías renovables, proteger los bosques, reciclar y compostar. Cada pequeño cambio puede ayudar a proteger el Ártico y el planeta.
Ahora bien, es cierto que estas acciones sumadas son significativas, pero no hay que perder de vista la contaminación por grandes empresas e industrias. Parte de la participación ciudadana es abogar por que también ellas hagan lo que les corresponde: desde adoptar mejores prácticas ambientales, incluso si les implica menores ganancias, hasta efectuar cambios radicales en sus modelos de negocio. Sería ya el colmo que personajes tan protagónicos del cambio climático no actúen en su mitigación. Sin intenciones de ser alarmistas… este cambio debe empezar ya, mientras es reversible.