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¿Cuánta agua toca por cabeza? (tiempo estimado de lectura: 5 minutos) “Miles de personas han sobrevivido sin amor, ninguna sin agua”.W. H. Auden Jorge Quiroz Casanovajorgequirozcasanova@gmail.comJorge Quiroz Valiente917 106 7165El agua es un recurso esencial para la vida, pero es también un recurso limitado. El consumo per cápita de agua es la cantidad de agua […]
20 de agosto de 2023

¿Cuánta agua toca por cabeza? (tiempo estimado de lectura: 5 minutos)

“Miles de personas han sobrevivido sin amor, ninguna sin agua”.
W. H. Auden

Jorge Quiroz Casanova
jorgequirozcasanova@gmail.com
Jorge Quiroz Valiente
917 106 7165
El agua es un recurso esencial para la vida, pero es también un recurso limitado. El consumo per cápita de agua es la cantidad de agua que utiliza una persona en un día, varía en todo el mundo, dependiendo de la disponibilidad de agua, el clima, el nivel de desarrollo económico y los hábitos de consumo. La falta de agua afecta a cuatro de cada diez personas en el mundo.

El consumo per cápita de agua en el mundo es de unos 100 litros por día. Sin embargo, hay una gran variación en el consumo entre países. Los países que menos consumen agua son los que tienen menos agua disponible, como Kuwait (22 litros al día) Qatar (36 litros al día) y Arabia Saudita (40 litros al día). Estos países tienen un clima muy seco y una población relativamente grande, lo que significa que tienen que ser muy cuidadosos con el agua que utilizan. Los países que más consumen agua son los que tienen un clima más húmedo y una población relativa al territorio más pequeña, como Estados Unidos (300 litros al día), Canadá (280 litros al día) y Australia (250 litros al día). Estos países, en cambio, tienen más agua disponible, por lo que pueden utilizarla más libremente. En cuanto a México, su consumo por persona ronda los 336 litros por día, según datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). De manera general, en México está creciendo el consumo de agua, principalmente debido al aumento de la población, al crecimiento económico y a los cambios en los hábitos de consumo.

El consumo per cápita de agua en los países desarrollados es, con diferencia, mayor que en los países en desarrollo. Esto se explica por la mayor disponibilidad de comodidades y servicios demandantes de agua para los habitantes de los países desarrollados. Por ejemplo, son más propensos a tener un baño con agua caliente, una lavadora y una secadora.

Por motivos similares a los de México, el consumo per cápita de agua está aumentando en todo el mundo. Esta demanda creciente está poniendo presión sobre los recursos hídricos del mundo, y está llevando a la escasez de agua en algunas de sus regiones.

Hay varias cosas que se pueden hacer para reducir el consumo per cápita de agua. Estas medidas incluyen: utilizar menos agua en el hogar, como ducharse durante menos tiempo, cerrar el grifo cuando se cepilla los dientes o se lava las manos, y reparar cualquier fuga de agua. Consejos que se han dado siempre. De igual modo, es posible utilizar productos que ahorran agua, como electrodomésticos con clasificación de eficiencia energética, grifos con aireadores y cabezales de regadera de bajo caudal. Otras opciones son reutilizar el agua, por ejemplo, para regar las plantas o lavar el coche.

Cada vez es más importante estar conscientes del impacto de los hábitos de consumo en el agua. Según INEGI En México, 76 % del agua se utiliza en la agricultura y ganadería; 14 %, en el abastecimiento público; 5 %, en las termoeléctricas y 5 %, en la industria. La agricultura y ganadería son los sectores que más agua utilizan y los que más la desperdician. Según la Conagua, 57% del total utilizado, se desperdicia principalmente por infraestructuras de riego ineficiente que se encuentra en mal estado, es obsoleta o tiene fugas.

Salta a la vista la cantidad de agua que se dedica al desperdicio. Es una cantidad desorbitante la que se dedica a las actividades agrícolas para que, encima, sea un despropósito. Conociendo estos porcentajes de repartición de agua en el país, es inevitable preguntar: ¿por qué se nos exige como ciudadanos manejar el agua con tanta cautela y a la industria agrícola no? Y la pregunta es más que pertinente. Ocurre más seguido de lo que debería que las empresas buscan responsabilizar al ciudadano común de las crisis ambientales, focalizando su atención en sus propios hábitos, proporcionándole nada más “parte” de la información. De esta manera, pasan más desapercibidas sus malas prácticas, como falta de mantenimiento o la irresponsabilidad en el manejo de recursos. Algo muy parecido sucede con la famosa “huella de carbono”, que hace pensar a la persona promedio que es responsable del calentamiento global. En proporción, el aporte de carbono de los habitantes es mínimo en comparación con industrias abusivas que evaden sus responsabilidades ambientales gracias un perfecto balance entre corrupción y manipulación de datos.

Una cosa no quita a la otra: debemos hacer lo posible por optimizar nuestros recursos. Que el aporte individual al problema sea pequeño no lo hace insignificante, sobre todo pensando en el impacto que tienen acciones modestas cuando son repetidas por muchas personas y por mucho tiempo. Reducir el consumo per cápita de agua es, desde luego, necesario y valioso, pero también lo es exigir que se cumplan las leyes de protección del medio ambiente y de manejo efectivo de los recursos naturales. Esto último no hay que perderlo de vista.

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